Como vamos muy lentos en el desarrollo expositivo de lo que ha sido el Tour, mi propósito es tratar de impulsarlo un poco más a partir de ahora con el fin de que el hilo fluya mejor, por ello pido un pequeño esfuerzo adicional a los participantes cuyo propósito es colgar sus impresiones o fotos para tratar de no retrasarse demasiado, ya que lo ideal en la medida de lo posible sería seguir el ritmo del despliegue de las etapas para que el desarrollo y la presentación del hilo resulte mejor.
Por mi parte paso ya a la segunda etapa.
Etapa 2. Mis impresiones con algunas imágenesEchamos antes de nada un vistazo al mapa general de la Etapa 2, que discurría inicialmente en Pirineos, recorriendo varios puertos de la cadena: Col d’Aspin, Col de Peyresourde, Col de Menté y Col de Portet d’Aspet, más tarde visitaba la curiosidad natural de la gruta de Mas d’Azil y finalizaba en una posada rural cerca del bonito pueblo medieval de Mirepoix.
Como me ha ocurrido en prácticamente todas las etapas de este Tour, lamento que mi “cosecha” de fotos sea bastante limitada, y es que me doy cuenta que con el paso de los años me centro más en la ruta y en aspectos relativos al desarrollo del Tour que en la cámara de fotos, y de ahí el pobre resultado de imágenes, que no reflejan más que esbozos de algunos momentos puntuales de la etapa.
Amaneció un precioso día de verano en el valle de Lesponne y a las 7:30 horas el sol naciente acariciaba con una cálida luz las cimas de las montañas circundantes; a esa hora varios participantes andaban enfaenados en dar unos mimos a sus roadsters y prepararlos para lucir con todas sus galas en el recorrido que pronto iban a iniciar.
En la foto Homecanya nos saluda bayeta en ristre, y al fondo Jmaben y Mivi.
SoloMarcos se las había arreglado para instalar la placa del Tour con una curiosa ubicación que llamaba poderosamente la atención a todo aquel que ruteaba tras su Abarth.
Un rato más tarde estabamos disfrutando del primer desayuno del Tour en el hotel Domaine de RamonJuan, pletóricos y con ganas de afrontar juntos la etapa que teníamos por delante.
Una foto en el momento de iniciar la ruta, con el edificio del hotel al fondo.
Unos 45 minutos más tarde estabamos disfrutando de la absoluta tranquilidad del lago de Payolle, situado en el corazón de los Pirineos en la ruta del Col d’Aspin.
Las chicas…
Y los chicos…
Tres roadsteras en la floresta.
Antes de marchar de aquel hermoso lugar, hago una foto al siempre elegante y deportivo AMG de Jmaben.
Mivi estaba feliz con su Boxster 981 recientemente adquirido, y cada vez mejor acoplado al mismo. La verdad es que la aceptación del rojillo era general y a todos gustaba.
Algo más adelante, parada técnica para dar paso preferente a las señoras vacas, dueñas de sus dominios pirenáicos.
Continuamos la ruta, damos un paseo a bordo por las calles del pueblo de Arreau “la capital de los cuatro valles”, hacemos supermercado y seguimos ruta. Y ya más adelante, en la ruta del Col de Peyresourde nos damos el regalo de subir a la estación de Peyragudes, precioso tramo y hermosísimas vistas con una meteo que ayuda a recrearse: día perfecto y temperatura ideal, con unas fotos.
Y dos fotos de dos estupendas parejas, “los Canyas” y “los Mivis”, aunque en realidad eran igual de estupendas que el resto de las parejas del Tour, como estupendos eran todos los participantes, que con pareja o sin ella formaron un equipo de primera clase.
Algo más tarde parada, paseo y refrigerio en la elegante estación termal de Bagnères de Luchon y ahí están aparcados nuestros valientes roadsters en una calle de la villa; no hay más que verlos para darnos cuenta de que estaban tan contentos como sus dueños de participar en tan interesante evento.
Vino seguidamente la ruta del Col du Portillon por donde atravesamos al valle de Arán, y en este tramo nos acompañó un Toyota MR2 de unos franceses que se lo iban pasando como enanos y les debió de entrar un subidón al verse acoplados a la caravana de roadsters a juzgar por la exagerada gesticulación que se gastaban en cada tramo y cada curva. Pilotaje obliga y nada de cámara, el volante requería toda mi atención y más…
La emoción de las curvas continuó algo después con la subida al Col de Menté y el relax llegó en la cima con un sosegado picnic sobre una verde pradera; algunas fotos.
Miva en acción.
Damos un salto de muchos kilómetros y nos vamos a la gruta de Mas D’Azil que siempre sorprende, una gigantesca cavidad natural que la carretera atraviesa por su interior. Dejamos los roadsters en un parking exterior, nos dimos un paseo a pie por el interior, y naturalemente después la atravesamos ruteando pues el recorrido de la etapa pasaba por la gruta.
Unas fotos, las dos primeras en el interior y la tercera en un punto próximo a la entrada Norte de la gruta.
Ya llegando al final de la etapa visitamos, como era obligado, el pueblo de Mirepoix, en el que uno se mete materialmente en una pelicula del medievo pues su casco histórico está perfectamente conservado. Y por ahí andamos…
Cuando marchábamos de Mirepoix un par de potentes truenos anuncian que una tormenta de verano sobrevuela el lugar; vamos rápidamente de los coches y no nos libramos de un chubasco, pero diez minutos después llegábamos al hotel de etapa, en una posada rural: la Auberge du Balestie. Tras la cena, nos quedamos un rato de sobremesa con el personal muy relajado; observamos en la foto que SoloMarcos y Lorena fotografían la misma escena…
…que no era otra que la de MIVI ofreciendo un pequeño concierto de piano, y es que el roadster no es, ni mucho menos, su única afición; y además en este caso la carrera de piano que adorna su curriculum es reflejo de que el asunto va más allá de la mera afición.
Esta "escena de salón" servía así de colofón a una etapa que había sido muy variada y nos había ofrecido buenas sensaciones.
La única nota triste fue ver partir al CanyaTeam a media tarde de regreso a casa, pero era algo ya previsto pues por razones laborales se habían apuntado a la primera etapa y parte de la segunda para retomar el Tour a finales de la etapa 9 y continuándolo ya hasta el final como así harían.
Y aquí me quedo.