Muy buenos reportajes, Alfonso y Miguel. Allí va la mía:
Llevo más de 40 años en España (vine a los cinco años) y entre todas las provincias, la que menos conozco es Almería.
Por ello, cuando vi anunciada esta concentración que, además estaba organizada por la simpática pareja de Alfonso e Inma, a quienes conocí en “mi” concentración del mes de marzo, no lo dudé y me apunté enseguida. ¡De hecho, me apunté a esta concentración 10 días antes que a la de los Pirineos, que tuvo lugar un mes antes!
VIERNES
Dada la gran distancia hasta el punto de partida, decidí que sería mejor salir para Almería el viernes. Nada más comunicarlo a Alfonso, se brindó a preparar una pre-ruta para la tarde de ese día.
Salí pronto por la mañana, acompañado por Luis en su SLK, llegando a nuestro hotel en el centro de Almería sobre las 16:30. Nos encontramos en la recepción con nuestros amigos, Rosí y Héctor, quienes acababan de llegar de Elche. Aprovechamos para tomar algo juntos y ponernos al día. Hacía más de un año que no los había visto.
Salimos para el punto de encuentro de la pre-ruta, donde llegamos al as 18:00 en punto. Pero, allí no había rastro de Alfonso e Inma. Hubo, al parecer alguna confusión sobre el punto de encuentro. Finalmente, llegaron nuestros líderes, quienes repartieron las etiquetas además de una simpática gorra. Antes de emprender la ruta, sacamos la foto de rigor:
Aunque eran las 6 de la tarde, sorprendentemente, no hacía tanto calor en nuestra primera parada, el precioso pueblo de Níjar, al cual accedimos después de una subida pronunciada desde el aparcamiento:
Nuestra meta era la atalaya del pueblo, pero desistimos a petición de Héctor.
En la bajada, entramos en una tienda de productos artesanales, básicamente para satisfacer nuestra curiosidad sobre el “pichichanes”, anunciados en la puerta:
Os doy la respuesta: “El licor de pichichanes es una bebida típica entre los almerienses por sus propiedades afrodisiacas, confeccionada con una fórmula secreta. “. Nos quedamos con las ganas , dado que no había botellas en los tamaños que queríamos.
Salimos del pueblo hacía nuestro próximo destino, el Mirador de la Amatista, dentro del Parque Natural Cabo de Gata. La belleza de las vistas y la tranquilidad del lugar me quitó la respiración:
Incluyo un vídeo que da una mejor idea del paisaje tan singular de esta parte de España:
Volvimos todos a Almería ciudad, donde, después de un breve descanso, liderados por nuestros anfitriones, salimos a tapear por la zona al lado de nuestro hotel. ¡Vaya ambiente que había! No cabía un alma en los bares y terrazas que ocupaban el centro de la ciudad. Finalmente, encontramos cobijo en un bar, donde, por fin nos pudimos disfrutar de unas cervezas bien frías y unas tapas. Después, un ultimo refresco en la terraza del hotel con Rosí, Héctor y Luis antes de acostarnos.
Un muy buen comienzo, que nos daba buenas sensaciones para los próximos dos días.
SABADO
Luis, Rosi & Héctor y yo llegamos al punto de encuentro a la hora prevista, donde ya estaban todos los demás miembros del grupo: Los líderes, Alfonso & Inma, Miguelvet & Marian, Elroberl & Conchi, Polivares & compañero y Mbarcia & Patricia. Parece ser que Rafeta se había dado de baja a última hora, dejando el grupo en 8 roadsters.
La primera parada fue el municipio de Tahal, donde disfrutamos de una visita guiada al castillo y aprendí que, en la edad media, existió el Estado de Tahal. Curiosamente, “Tahal”, se pronuncia “Tal” y durante la visita, no sé por qué, me vino a la mente alguien llamado Jesús Gil.
La siguiente parada fue un curioso bar llamado Route 66, con varios ejemplos de coches americanos aparcados, donde la banda empezó a tocar, nada más llegar nosotros. ¿Cosa de nuestros roadleaders?
Desde allí, empezó una ruta muy bonita, con curvas y contra curvas, hasta llegar a nuestro restaurante, donde disfrutamos de cantidades ingentes de carne, acompañados por un refrescante “tinto de verano” sin alcohol. Nuestros anfitriones eran unos ingleses muy atentos que apenas decían unas palabras en español.
Remprendimos la ruta, pasando por unos paisajes sorprendentes y después de subir una carretera con curvas que recordaban al Stelvio, llegamos al mirador de la Granatilla, con excelentes vistas sobre la costa.
Aquí tenéis un vídeo resumen de la jornada:
Luego, fuimos para el hotel donde, después de efectuar el check-in, los organizadores nos habían reservado hora y media, que dio tiempo a disfrutar de la piscina, jacuzzi o la playa, que teníamos enfrente. ¡Qué bien!
Una vez refrescados, subimos al precioso pueblo de Mójacar, que distaba apenas 2,5 km del Parador. Aparcamos en el centro de la plaza, atrayendo comentarios favorables de todos que se encontraban allí. Luego, un paseo guiado por Inma y Alfonso, seguido por un refresco en una de las numerosas terrazas.
Luego, bajada tranquila al parador y cena en la magnífica terraza del hotel con vistas al mar. ¡Qué maravilla!
Para cerrar tan buena jornada, algunos tomamos el tradicional digestivo en el bar del hotel. Probamos una excelente ginebra local.
Para entretenernos, nuestra camarera nos puso un quiz de multiplicar y dividir, lo que nos supuso una buena diversión durante un rato.
DOMINGO
Como aperitivo de la jornada, nuestros anfitriones habían organizado una visita a los boxes que tienen algunos fabricantes de automóviles en la parte atrás del hotel. Aquí, nuestro guía, dando explicaciones:
Por razones de confidencialidad, no pude sacar fotos, pero fue para mí una enorme satisfacción ver algunos prototipos de mi marca favorita tan de cerca. Eso sí, tapados con sus fundas correspondientes.
Después de meter las maletas en los coches, nos despedimos del parador y pasando cerca del pueblo de Mójacar, empezó un tramo muy entretenido, con paisajes y carreteras super interesantes hasta llegar al embalse de Cuevas de Almanzora, donde nos estaba esperando el guarda para franquearnos el paso hacia la parte alta de la presa, con impresionantes vistas sobre los paisajes colindantes:
Adjunto un vídeo que intenta resumir lo vivido en esta jornada:
Desde la presa, bajamos por un camino hasta la zona recreativa que, sorprendentemente, estaba muy despejada de gente. Eran las 13:00 de un domingo. Aprovechamos la parada para tomarnos un refresco en el bar/chiringuito. Eso sí, tenías que pedirlo en inglés porque las camareras eran polacas y no hablaban español. Me enteré también, que unos chicos que estaban arreglando unos barcos en la misma zona eran checos. ¡Toda una sorpresa en medio de Almería!
Desde allí, nos adentramos en la villa de Cuevas de Almanzora, donde aparcamos delante del mismísimo castillo:
Luego, tuvimos una visita guiada al castillo, liderada por una guía muy especial.
Eran las dos de la tarde y teníamos calor y hambre, así que nos emprendimos la ultima parte de la ruta hasta nuestro “beach club”, ubicado en la impresionante playa de Vera. Aparcamos los coches en un hotel cercano y ¡al ataque!
Después de disfrutar de los entrantes y dos tipos de paella, intercambiamos besos y abrazos y emprendimos la vuelta a casa, yo en compañía de Marian y Miguelvet, a quienes perdí a mitad de camino., al parar a repostar.
Llegué a casa sobre las 22:00, después de haber conducido durante 18 horas y haber hecho más de 1.500 km pero los volvería a hacer.
Me faltan adjetivos para resumir esta concentración, que ha superado mis expectativas: una organización perfecta, lugares sorprendentes, descubrimiento, historia y cultura, carreteras con curvas y con buen firme, vistas espectaculares, hotel y restaurantes de primerísimo nivel y unos anfitriones que desbordaban simpatía y buen hacer.
Gracias, gracias y gracias.