En primer lugar, ¡enhorabuena a los autores de los reportajes anteriores! Aquí va mí crónica, extensa como de costumbre:
Creo que fui el ultimo participante en apuntarme a esta concentración y agradezco a Ozelui y Gema haberme aceptado tan tarde. Sé lo complicado que es cuando te cambia el número de participantes a última hora. Esta tardanza supuso que no me pude alojar en el hotel “oficial” de la concentración, pero la alternativa fue bastante aceptable.
VIERNES
Dada la distancia hasta el punto de encuentro, quería hacer el viaje de la forma más relajada posible y salí de Madrid sobre las 11:30. Pero, mira por donde, a unos 120km de Madrid, cerca de Mirabueno, en la A-2, el tráfico estuvimos parados unos 20 minutos a causa de un accidente. Al parecer, un coche con remolque perdió el control y se fue contra los dos guardarraíles, destrozando tanto el vehículo como el remolque.
El resto del viaje transcurrió con normalidad hasta llegar a Huesca.
A partir de entonces, me encontré con un impresionante tramo de unos 45km en la E-7 una vez pasado Huesca. Una vez cogido la N260 cerca de Sardas, me paré a descapotar.
Pero, entrando en Boltana, comenzó a llover torrencialmente. No se me ocurrió otra cosa que recurrir al truco de siempre- aumentar la velocidad hasta que no entrase agua en el habitáculo. Llegué al centro de Labuerda bajo un chaparrón sobre las 16:30.
Dado que no había comido, pillé algo en la barra y luego hice el check-in donde me atendió Jaime. Nunca había tardado tanto en hacer un check-in. La charla duró al menos 15 minutos. ¡Qué simpático!
Aprovechando que era el primero en llegar y siguiendo los consejos de Jaime, aparqué el coche en el garaje cubierto, pudiendo escoger el mejor sitio. Después de echar una mini siesta, me bajé a la terraza para esperar a los otros, tomando una cerveza local llamada Ambar.
Llegaron Ozelui & Gema, Ion & Edurne, David & Malena. Pasado un buen rato, llegan los valencianos (Alejandro/Lorena, Gabi & Ángel) que habían ido a echar gasolina. Tuve el placer de conocer a Wolveryn, Leunam & Mariángeles. Dada la hora, decidimos posponer visita a Ainsa para el día siguiente.
Tras una amena cena, pasamos a un salón donde tomamos unos digestivos en buena compañía.
SABADO
Me levanté temprano y a cuando bajé a desayunar solo estaban los hermanos Dalton.
Después de lavar el coche y echar gasolina, nos fuimos a hacer una visita guiada de Ainsa con comentarios de Ozelui, un erudito en la historia del pueblo y de la historia de la región. Ameno recorrido por el centro del pueblo en compañía de algunos- otros optaron por una visita estática, apalancándose en una terraza en la plaza mayor.
Salida para el punto encuentro en gasolinera. Abrazos, besos a los conocidos, saludos a los nuevos- Magicar, Harry09, Jota911, Rafeta, JBZoom, Sr. Lobo, cuya cara me sonaba- luego descubrimos porqué. Briefing y comienzo de la aventura. Desde la misma salida, empezamos a conducir por carreteras interesantes.
Hice el picnic en una mesa con Leunam y Mariángeles acompañados por Harry09 y Jota911, quienes habían traído todo lo que estaba en su frigorífico. Magicar se acercó, aportando sobrasada y queso de Mahón. Antimach apareció después con tarta de manzana. ¡Todo muy bueno!
En la subida al lago Cap de Long, un pequeño grupo de rezagados lo hicimos a ritmo ligero y disfrutamos de lo lindo. Imaginaros el susto cuando, llegando a la cima, aparece sobre nuestras cabezas un helicóptero, dispuesto a aterrizar. Supuse de inmediato que era la versión francesa del Pegasus y que nos iba a multar. Luego, vimos que había venido a recoger un tripulante. ¡Uf!
Parada técnica en el Col de Peyresourde para reponer y deponer líquidos y luego el plato fuerte- la subida a la estación de Superbagneres. Otra vez, en compañía de algunos petrolheads, como yo, hicimos la subida después del grupo principal en modo Q3. ¡Qué gozada! Con casi nada de tráfico, llegamos arriba extenuados, pero felices. La bajada, a ritmo más moderado, tampoco defraudó.
Para la cena, Wolveryn accedió a llevarme al hotel en su Smart Roadster. Era la primera vez que montaba en uno y no estaba nada mal. Parece que vas en un kart.
Deliciosa cena en el hotel, donde me senté en la mesa presidencial con Gema y Ozelui y aproveché para conocer mejor a Magicar y Rafeta. También descubrí el significado de la palabra “misántropo”.
Pasamos enseguida al magnifico salón para tomar un digestivo y seguir repasando las aventuras del día. Vuelta a nuestro hotel a una hora prudente, dado que teníamos por delante otra exigente jornada.
DOMINGO
Madrugué, desayuné pronto y junto con Wolveryn, fuimos a echar gasolina pensando en las colas que habría después. (A tenor del atasco que se formó después, fue una decisión acertada.) Dado que nuestro hotel estaba en la ruta del día, nos pusimos delante del mismo a la espera de los otros, quienes nos recogieron a la hora prevista y ¡en marcha!
Ascendimos por una carretera frondosa al pequeño lago de Bassa d’Oles, donde hicimos fotos.
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Después de repostar, nos fuimos a por el plato fuerte del día- el Port de la Bonaigua.
¡Casualidades de la vida! Hace solo dos semanas, había recibido una nota de mi hermano (también petrolhead) junto con un video, titulado “¿Hemos encontrado la mejor carretera del mundo?
Mi hermano me preguntó si conocía esa carretera. Le contesté que sí. Se trataba del Port de la Bonaigua, por donde pasé varias veces en mi Renault 21, cuando estuvimos de vacaciones en Baqueira Beret hace 30 años.
¿Quién me iba a decir que tendría la oportunidad de probarlo tan pronto en mi roadster como parte de una concentración RSC? Le prometí que haría un video para darle un poco de envidia. Me situé detrás de Ozelui y Homecanya y ahora por fin con un Boxster, pude descubrir todos los matices de este puerto tan singular de principio al fin.
Cuando estamos casi abajo, observo con sorpresa como, en vez de seguir recto por la C-28, Ozelui nos lleva por un desvío a la derecha. Resulta ser una carretera estrecha, pero con buen firme, curvas y unas vistas increíbles. Una verdadera propina.
El resto de la ruta hasta nuestro restaurante era un verdadero festival de curvas. Tanto que decidí bajar el ritmo para recuperar el aliento, llegando penúltimo al punto final.
Y, ¿qué decir del restaurante? Un emplazamiento único, un servicio esmerado, comida de 10.
Dada la distancia hasta Madrid, no pude quedarme a conocer el resultado del quiz y reparto de premios y junto con Jarchi, emprendimos la vuelta nada más terminar los postres y café.
En resumen, ha sido un colmo de buenas sensaciones, la ruta, la organización y las vivencias con los otros socios.
Una vez reflexionado, creo que, como dice el anuncio, ha sido probablemente la mejor concentración a la que he asistido.
P.D. Más adelante, subiré algunos vídeos que estoy montando, pero no quería demorar más mi crónica.