Etapa 6:
Para escuchar mientras se lee:
Amanecía en la región de Limousin, mientras oscuros nubarrones se cernían sobre nuestros aguerridos toureros, que se afanaban en limpiar sus coches para comenzar la etapa.
Y es que, ajeno a todos ellos, en el levante español, más allá del monte del destino, un antiguo pesar, una sombra, un rugido de motor resonaba en el horizonte.
Los últimos jinetes habían escuchado la llamada y se dirigían raudos desde Alicante y Tarragona. Ellos, una pareja cabalgando un corcel granate y otra pareja de visitantes que compartirían dos etapas con el grupo.
Centenares de kilómetros separaban a nuestros últimos jinetes con el resto del grupo, y aún así percibieron claramente una perturbación.
Ya llegan - Espetó el roadleader Jotaeme - Lo noto en mi volante. Piolin está intranquilo.
No en vano puesta pareja de corceles, ya en territorio francés atravesaban el viaducto de Millau.
En un último aliento, llegaron al punto de encuentro establecido, un apartado hotel en la región de Auvernia.
El aire está enrarecido, el mal nos acecha - dijo Matías Jr., mientras que Matías Sr. confirmaba: "los peores augurios se están confirmando, el consumo del ND ha aumentado 1 litro".
No temáis - comentó ozelui, el jinete del corcel pelirrojo - y recordad lo que el roadleader Jotaeme nos dijo: "Al sexto día, al atardecer, mirad al oeste".
Y en ese preciso instante Gema, la del pelo de fuego exclamó: "mirad, ahí llegan!".
Y con los últimos rayos de sol aparecieron, cual fulgurantes orbes de luz multicolor.
Jotaeme, el portador de la luz, abría paso a lomos de piolin.
Le seguían los Zcanya, los toureros incansables; Magin el aprendiz aventajado; Lord Morrofino; Kalamero el sensato, la voz de la cordura; el ratón de Lorena, la voz de la locura y Alejandro, el pequeño GRAN hombre.
Por fin estaban todos reunidos en cónclave, la comunidad del roadster.
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