Una mujer rubia sentada en el asiento de copiloto.
Ella quería que le sacara unas fotos dentro del coche, al cual accedí, aunque, la verdad, estaba un poco desconcertado.
Fue en ese momento cuando me acordé de la advertencia de los dos talleres y me di cuenta que ambos habían acertado en sus pronósticos.
Una vez de vuelta en casa, consulté la factura del taller valenciano y allí estaba la advertencia en letra pequeña:
Para poder confirmar que no sea un incidente aislado, tendré que volver a la misma gasolinera mañana y quizá la semana que viene también.