Etapa 4. Fotos, relatos e impresionesPor fin he recuperado mi Pc que ha estado tres semanas en el hospital tras estropearse un par de componentes importantes del mismo, uno de ellos la pantalla del monitor, y lo cierto es que iba siendo hora de recuperar el ritmo de este hilo que ha estado bastante parado desde hace muchos días ya.
Toca pues hablar algo de la cuarta etapa de la cual tengo únicamente 9 miserables fotos. Está claro que algo me ha sucedido en este Tour para que haya tenido semejante grado de vagancia con la cámara, pero me dejo de lamentaciones y vamos allá:
Empezamos situando la etapa con su mapa general. En realidad, los puntos de mayor interés de esta etapa se encontraban en la primera y última parte de su recorrido, en la primera porque discurría por el macizo de las Cévennes abordando en los primeros kilómetros la bonita subida a su montaña más emblemática: el Mont Aiguoal por su vertiente Norte, para hacer más tarde el divertido y largo tramo de descenso del macizo sigiendo la Corniche des Cévennes. Por su parte, los últimos kilómtetros de la etapa tenían el gran aliciente de la ruta del Mont Ventoux por ambas vertientes, finalizando la ruta en la aldea de Ste. Colombe en un hotel rural que casi es ya como nuestra casa por las veces que los Tours del club han pernoctado allí, este año además hasta teníamos una parte del parking reservada en exclusiva para nuestros roadsters por deferencia de su propietaria Johanna.
Habíamos pasado la noche en un viejo y elegante hotel con clase: el Château d’Ayres. Era la segunda vez que visitaba este hotel, la primera lo fue con los compañeros del Tour 2009 organizado a través del Bmwfaq cuando RSC aún no había sido fundado. El hotel reavivó los viejos recuerdos de 12 años atrás, y sirvió también de marco para tener también esta vez una estancia inolvidable por distintos motivos: por la compañía, por la cena en el jardin del hotel con velas y ambiente romántico –nunca mejor dicho-, y por las variadas anécdotas que en esta estancia surgieron. Tengo un par de fotos en la terraza-jardin del hotel hechas por la mañana cuando ya nos disponíamos a iniciar la ruta del día y ambas me gustan por el recuerdo y el ambiente de aquel momento cuando la ilusión por emprender una nueva etapa estaba bien presente en todos.
La foto siguiente nos transporta a 1.571 m de altitud en la mesa de orientación de la cima del Mont Aigoual. Estaba una bonita mañana de nubes y claros y el día prometía con pronóstico de buen tiempo a lo largo de toda la etapa.
Tengo especial predilección por la ruta de la cornisa de las Cévennes que discurre entre las localidades de Florac y St. Jean de Gard. La carretera tiene un perfecto asfalto y a lo largo de una treintena de kilómetros nos mece dulcemente con una interminable sucesión de curvas de trazado amplio, acompañando sucesivamente a derecha e izquierda de lejanos panoramas. En uno de los puntos de esta ruta hicimos el picnic, concretamente en el Col de Saint Pierre, en donde tras reponer fuerzas e inmediatamente antesde reemprender la ruta hice la sigiente foto.
Algo más tarde llegaba la parada refigerio de rigor que hicimos en un bar de carretera en las proximidades de la ciudad de Ales. La temperatura había subido de forma considerable y el Perrier fresco se agradecía.
Comenté que mis fotos eran escasas y lo confirma el hecho de que las restantes de la etapa que tengo lo son ya en el Mont Ventoux, cerca pues del final de la jornada. Lo cierto es que en el Ventoux disfrutamos doblemente, primero por la ruta y el recorrido, pero también recreándonos en las proximidades de la cima del gigante de Provenza con las extensísimas vistas panorámicas que desde allí se disfrutan. Cuatro fotos muestran algunas pinceladas del rato largo que pasamos allí arriba y como puede verse, en la segunda y la tercera fue una mano amiga la que majejó la cámara de fotos.
Y de momento aquí me quedo, seguro que otros compañeros podrán complementar y aportar más cosas sobre esta etapa 4.