A los que llevamos cuatro décadas leyendo la revista Autopista, vimos como Máximo Sant llegó a la redacción siendo un "niño", luego fue creciendo junto a grandes monstruos como de Andrés, Pichardo, Azpilicueta y él mismo, fue la era dorada del periodismo del motor.
Hoy cuando veo los vídeos de Sant, muchas veces adivino incluso lo que va a decir, las palabras exactas, dado que mi jodida memoria me dejó grabadas frases que él escribió.
Para mí cuando cuenta anécdotas del motor es como un repaso a mi vida automovilística.
Por otro lado también le reprocho que en ciertos aspectos se ha quedado anclado y no ha avanzado con los tiempos, pero sí me gusta todavía su visión crítica de las cosas, no se hace eco "tal cual" de lo que está "de moda", si no que primero se para a analizarlo, y eso es de elogio en estos días.