Etapa 3. Mis impresiones con algunas imágenesLa tercera etapa del Tour se presentaba con un variado recorrido atravesando los departamentos de Tarn-et-Garonne y Lot, con dulces paisajes y pueblos de impronta medieval; vemos el trazado en el siguiente mapa general de la misma.
Habíamos pasado la noche en el pequeño hotel
“La Ferme de Flaran”, una antigua granja rural recuperada y reconvertida en una acogedora instalación hostelera. El día había amanecido nuboso pero sin lluvias, y eran las 7:15 h cuando baje a dar unos mimos al coche, la calma era total, los trinos de los pájaros ponían música al ambiente y me dije a mí mismo que seguramente nos esperaría una bonita jornada estival.
Ya en la mesa del desayuno -uno de los momentos que más me gustan del día- llegó el momento del “bonjour” con sonrisas entre todos los participantes, con la posterior habitual sesión rutómetro para otear un poco el ambiente y recorrido de la etapa; poco después nos disponíamos ya a emprender la aventura rutera del día; varias fotografías, desde distintos ángulos y para todos los gustos, ilustran el momento en que salíamos del hotel.
Estábamos a 600 m de la abadía medieval de Flaran, una pequeña joya monástica del medievo hoy musealizada; en la noche anterior, después de la cena habíamos dado un paseo a pie hasta la abadía y como aperitivo de la
etapa quisimos hacerlo de nuevo, esta vez con luz de día y acompañados de nuestros roadsters; en la foto, frente a la abadía, “cada oveja con su pareja”.
Me voy a permitir viajar mentalmente 6 años atrás ¡que rápido pasa el tiempo…!, porque aquel momento me llevaba inevitablemente al recuerdo de un día de agosto de 2013 en el que otro Tour RSC visitó aquel lugar; la
fotografía siguiente, muy parecida, lo testimonia con una curiosidad: el único roadster presente en ambas imágenes es el Z3 azul oscuro metalizado - Topasblau- del CanyaTeam (Javier y Anna).
Un rato de relax matinal para charlar y embebernos un poco del ambiente del lugar y en la foto siguiente Alejandro y Magín bromeando; la escena era habitual pues entre ambos se estableció desde el primer día una simpática
relación de complicidad, que particularmente durante las cenas nos ofreció a todos los participantes excelentes momentos de bromas y risas en un ambiente distendido.
Donnacanya, una copilota excepcional que vive la ruta con la misma intensidad que su querido piloto Homecanya.
Y aquí tenemos a su piloto que estaba disfrutando, y no poco, la expresión no engaña.
190SL blandiendo su nuevo móvil con el que estaba encantadísimo y con el que no paraba de sacar fotos; esa perfecta comunión hombre-máquina nos está permitiendo disfrutar en este hilo de un torrente de buenas fotografías con las que Alejandro nos obsequia en cada etapa.
Y hablando de fotos, Rafeta disparando el gatillo.
Un sonriente Magín -Magicar en el foro- saboreando también de los primeros momentos de la etapa; si su Z3 es bonito en las fotos, en real lo es mucho más.
Tras esta pausa en la abadía de Flaran continuamos adelante y nos esperaban 260 km de etapa, toda ella por carreteras secundarias; la siguiente foto en la plaza porticada del pueblo de Valence-sur-Baise, una vieja bastida de las que abundan en el Sur de Francia.
Tras unos 45 minutos de ruta atravesando agradables paisajes rurales llegábamos al pueblo de Lectoure, villa fortificada de importante pasado medieval situada en lo alto de un cerro, en la Edad Media fue sede de obispado y residencia de los condes de Armagnac y guarda un rico patrimonio monumental y cultural; hicimos allí una parada café de algo más de una hora, incluyendo un paseo por las calles del pueblo.
En Lectoure hay muchas casas singulares construidas en el estilo arquitectónico de la zona, decidimos hacer un par de fotos en una de ellas.
Lorena -DixiePixie en el foro- asomada a la muralla de Lectoure en su lado Sur, desde allí se divisaba un amplio panorama que se extendía en muchos kilómetros.
Continuamos ruteando en una mañana en la que la visibilidad era muy buena y la temperatura agradable rozando los límites entre la manga corta y la chaqueta, al gusto de cada cual. Estamos ahora 35 km más adelante, en el pueblo de Auvillar al borde del río Garona -Garonne en Francia-; desde su muralla se disfruta de buenas vistas sobre el río y por el mismo puente que vemos en las fotos pasaríamos un poco más tarde.
Una de las peculiaridades de Auvillar es su preciosa
“halle” circular, edificio en el que ya en el medievo se celebraba el mercado semanal, perfectamente conservado con sus columnas toscanas de piedra y la viguería original; allí pasamos un buen rato y es que Lorena nos emplazó a realizar una especie de juego para hacer una foto en movimiento multiplicando los personajes en la escena; obsérvese la tranquilidad del lugar en el que estábamos prácticamente solos.
La fotógrafa nos dice que la misión está cumplida y la foto que quería, conseguida.
Seguimos entre nobles piedras, pero no nos engañemos, hemos cambiado de escenario, avanzamos 20 km y estamos ahora en otro pueblo de origen medieval: Moissac, cuya abadía es patrimonio mundial de la Unesco, destacando su pórtico Sur y un claustro de gran valor artístico; tocaba pues una parada y un breve paseo y aquí estamos frente al citado pórtico con parte del grupo en la escalinata de la derecha.
Continuamos la ruta y algo después de una hora de recorrido llegábamos a la ciudad de Cahors, cuyo símbolo por excelencia es el
Pont Valentré, un puente sobre el río Lot construido en el siglo XV que también está incluido en el Patrimonio Mundial de la Unesco; con 138 m de longitud, tres torres almenadas y seis arcadas es un ejemplo excepcional de la arquitectura defensiva del Medievo y uno de los puentes fortificados más bonitos que hoy subsisten; su función era defender a la ciudad frente a los ataques que provenían de las tierras del Sur. Lo vemos enseguida, pero antes, y para poner un poco de ambiente roadster en medio de tanta piedra y cultura, una foto aparcados junto al
Pont Valentré en la que Lorena trataba de captar nuestra caravana multicolor.
Seguramente la foto hecha por Lorena con su móvil será muy parecida a ésta otra que yo hice.
En las siguientes fotos, el
Pont Valentré y los participantes del Tour como protagonistas de la escena.
De paseo por el puente.
Y en medio del puente algunas fotos de participantes con fondo paisajistico del río Lot, en la primera Rafeta, en la segunda le acompaña Magicar y en la tercera Donnacanya.
Nos dirigimos ya a recuperar los coches.
Es que no falla..., donde está Piolín no tardan en aparecen niños, sin duda el color amarillo reclama su atención.
Seguimos adelante y tras un tramo de 35 km llegamos a un precioso pueblo medieval situado al borde del Lot: St. Cirq Lapopie, dirigiéndonos a un mirador en las alturas del mismo; la placidez de la tarde era total, viento en calma, buena temperatura y excelente visibilidad.
Otra vista del pueblo tomada desde su parte baja cuando partíamos del mismo.
Desde St. Cirq Lapopie restaban unos 50 km para finalizar el recorrido de la etapa, que discurrió por pequeñas carreteras bordeando en muchos tramos el río con una última parada en el mirador del Saut de la Mouline, desde el cual se disfruta de un buen panorama sobre el valle del Lot.
Mi última foto del día está dedicada a Alejandro, Javier y Lorena, tres grandísimos compañeros de Tour como también lo fueron el resto de los participantes, a quienes una vez más agradezco su colaboración; un Tour es como una sinfonía en la que la labor de los participantes -los músicos de la orquesta- es vital para que la pieza pueda disfrutarse en todo su esplendor, y lo cierto es que estos músicos tocaron la sinfonía a la perfección.
Poco después llegábamos al hotel de fin de etapa situado en el pequeño pueblo de St. Julien d’Empare, allí tuvimos una cena muy animada en un comedor de ambiente rústico en la que las ánecdotas y las risas no faltaron, lástima que me olvidé de la cámara de fotos.
Finalizábamos así la tercera etapa en aquella noche tranquila y estrellada, por delante quedaba mucho, muchísimo Tour por vivir…