Buenas a todos! He necesitado unos días para que los recuerdos y emociones reposaran, y ahora, 1 bus, 1 vuelo y 1 tren de por medio para volver tras la Canonball a la “normalidad”, aquí va mi crónica de la Cannonball 700. Cogeos una cocacola o un vinito, que yo cuando me arranco a contar una historia, suelo enrollarme pero bien...
En mi caso, la historia que os cuento comienza con drama dos semanas antes del dia C (C de Canonball), ya que estuve muy muy cerca de no asistir a la ruta. Un inoportuno incidente mandó a mi Mazda al taller el día antes de que mi señora y yo cogiéramos 2 vuelos hacia Inglaterra, donde la llevaban a ella asuntos laborales durante varias semanas y donde yo la acompañaba en la aventura; desde la pérfida Albion os escribo ahora mismo. Todo ocurre 26 de mayo, y tenía serias dudas de que el coche fuera a estar a tiempo… y aunque el coche fuera reparado a tiempo, la logística haría que el primer viaje después de recoger el coche fuera el de aproximación a la ruta… por tanto, cualquier retraso en la llegada de piezas o defecto no reparado significaría el final de mi participación en la Canonball incluso antes de empezar... que cague.
Por una parte mi lado racional fue poniendo al corriente de la situación al presi (por razones obvias) y a Dalmarcegui (al ser mi compañero de habitación), quienes me insistieron en que era todavía pronto para abandonar; desde aquí agradezco la comprensión y el ánimo recibido por parte de ambos, en una situación en la que llevaba una tremenda bajona encima. En cambio, mi parte analítica asumió de inmediato la situación, y mientras esperaba a la grúa ya estaba buscando por internet piezas de recambio para intentar aprovechar todas y cada una de las posibilidades que tuviera de asistir…
Pasan los dias y yo cada mañana cambiaba de idea: un día lo veía todo muy negro y estaba seguro de que lo mejor era no arriesgar, cancelar la habitación del hotel y dar por perdidos los vuelos y centrarme en ayudar a mi señora por aquí, autoconvenciéndome que era lo correcto al estar ella embarazada de casi 6 meses; y a la mañana siguiente amanecía con la idea completamente opuesta, diciéndome “joder, es una cannonball, no se va a repetir hasta anda a saber cuando y cuando salga el bebé seguro que tienes muchas menos opciones. Tienes que aprovechar ahora”.
Total, entre que pasan las semanas, las noticias del taller son positivas, y según comunican, el coche está listo para recoger… ganó la parte positiva. Mochila ligera, viaje a Barcelona, y ave a Zaragoza en día C-2 , todo el día viajando y llegada a casa a las mil. A dormir, que el viernes será duro… ya que volvía a casa tenía que atender asuntos importantes en el trabajo que había ido dejando, y no iba a ser tan afortunado como otros compañeros para tener el día libre… con lo que llegaría al punto de inicio tarde y cansado. La única incertidumbre ya se había desvelado, que era el lugar de inicio, como ya han descrito otros compañeros hubo algunas pistas pero yo personalmente, estaba solo preocupado de lo que me iba a encontrar en el taller al recoger el coche.
¿Qué me encontré? El mx5 aparentemente reparado, faltaba pocas horas para desvelar si estaba todo correcto… así que después de salir el día C-1 del trabajo sobre las 16.40 aprox, rellenar depósito, poner la ruta Zaragoza – San Juan de Luz en Kurviger en la opción 3/5 en cuanto a curvas, se inicia el viaje… que maravilla, en cuanto se entra en Navarra la carretera es una sucesión de curvas sin final, el coche comportándose de maravilla, yo con un mono de curvas increíble, un paisaje verde, temperatura perfecta para rutear… la verdad esa aproximación la tengo todavía en la memoria como una de las mejores rutas que he hecho, mitad por el disfrute y mitad por el alivio. Teníamos coche para la Canonball!
Llego al hotel ya tarde, el último, y me dirijo al restaurante a cenar, con dudas de si me servirían ya o no (9 de la noche, estamos fuera del horario francés…). Parece que si que habrá cena para mi, y tras pedir una hamburguesa la sirven muy rápidamente… quejas y alaridos de un señor al final de la mesa me hacen darme cuenta de la razón de la rapidez… aparentemente me estaba comiendo la cena de Miguelvet! Solo le robé un par de patatas, y tras protestar un poco y soltar alaridos en francés (algo de homoex... nosequé) me porté bien y recuperó la hamburguesa. Cena en buena compañía, risas y algunos nervios de asistentes, yo estaba tranquilo porque tenía la sensación de que el mayor obstáculo ya estaba superado, ahora solo quedaba disfrutar. A instalar los vinilos con el consejo bricomaniaco de Lorena de usar quick detail para que quedara perfecto, sin burbujas (fail, a la mañana siguiente quedó claro que había sido una cagada, pero no te guardo rencor, compi de NC
)
Al dia siguiente amanece, estaba reventado pero me desperté a las 5 como un clavo, sin necesidad de despertador. La edad, que a una cierta hora X los ojos se abren solos... la verdad estaba tan cansado que habría dormido muchas más horas, pero no hemos ido a dormir, así que a darle caña al asunto. Salida hacia lugar de la foto inicial en la playa, y puesta en marcha. En las primeras curvas nos quedamos un poco rezagados Angel y servidor, Juan Alles se pierde, y el grupo principal se mete en carreteras cerradas que no llevan a ninguna parte… vaya inicio, y no habíamos hecho ni 15 km. Yo me dediqué a seguir a Ángel que llevaba ventaja, hasta que me dejó pasar, y tomé el liderazgo temporal de la Cannonball, hasta la 1ª parada.
Las primeras curvas y el puerto cercanos a la frontera (Puerto de Izpegui según Google) los disfruté un montón, el sol no pegaba, no había tráfico de coches ni ciclistas, era entorno a las 7 de la mañana, una gozada rutear. Incluso como iba destacado tuve tiempo de parar a echar varias fotos, no pude desaprovechar las “golden hours”, esas horas de amanecer donde la luz es perfecta y incluso un fotógrafo principiante como yo sacó, con mi móvil patata, auténticos fotones. Luego los adjuntaré.
Se hace la 1ª parada, proseguimos y aquí dada la cercanía a Oloron, estuve tentado de salir del grupo para acercarme a la fábrica de Chocolates Lindt. En casa subimos a comprar chocolate allí una vez al año como mínimo, ya que somos muy chocolateros y el precio es menos de la mitad que en el supermercado… pero al comentarlo con los compañeros descarté ya que muy probablemente el chocolate habría llegado derretido… tenían razón, lo suyo dejarlo para ir en otra ocasión con el coche “familiar”. Así pues, continuamos con el rutómetro, la gente en las paradas está atenta y hay ansia por ir delante en el grupo para cazar a la liebre Zeus, se nota que hay ganas…
Se suceden los km, el pirineo central francés es zona conocida para mi por la proximidad con la frontera aragonesa, así que reconozco varias carreteras por las que ya he rodado, me siento “en casa”. Conforme nos acercamos a los grandes puertos aumenta la afluencia de ciclistas, es una semana antes de la famosa cicloturista Quebrantahuesos, y se nota que la gente está entrenando. Y llegamos al primer puertaco: Aubisque. Y hago un viaje mental en el tiempo, me veo hace una década, ahí mismo, pero en vez de encima del roadster, encima de la bici. Eso es, cuando era más joven, más delgado y estaba más fuerte nos fuimos los colegas con nuestra BTT, a hacer puertos del Tour. Fue una experiencia grandiosa, igual que lo ha sido esta Cannonball, y me hizo mucha ilusión y muy feliz ir recordando anécdotas de aquel viaje, me acordaba como si fuera anteayer… el paisaje es increíble, alta montaña, llevamos ya varias horas conduciendo y el sol aprieta, así que en la cima de Aubisque Jorvet hace una parada técnica para refrescase que le estaba dando un parraque. Yo iba más despelotado y ya estaba sufriendo, así que no me quiero imaginar él… una de las lecciones que he aprendido es que para intentar acabar bien este tipo de ruta, la hidratación es fundamental, yo pequé de beber poco y los últimos km se me hicieron largos precisamente por eso. Lo que habría dado por haber sido previsor y haber llevado una neverita bien aislada con cocacolas…
Tras subida a Aubisque llega la bajada, y tomamos la carretera de empalme hacia Tourmalet. Un camión va ralentizando la marcha, pero no hay forma posible de adelantarlo ni nosotros ni la veintena de coches que van en medio, así que nos resignamos a seguir hasta que el camión finalmente se aparta y deja via libre. Comienza la ascensión, y hago el segundo viaje mental cambiando el coche por la bici, ya que también subí Tourmalet, además por la misma vertiente que subimos nosotros. En aquel entonces nos esperaba en la cima un amable burrito con el que tengo varias fotos, aquí ni tiempo de fotos ni nada, hemos venido a hacer km así que no hay descanso, tal cual se corona se sigue la marcha montaña abajo. Mucho ciclista como es de esperar, pero suele haber bastante precaución y respeto mutuo, sin problema.
Continuamos la ruta y se suceden los puertos. En una salida consigo ponerme el tercero, tras la liebre Zeus y Alejandro en el Spider… en el Portillon me lo pase COMO UN ENANO, con mayúsculas. El mx5 era un pequeño titan, en la bajada pegado como una lapa a semejantes máquinas. Que maravilla! Pasamos por Baqueira y empieza la subida a la Bonaigua… y hasta luego. El mx5 a pesar de comportarse como un campeón e ir pie a tabla no aguanta el ritmo de subida, le faltan CV, y la bajada estaba muy delicada como para intentar recuperar, mucha tierra suelta y gravilla. Por el camino nos cruzamos con otro grupo de petrolheads pero con los bolsillos mucho más profundos: 911GT3, mercedes AMG GTR, nissan GTR que iban en sentido contrario.
Tras esto parada en Sort, empieza la lluvia, y nos toca un tramo bastante lento ya que delante iban unos clásicos ralentizándonos bastante. Creo que todos hubiéramos agradecido que se apartasen porque aunque no se podía ir mucho más rápido por lluvia intensa, yo al menos estaba quedándome amuermado. Llevaríamos ya tranquilamente 8 o 9h de conducción… cuando por fin se apartan llegó otra zona muy muy disfrutona: asfalto mojado, olor a tierra mojada, el sol no aprieta tanto… y el ritmo sube sube y sube, era lo que todos necesitábamos para desperezarnos después de casi 1h detrás de los clásicos: RITMO RITMO y MAS RITMO. Fue casi 1h o 1.30h de puro placer, donde las ganas de echar curvas ganaron al cansancio y estrés acumulado de días anteriores + el generado durante tantas horas de conducción, que personalmente disfruté un montón hasta que hice aquaplaning o algo pasó y el coche se fué completamente en una curva, bendito ESP. A posteriori he investigado y es que las gomas que llevo son una mierda en mojado 4/10 en las reviews... fail. Tras eso, me lo tomé bastante más tranquilo, paré 5 minutos a recuperar, y a seguir hasta el final, solo quedaba 1h para llegar.
Y llegamos finalmente a destino: Coillure, donde Jorvet se empeñó en grabarle el pito a Angel mientras este se aliviaba, y echamos la foto de grupo para conmemorar la hazaña. Llegué el último, reventado, deshidratado, pero feliz.
Resumen de la Canonball 700: Sublime, irrepetible, acojonante, dura de cojones, sobran adjetivos. No se parece en nada a lo que he hecho por dureza, atención requerida, ni por extensión. Si la ruta hubiera sido de 1000km no hubiera podido acabarla, pero 700km son asequibles para cualquier socio del club que tenga una mínima experiencia. Evidentemente si vas sin estrés, descansado de dias anteirores, te pillas vacaciones para hacer la aproximación tranquilamente y no tienes que asistir desde otro pais seguramente la hubiera disfrutado todavía más. Ha sido memorable, y solo queda agradecer nuevamente a liebre Zeus el cariño y esfuerzo en la organización, así como el resto de asistentes que han hecho de la experiencia lo que ha sido.
A los que os habéis quedado fuera por cualquier causa: os vais a arrepentir, no sabéis lo que os habéis perdido, no seáis tontos y apuntaros a la próxima! La vida son 2 días, ya hemos gastado uno, y hay que disfrutar de esta afición joder, antes de que el paso del tiempo, nuestros gobiernos (independientemente del color), y el precio de la gasolina nos impidan o nos pongan más difícil salir a echar curvas!
PD. Las fotos las intento poner en un ratito