Cuando falta poco más de una semana para cerrar las inscripciones, me voy a permitir la licencia de rememorar un recuerdo.
El Tour RSC 2012 fue el segundo que organizamos en este club. Fue uno de los más emocionales de cuantos se llevaron a cabo, sino el que más, porque mientras que el celebrado en 2011, tiene el mérito de ser el primero, se limitó con 8 etapas a un periplo por los Pirineos, pero el de 2012 fue ya un Tour "de los grandes", el número de etapas se duplicaba y el recorrido comenzaba atravesando los Pirineos y el discurría después por los Alpes franceses, suizos, austríacos e italianos atravesando la mayoría de los puertos de montaña más emblemáticos de la cordillera alpina.
Tengo en la memoria la gran emoción con la que todos los participantes comenzamos aquel Tour al que convinimos en llamar "La Transalpina". La mayoría de ellos no habían estado nunca en los Alpes, era la primera vez que emprendían semejante viaje a bordo de su roadster y se percibía a flor de piel la sensación de que iban a vivir una gran aventura personal. Lo cierto es que estoy convencido de que todos los que participamos en aquel Tour lo tenemos en nuestra memoria como un recuerdo difícil de borrar.
Creo que ya comenté alguna vez que el recorrido del Tour RSC 2021, que Dios mediante se llevará a cabo en agosto próximo, hace muchos guiños al de la Transalpina de 2012. No es el mismo recorrido porque cada Tour es diferente, pero sí comparte muchos tramos y de alguna manera rinde homenaje a aquel primer Tour alpino del Club, también incluso en el diseño de su placa de rallye rescatando el color verde inglés que desde 2012 no se volvió a emplear en las placas de los Tours del club.
El amigo Ángel grabó los primeros momentos de aquel Tour 2012 en el siguiente vídeo que muchos foreros ya conocerán pero otros muchos seguramente no. Desde entonces han pasado casi 9 años, las imágenes y escenas grabadas no tienen la nitidez de los vídeos que Ángel hace en la actualidad, pero el testimonio está ahí y creo que en el mismo se percibe toda la ilusión con la que empezamos los compases de aquel Tour.