Bueno pues una estupenda conce, y contra las previsiones, con tiempazo. Muchas gracias Javier y Raúl por la organización, ha estado todo estupendo 👏👏👏
El viernes llegamos sobre las 18:45 al hotel, tras pasar de 28 a 15 grados al entrar en Cantabria, con una niebla total. A tiempo para check-in y sesión de spa previa a la cena. Las vistas desde la habitación prometían:
Nos retiramos de los primeros de la cena en el hotel, cansados tras el viaje. El resto seguía de tertulia, copas...
A las 9, todos los roadys ya listos, e incluso ansiosos, por rutear:
Primera parada en Peña Cabarga, la niebla lo envolvía todo:
Al rato despejó y pudimos hacer unas cuantas fotos chulas con el “mar de nubes”:
Pero la niebla volvió a hacer de las suyas...entre la imagen anterior y la siguiente, apenas unos minutos...
Un rato más tarde tuvimos parada en el Picón Blanco, donde disfrutamos de las vistas y algunos aprovecharon para tomar un piscolabis (no fue nuestro caso, que el desayuno había sido contundente):
La siguiente parada nos lleva al Portillo de Lunada, donde paramos en un mirador espectacular:
Las chicas posando encantadas:
Y los chicos, pues también:
De ruta:
Ya por la tarde, tuvimos otra parada tertulia en el “monumento a la vaca”, que no fotografié porque...el entorno merecía más la pena la verdad. Un par de imágenes de los compis de tertulia:
Que sí le hice foto a la vaca! Pero coincidiréis que el entorno merecía más la pena. Se gastaron la pasta en la carretera de acceso y para la pobre vaca no quedó presupuesto...
El cazador cazado:
Y por último, una imagen del NC de Jon ruteando ya a última hora por unos bosques preciosos:
Tras regresar al hotel, tuvimos la cena de grupo en otro establecimiento cercano, que como las demás transcurrió muy agradablemente. Y por nuestra parte pusimos punto final a nuestra participación, dado que el domingo tras despedirnos del grupo emprendimos rumbo a casa. Eso sí, aprovechando para rutear algo más hasta Burgos, donde conocimos otros dos puertos magníficos: el de La Braguía y el de Estacas de Trueba, este último nos encantó, no tiene mucho que envidiar al Portillo de Lunada y eso es mucho decir. Además lo hicimos entero sin tráfico ni bicis. Ya llegando a Burgos cogimos la A1 y para casa.
El coche llegó contento, pero puedo asegurar que más sucio de lo que ha estado en sus cuatro años de vida. ¡Qué cantidad de mosquitos y moñigas acumuladas!
De puro disfrute, eso sí.
Un abrazo a todos y hasta la próxima!