Bueno, pues aquí viene la etapa 12.
Abrir la ventana y ver semejante espectáculo, todo húmedo, el valle al fondo con alguna nube paseando y sobre todo a la izquierda de la ventana, si si el asfalto que se ve en la primera foto, el Stelvio que por supuesto volveríamos a subir.
Y aquí a la derecha parte de la caravana restante del Tour.
Mucho mejor aquí. Como no cabíamos Jota se encargó de engatusar al personal y que nos dejaran aparcar en la terraza.
Así de chulos lucen después de la tormenta el Rafetas's car y el Zcanya.
Pues aquí, con un poco más de luz el Viper. Bonito aparato, muy americano y hieyeronpor dentro a más no poder. Tablier de madera? En fin.
Y ya por fin, incluso después de las fotos ya que por el tiempo no tocaba detallado, fuimos Los primeros en llegar al desayuno.
Lo que decía, el interior del establecimiento aunque sin prescindir de la madera era de un estilo más moderno.
Y las pequeñas nubes se convirtieron en una densa niebla osea que tocaba aligerar.
Preparativos, niveles, equipajes y en marcha
Lo dicho en la anterior etapa. Cualquiera coje el móvil subiendo!
Uno no se cansa de esta vista.
Pues aquí desde El Tíbet en plena sesión rutómetro con el segundo café de la mañana.
Desde aquí se hizo la clase magistral de cómo se toman las Tornantes de acceso al Stelvio.
Después, ya en ruta hicimos un pequeño descanso en el Pas del Fuorum
Aquí en un pequeño estanque rodeados de patos hicimos el picnic. Vaya paisaje!
La soledad del líder pensando, como no me hagan caso los tiro al agua!
Después de la comida hicimos un megadetallado de los coches del que no tengo fotos, vamos que nos tiramos un buen rato.
Y a continuación subimos al Pragelpass. Una ruta preciosa, pasando por el lago "Azulete" bautizado así por Rafeta y además plagado en su cima de simpáticos animalitos.
Jajajajajajajaja, me gustaría saber qué piensan los que nos ven pasar por ahi. Porsches, Mercedes, Miatas, BMW todos bajitos, descapotables hiperlimpios ... Se han perdido, estarán tomando un atajo! Jajajajaja
Subida y llegada en la cima del puerto. La verdad es que como en todos sitios, el ir merece la pena.
Y aquí la cima!
Y después de estar un ratito, empezamos a bajar.
A mitad de camino otra pequeña parada antes de llegar a otro de los sitios míticos del Tour.
La subida fue en medio de una densa niebla, por lo que cojer el móvil estaba descartado. Manejarse en medio de los Alpes en esas circunstancias es una auténtica experiencia.
Y por fin la silueta entre la niebla del Klausenpasshöhe.
Curiosísimo hotel, una edificación de piedra y madera notablemente inclinado que cuando andas por el interior causa cierta impresión.
Aún así, en las pocas veces que he disfrutado de un Tour, hemos recalado 3 veces.
Se nota que gusta.
Aquí se quedaron aparcados los coches y finalizó la vida de mi batería. Osea que hasta la 13!