Yo estuve alojado en Leyre en una ocasión, y aproveche para asistir a una sesión de canto gregoriano, era a última hora de la tarde y fue una experiencia interesante; eso sí, hay que ser puntual porque en el momento en que comienzan los monjes a cantar cierran la puerta de la iglesia con llave y allí no entra nadie más.