Epopeya- “Composición literaria en la que se cuentan las hazañas legendarias de personajes heroicos, que generalmente forman parte del origen de una estirpe o de un pueblo.”
Y para mí, esta Concentración número 100 del Club ha estado llena de hazañas.
En primer lugar, la de su autor y organizador, quien nos ha brindado una concentración planificada hasta el más mínimo detalle, con una mezcla perfecta entre carreteras, cultura y gastronomía, con un cumplimiento escrupuloso de los horarios planificados. Y para guinda, conseguir aparcamientos reservados en las plazas principales, tanto de Covarrubias como de Lerma.
En segundo lugar, los participantes, que nos ha tocado:
Rodar a través de tierras míticas, por infinitos paisajes castellanos, salpicados por pueblos y villas de enorme riqueza histórica, artística y patrimonial.
Conducir experimentando una climatología de extremos, donde hemos tenido agua, agua-nieve, nieve, frío y finalmente, sol y temperaturas cálidas.
Y sobrevivir a la rica gastronomía, tan variada como contundente. No había lugar para picnics en estas tierras y en esta época del año.
Y, como no, “aguantar” el cariño y la amistad de los amigos venidos de todas partes del país.
Allí va mi epopeya, desafortunadamente, no en verso:
VIERNESSaliendo después de comer, hice el viaje desde Madrid en compañía de Luis, recorriendo plácidamente los escasos 240 kilómetros que nos separaba de Burgos.
En el hotel, nos encontramos con Polivares, con el que dimos una vuelta por el centro de la ciudad para hacer tiempo antes de la cena.
Durante el paseo, nos encontramos, qué casualidad, con Fer58, quien estaba haciendo el mismo en compañía de sus familiares.
Fuimos directamente al restaurante (Casa Pancho) donde nos pusimos a esperar a los demás. Pedí una cerveza “de la tierra” y me trajeron ésta que, de alguna manera, está relacionada con la temática de nuestra Concentración. Hace referencia al famoso Cementerio de Sad Hill, que aparece en la película “El bueno, el malo y el feo” y que aún se conserva en optimo estado.
Llegaron el resto de los comensales en tromba, algunos quejándose del frio, que se les quitó rápidamente una vez que nos pusimos a probar una selección de las muy variadas y sabrosas tapas, algunos con nombres sugerentes- “Cojonudos” y “Cojonudas”. No, no había “Cojonudes”, je je je.
Una vez terminado, algunos de nosotros aceptamos el ofrecimiento por parte de Carlos de darnos un pequeño tour guiado por algunos rincones de la ciudad, bajo una fina lluvia.
A pesar de la insistencia de algunos de buscar un lugar para “tomar algo”, nos retiramos a nuestros aposentos uno poco pasada la medianoche.
SABADOEn compañía de Polivares y Luis, acudimos al lugar de encuentro, donde ya estaban casi todos los demás.
Después de saludar a los que habían llegado esa mañana, dimos la bienvenida “oficial” a Raul 53 y nos pusimos a escuchar el briefing por parte de Carlos:
Nos pusimos en marcha y después de no mucho tiempo, pudimos contemplar este espectacular paisaje:
A pesar del “peligroso” del tramo, llegamos sanos y salvos al bar de la parada técnica, donde repusimos fuerzas a base de cafés y otras bebidas.
Aquí están los roadsters listos para salir:
La siguiente parada fue en el Monasterio de San Pedro de Arlanza, donde tuvimos el lujo de una guía quien nos explico unas cuantas cosas sobre su origen e historia.
Luego, seguimos la visita por nuestra cuenta, recorriendo todos los recovecos de este asombroso y bien conservado lugar. Aquí, algunas fotos:
Llegamos puntualmente a la comida en Covarrubias, donde tuvimos, por arte de Carlos, un lugar privilegiado para estacionar nuestras monturas:
Luego de comer, bajo una incesante lluvia, nos dimos una vuelta por el pueblo antes de reemprender viaje hacia nuestro destino final.
Algunas imágenes en el camino, detrás del flamante Design Edition de Magín.
Llegamos a nuestro destino final del día, Lerma. Entrando en la ciudad detrás del Z3M de Toni Pep:
Nuestra cena fue en el Asador en la misma plaza de Lerma, donde disfrutamos de una contundente cena. Me hizo gracia el pan típico:
DOMINGODesde la ventana de mi habitación del hotel, pude ver como el día se había amanecido con sol, con lo que podríamos descapotar, por fin.
Nos reunimos puntualmente en la misma plaza a la hora convenida, para escuchar el briefing del día:
Nuestra primera parada fue para ver las ruinas del Monasterio de San Antón que, curiosamente atraviesan la carretera y donde sacamos unas fotos rápidamente dado que llegaban los roadsters del segundo grupo.
Aquí, Mamen, Marian y Carmen:
La parada técnica fue en el pueblo de Castrojeriz, donde tomamos un refrigerio.
En los alrededores de la iglesia, entablé conversación con un trio de peregrinos jóvenes venidos de Australia. Me contaron que hacían el Camino a pie y que después de 14 días les quedaban otros tantos por llegar a Santiago. Les deseé, como no, “buen camino”.
Una foto del lugar:
Nuestra siguiente parada fue en el pueblo de Sasamón, donde algunos de nosotros efectuamos una visita guiada a la interesante iglesia:
A la salida de iglesia:
Desde allí, “tomando las de Villadiego”, nos fuimos por unas carreteras llenas de curvas hasta Sotopalacios, lugar de la comida.
Allí, después de una comida repleta de risas y de historias, nos despedimos de todos los amigos, nuevos y no tan nuevos y remprendimos camino a casa.
Un finde lleno de buenas sensaciones y de experiencias inolvidables.
¡Muchas gracias, Carlos!