Visto las pegas del vinilado- piel de naranja, gama limitada de colores y aun sabiendo que costaría más pintar el coche decidí, a la desesperada, hablar con mi taller de chapa.
Resultó ser una reunión de lo mas positiva, dado que me podía ofrecer cualquier color que quisiera y el presupuesto no distaba mucho que el coste del vinilado. Le mostré un par de azules de la paleta oficial de Porsche, con sus referencias correspondientes y me dijo, “sin problema”.
Así que, a principios de junio, dejé el Boxster en el taller y me fui de viaje, habiendo adquirido el compromiso de indicarle el color definitivo en cuanto pudiera.
Una vez comentado con mi hermano, decidí por uno de los colores. Se trataba del Aquablaumetallic, que sólo estuvo disponible entre los años 2009 a 2013.
Una semana más tarde, otra vez, junto con mi hermano, decidí que debería pintar las llantas también. En este caso, optamos por un dorado, pero muy discreto, el Weissgold y se lo dije al jefe del taller. Le parecía bien, pero indicó, con toda razón, que convendría pintar también las branquias y el anagrama en ese color.
Así que, el viernes pasado, pude ver por fin el “nuevo coche” y me quedé impactado por el color, destacando los destellos intensos de la capa metálica debajo del azul. Como casi todos los colores metalizados, la apariencia cambia bastante entre estar al sol o a la sombra.
El color de las llantas y branquias es muy contenido, dado que el Weissgold es un color mate.
Aquí tenéis una selección de fotos.