La frase me hizo recordar la tan conocida de "Porsche de los pobres" cuando en la década de los 90 Porsche sacó el Boxster, en tiempos en los que el 911 era el rey absoluto de la escena y no existían Cayennes, Panameras, Macanes y otras especies.
El caso es que el pobre Boxster acabó haciéndose un hueco honroso en la gama, eso sí, discreto, callado y sin molestar al señor 911.