El tema de las drogas y la pérdida de capacidades (físicas, intelectuales, emocionales, por hacer una división típica de las mismas) debidas a su consumo... Pues depende de muchas cosas, como es obvio. No voy a entrar en el cuánto se pierde, pero el cómo sí que es distinto dependiendo de las sustancias.
Resumidísimamente, y sin tener en cuenta las interacciones que hay entre unas drogas y otros (como, por ejemplo, en el típico patrón de consumo coca + alcohol), los estimulantes como la cocaína o las anfetas llevan a esa pérdida de determinadas capacidades por el mecanismo de "quemarlas" diciéndolo un poco a lo basto, a base de llevarlas más allá del límite "normal", y porque interfieren muy directamente con los mecanismos que el cuerpo tiene para recuperarse y descansar (hasta que acaban con ellos). Son drogas cuyo síndrome de abstinencia es básicamente psicológico, pero a nivel fisiológico (incluyendo obviamente al sistema nervioso aquí) van quemando al cuerpo más y más. Si esa "quema" opera en conexiones neuronales o nerviosas... Resumidamente: agotan al cuerpo (entiéndase cuerpo como un todo, es decir, capacidades físicas, intelectuales, emocionales...).
Los depresores como la heroína o el alcohol, aparte de su función depresora inherente, tienen muchísima potencia para operar cambios fisiológicos irreversibles a nivel estructural (excepto quizá los tranquilizantes/somníferos, que por sí solos no han afectado a las capacidades, lo que se ve una vez desaparecen sus efectos depresores, pero sí que multiplican los problemas cuando se los combina con alcohol, muy típico por otro lado).
Los alucinógenos (que en ocasiones se ven como un tipo de estimulantes), es decir, las drogas que afectan a la percepción/nivel de conciencia, como el pegamento, el LSD o el MDMA, afectan directamente a capacidades intelectuales básicas como los sentidos (de ahí los "viajes") o la rapidez de respuesta, por decir dos, de manera que primero "crean" un nuevo mundo al consumidor cuando los consume, y después van poco a poco "estrechando" el "túnel de conciencia" (a base, entre otras cosas, de disminuir esa velocidad de respuesta a que aludía), hasta que no se es capaz de "volver del viaje", o al menos, no del todo. El que se ha metido mucho de esto se vuelve "tonto", "lento".
La marihuana tiene un poco todo tipo de efectos, sobre todo depresores y alucinógenos. En todo caso, son efectos "suaves" en comparación al de otras sustancias, es decir, no tienen nada que ver en intensidad a corto, medio y largo plazo con los que puede provocar el consumo elevado de cubalibres hablando de deprimir el SNC o el de misubisis hablando de efectos alucinógenos. Su potencial adictivo es muy bajo, y el síndrome de abstinencia casi inexistente (salvo que se fume con tabaco, claro).
Hablando del potencial adictivo que tiene la sustancia, éste es muy importante, obviamente. Empezando por la que más tiene (la nicotina) y llegando a un alucinógeno como el LSD o algunas sustancias de los nativos de Sudamérica, que, en estado puro, tienen un poder adictivo muy bajo. La forma de consumo, por otra parte, también afecta a ese potencial (en general, una sustancia inhalada tiene más, vía oral menos). Es fácil ver que hay una relación directa entre potencial adictivo y consecuencias negativas a medio y largo plazo.
La tolerancia a la sustancia también es muy importante en la ecuación, presentando esa misma relación directa con las consecuencias negativas, y teniendo en cuenta que se desarrolla a la vez que la adicción, yendo de menos a más, e interactuando con ella. Por poner dos ejemplos de los extremos, la nicotina es la más adictiva de las drogas, pero la tolerancia inicial del organismo a la misma es casi nula. Todo fumador ha tenido que pasar unos días o semanas iniciales en los que le daba mucho asco el tema (pero el condicionante social era más fuerte). Algunos, pese a ese enorme potencial adictivo, no llegan a dar el paso de convertirse en fumadores, y lo dejan tras un par de "experimentos" por ese rechazo fisiológico. La cocaína es bastante menos adictiva, pero la tolerancia a la misma es muy alta. Pasa bastante que gente a la que suponíamos seria, templada o, por otro lado, ingenua, naturalmente alegre, o, por otro lado, sana, deportista, sin vicios, termina encocada con facilidad.
Lógicamente, el grado de adulteración de la sustancia tiene mucho que decir en todo lo anterior, y os podéis imaginar, con toda la razón, que hoy en día cualquier droga del mercado (legal o ilegal) es servida adulterada (de manera más o menos controlada científica/tecnológicamente) para incrementar ese potencial adictivo.
Finalmente, está el síndrome de abstinencia que tiene cada una, tanto la forma de sus efectos, como su potencia o "dureza".
En negrita, el resumen para vagos.