Etapa 4Ojo, que arriba refresca. Jotaeme dixitSi no recuerdas mal, querido lector, dejamos la historia en el punto de irnos a la cama en el castillo del fantasma fecundador.
Mas o menos despertamos aquí:
El día amaneció limpio, claro y soleado. Algunas de nuestras chicas rezaron un avemaría confiando en no acabar el tour esperando un nuevo roadstero.
Por tanto, había que recuperar fuerzas en el desayuno que nos esperaba en el edificio anexo al torreón principal. Recuerdo que fué un desayuno particularmente bueno, en donde había varios tipos de tartas cremosas a elegir, e incluso te hacían crepes bajo demanda. Buena elección, si señor.
Teníamos un día espléndido justo ante nuestros ojos, así que qué mejor que hacer la sesión de rutómetro fuera tranquilamente.
El tour tiene estos contrastes, momentos de paz y tranquilidad como estos perfectamente fusionados a momentos de emoción y adrenalina. Es una pasada!
Ese era el edificio principal, desde nuestro punto de sesión de rutómetro. Y aquí abajo tal estábamos como decía repasando el itinerario y parajes de la etapa.
Ummmm..... Vamos a analizar qué es lo que tenemos aquí:
Camisetita corta y pantalón corto: Angel, Javi, Miva, Marcos, Alejandro, Andreu, Gema y un servidor.
Pantalón largo: Jotaeme, Sole, Lorena.
Después de la sesión rutómetro Jotaeme se acercó a Miva, Gema y yo y nos dijo, cariñosamente y con su acento gallego (mentalmente tenéis que leerlo así), que si no habíamos estado atentos a la parte en la que decía que arriba, especialmente en el Mont Aigoual haría un poco de fresquito.
Oído cocina. Mas adelante, en el Mont Aigoual, ya os fijareis en la vestimenta del personal.
A los coches que el día avanza. Para despedirnos del hotel, una vista general del conjunto.
Avanzamos un poco hasta que comenzamos la subida del col du Minier. Era una buena subida, pero un par de franceses no se mostraban participativos a que los adelantáramos
(hasta bloqueando intencionadamente la visibilidad y oportunidades de adelentamiento), así que partieron totalmente el grupo.
Menos mal que un poco mas adelante se decidió hacer una parada de reagrupamiento, fruto de la cual pudimos ver como 3 pepinos llegaron para parar a nuestro lado para después continuar su camino de subida. Un lotus, un boxster y uno mu raro que no tenía ni marco parabrisas.
También sirvió la parada para comprobar que Alejandro (190SL), nuestro fashion victim, es tan meticuloso para elegir su vestimenta y complementos, que incluso lo combina con lo que llevan el resto de participantes.
Véase aquí que maestría para combinar negros y turquesa propios con Gema.
(psshhh, pssshhhh, aquí vemos como Gema hizo caso omiso al aviso de Jota, y seguía luciendo piernas. Aquí todo eran risas...)Un poquito mas y llegaríamos al Mont Aigoual. Un paraje tremendo. Sin ser de gran altitud, desde lo alto se divisaba todo el entorno perfectamente, en todas direcciones. Además hacía un viento que ayudaba a despejar la atmósfera, con lo que la vision del entorno era límpida. Maravilloso.
Así os dejo un poco de lo que veíamos desde ahí, adornado con mi compañera de viaje y de vida:
Por cierto, ya he dicho que hacía algo de viento? Reproduzco aquí una magnífica foto de Jotaeme del grupo en la mesa de orientación, a ver si encontráis las 7 diferencias con la foto del rutómetro.
Aquí ya no nos reíamos tanto.
Bienvenidos a Invernalia!
Aun y con todo, nuestro Gallego preferido seguía llamando a esto "
fresca brisa del Norte" (véase crónica de Jotaeme, una página mas atrás).
Después de tomar un café calentito, o mejor aun, una infusión de Verbena para recuperar fuerzas, emprendimos viaje de nuevo por las Cèvennes, bajando hacia un valle.
Los paisajes y las poblaciones eran espectaculares.
Incluso nos encontramos con un pueblo llamado Prades, homónimo de uno de España, muy cerquita de por donde pasamos en la Concentración de Marzo 2018 por Tarragona. (Prades, la villa vermella)
Un poco mas adelante nos esperaba el picnic diario. Nuevamente no tengo fotos, pero recuerdo que aquí (por fin) abrimos y comimos el melón Galia de Gema, que había comprado en la etapa 1. Se pensaría que con 1000 km de curvas el melón se pondría mas dulce.
Un poquito mas y después de la comida llegamos a un chalet/restaurante/café con una gran explanada, en donde hicimos la correspondiente parada de café/Perrier, en el mont Lozère.
Recuerdo que la conversación por un lado de si los españoles tendemos a hablar alto cuando se juntaba un grupito (cosa que es cierta nos pongamos como nos pongamos), y por otro lado si el mando del AMG de Lorejandro tendría el alcance de un walkie.
Ilustro.
Uno o dos valles mas allá (uno ya pierde hasta la cuenta), llegamos muy cerca de un mirador fabuloso sobre la garganta de Chazessac. Cierto que había que andar un par de minutos, y descender un par de rocas, pero hemos venido a jugar!
(Foto telepática: imagínese un mirador con una jaula metálica en el lado rocoso de la pared de una garganta, con una clara vision del fondo de la misma, con el río que la discurre y el verde lado opuesto de la garganta. Todo bañado con la cálida luz de la tarde. Fin de la transmisión telepática.)
Unas carreterillas mas, y ya nos acercábamos al final de la etapa.
Para rematar, y antes de llegar a destino, nuestro guía nos metió a uno de esos sitios que sólo conoce el y dos tíos mas. En esta ocasión tocaba lo alto de un pequeñito monte, al lado de una antena de comunicaciones en donde en el coche se estaba bien, pero fuera corría un viento aún mayor que en el Mont Aigoual. Todo es una estrategia en connivencia con la asociación de farmacéuticos franceses para vendernos antigripales y descongestionantes varios. Intento fracasado! Hace falta mucho mas para resfriar a los aguerridos miembros de RSC!
Veamos como pintaba el sitio:
Aún así, Gema (Miva) no perdía la ilusión y la alegría. No se puede decir lo mismo de Abelardo (Mivi), que aunque se le intuía contento, estaba helado y dentro de un disfraz de astronauta.
Ojo, no hay que confundir a nuestro onubense con Kenny, de South Park.
Después de esta última visita, tan solo quedaba la consabida llamada al hotel con una excusa mas o menos creíble de que llegaríamos ligeramente retrasados, pero que estamos cerca.
Me encantaría aprender francés solo para entender qué milongas les cuenta, que encima en los hoteles nos esperan y reciben con honores. Me parto.
Casi, casi llegando al hotel, nos encontramos al pasar con una cosa muy curiosa. Unas ruinas de una iglesia en donde habían pintado una serie de arcos amarillos, de tal forma que al pasar por según que ángulos, estos se alineaban para dibujar unos círculos amarillos sobre estas ruinas. Ni idea de para qué era, pero tenía pinta de ser obra de algún artista modernete de estos. Muy curioso, si señor.
Por fin llegabamos a nuestro destino. En esta ocasión era el Hotel du Nord, en donde dejamos los coches en su parking, donde también estaba hospedado un Porsche GT3.
De la cena no tengo fotos, pero aquí nos reencontramos con Gabi, David y Malena. Una buena guinda para rematar el día.
Ah, bueno, había otra guinda para rematar la cena.
Pues no van los del hotel, y al acabar la cena y a modo de pre-postre nos acercan el siguiente carrito...
A Gema, gran enamorada de los quesos, casi le da algo. Estaba emocionadísima.
Algún día pondré una funda impermeable a la cama, me restregaré de quesos de estos fuertes y que sea lo que tenga que ser.
Y con esto estamos acabando una fantástica etapa. Si os pica la curiosidad de si al día siguiente tuvimos que ir todo en procesión y tapados con mantitas a la farmacia mas cercana a por productos para el resfriado, tendréis que esperar hasta la siguiente entrega.
Stay tuned!