El proceso de matriculación, que se suponía fácil, se convirtió en una carrera de obstáculos debido a mi torpeza.
Finalmente, en una semana, que incluyó dos visitas a la Agencia Tributaria y otras dos a la Dirección General de Tráfico, conseguí por fin el ansiado permiso de circulación.
Fui a una gestoría cercana, entregué el permiso y mi DNI y en pocos minutos tenía las matrículas en mis manos.
Lo primero que hice tras ponerlas en el coche fue llevarlo a una gasolinera cercana para darle su primer baño en varias semanas.
Con la luz del día y recién lavado, pude confirmar que el coche estaba como nuevo, impecable, vamos. El cuentakilómetros marcaba 14.300 km.
Le di una breve primera vuelta, durante la cual hice estas primeras fotos:
Aunque se me había pasado por la cabeza la idea de pintar las llantas negras, viéndolas en persona, creo que encajan perfectamente en el conjunto e incluso le dan más personalidad al coche.