Seguramente, pensabais que os ibais a librar de una crónica mía sobre una concentración oficial. ¡Pues no!
Allí va con todo lujo de detalles, aunque sólo se refiere a un día de participación.
Cuando vi anunciada la convocatoria de esta concentración, estaba todavía ordenando el material de la concentración en tierras andaluzas así que no pude prestarle demasiada atención.
Cuando por fin, pude ver la ruta, mi primer pensamiento era que no me interesaba mucho, dado que transcurría por una zona que conocía, bien por mis rutas en solitario o bien con mis amigos de Solo Porsche.
Aunque me estoy adelantando un poco, tengo que confesar desde ya que estaba completamente equivocado. En la ruta del sábado, descubrí carreteras, curvas, pueblos, paisajes y algún que otro camino con “bachecitos” que eran nuevos para mí. Se nota que los organizadores habían trabajado a conciencia para brindarnos una ruta super interesante.
De todas formas, no iba a faltar a una de las concentraciones que más cerca me pillaba y además organizada por Davilena. Así que me apunté, aunque fuera solo por un día, dado que tenia compromisos ineludibles para el domingo.
El sábado, quedé con los amigos Luis y Carabasi para acudir juntos y quedamos en una gasolinera cercana de la A-1. Escogí este punto porque quería llevar a Carabasi por una ruta interesante hasta el punto de encuentro. Se trata de la carretera que va desde El Molar, atravesando El Vellón y que baja hasta Torrelaguna. No es muy larga, pero incluye un tramo lleno de curvas de las que disfrutamos los “petrolheads”. Cuando llegamos al punto de encuentro, Carabasi me dijo que su pulsómetro había llegado a marcar 136bpm en la bajada. Me supongo eso significaba que había disfrutado.
Éramos los primeros y hubo que esperar un buen rato hasta que aparecieron los otros- el primero fue Jarchi en su Boxster S, luego Manu2, desde Cádiz con su S2000. Los otros iban llegando poco a poco y tuvimos la ocasión, por fin de ver las nuevas monturas de Miguelvet (Boxster S Black) y Alejandro (SLK55 AMG Black).
Saludé también a Jmaben con su SLK55 AMG, (de color negro para variar) a quien no había visto desde el mes de agosto pasado. Pero no había señal de los organizadores. Estaba pensando que tendría que actuar de road leader otra vez cuando divisamos el Mx-5 rojo de Davilena entrando en la gasolinera.
Después del obligatorio briefing, nos pusimos en marcha y no sé cómo, pero me convertí en el coche escoba. No me importaba, porque tenía la compañía de la guapa Irina, la hija de Miguelvet y Marian, que decidió ser mi copiloto en este primer tramo.
Pasamos por el centro de Torrelaguna, causando la admiración lógica de los viandantes. Un señor se me acercó para preguntarme que pasaba.
Después de unas cuantas curvas en subida, llegamos a divisar el enorme embalse del Atazar, donde paramos para apreciar mejor las vistas:
Desde allí, cogimos la carretera hacia Berruecos para llegar poco después al embalse del Villar, donde almorzamos en forma de picnic en una zona perfectamente preparada con sus mesas, bancos y sombra.
Una vez terminado de comer, Davilena nos llevaron hasta un mirador desde donde se pudo contemplar toda la extensión del embalse:
Algunos expresaron un deseo de tomar un café post almuerzo y por unas sinuosas carreteras
llegamos a Puebla de la Sierra, un pequeño municipio de la provincia de Madrid. Después de aparcar los roadsters, encontramos un bar en la mismísima plaza del pueblo:
Una vez terminado de “repostar”, subimos la corta pero revirada carretera
hasta el Puerto de la Puebla y su mirador, situado a 1.635 metros:
Nos explicaron que nuestra próxima parada iba a ser unos de los famosos pueblos negros de la provincia de Guadalajara. Para ello, descendimos hasta el pueblo de La Hiruela y nos metimos enseguida en una zona con un paisaje espectacular pero donde el firme, en hormigón rizado, supuso una buena prueba para nuestros coches.
Llegando a nuestro destino, tuvimos que atravesar otro tramo especial, sorteando unos “bachecitos”, pero sin ningún problema.
Finalmente, llegamos a El Espinar, donde todas las casas tienen los muros y techo cubiertos de pizarra. Dimos un paseo por sus calles, admirando la singularidad de este diminuto pueblo.
Desde allí, emprendimos ruta directamente hacia nuestro destino final del día, Hita, donde nos despedimos de algunos participantes, que tomaron el camino de regreso de casa. Yo, sin embargo, quería conocer un poco más el lugar, y en compañía de unos cuantos peregrinos, bajamos a la plaza donde pudimos tomar un refresco, disfrutando del bello atardecer.
Sobre las 20:30, Carabasi y yo nos despedimos y cogimos la carretera hacia Madrid.
Por lo leído en el foro, la jornada del domingo fue igual o mejor que la del sábado.
Gracias y ¡enhorabuena! a Malena y David por habernos hecho disfrutar de ésta concentración, preparada con tanto esmero.