Al leer en este hilo lo relativo a la maniobra de punta tacón, muy bien explicada por cierto, me doy cuenta de lo viejuno que voy. En mi juventud casi todos los que teníamos un 600 practicábamos el punta tacón por tres razones: 1.- Los sincronizados del cambio del 600 eran realmente malos y la primera ni lo llevaba, el doble embrague era casi imprescindible y en las frenadas para reducir también tenias que hacer el doble embrague, para lo cual pisabas freno con la punta del pie derecho, pisabas embrague con el izdo, punto muerto, aceleron con el tacón del pie derecho mientras seguias frenando, reducias y soltabas embrague. 2.- El 600 tenia 45 CV con lo cual si querías disfrutar de una conducción algo alegre tenias que aprovechar al máximo todas esas maniobras. 3.- Con 18 años la sangre te hierve y el cuerpo te responde fenomenalmente para todo lo que sea sacarle un pelin más de deportividad a la conducción.
Luego con mi segundo coche, un Austin 1.100, los sincronizados ya eran mucho mejores y la sangre ya no hervía de igual manera, así que lo del doble embrague y punta tacón ya no era tan necesario, aunque por costumbre yo seguía practicándolo ocasionalmente. Y ya con mi tercer coche, un Chrisler 150 con una línea muy agresiva pero un coche y un piloto mucho más aburguesado, el punta tacón se fue olvidando. Para el cuarto coche, un BMW e36 318i, ni pensaba para nada en el punta tacón.
Dicen que la vejez es en realidad una segunda juventud, y algo de ello es verdad, porque con mi Z3 me volvieron los recuerdos del 600 y en las reducciones de curvas míticas como las del Stelvio, Furka, Grimsel, etc. el doble embrague me salía en automático y el punta tacón lo intentaba pero ya no había agilidad para conseguirlo y al final lo que obtenía es un dolor de pies y rodillas que me volvían a la realidad de los achaques de reuma de la vejez.
No obstante, tengo que decir que al final he conseguido dominar la técnica del punta tacón casi a la perfección y mucho mejor que en mis años mozos. El secreto no está en ningún elixir rejuvenecedor. La cosa es mucho más simple. En los 50 años que median entre mi primer 600 y el BMW Z4 de mi hija, la técnica ha realizado progresos inmensos. No hay que preocuparse por los sincronizados ni por la potencia (de 45 a 231CV) ni por la eficacia de la frenada, y lo que es más importante: no hay que preocuparse del embrage , es una delicia iniciar la frenada bien compensada y súper efectiva, tocar la leva de reducción y ver como en coche hace todo lo demás, pisa embrague, pasa apunto muerto, pega el acelerón de manera muy precisa igualando las revoluciones del piñón de ataque y engranaje correspondiente y engrana la marcha inferior soltando el embrague y todo en poquísimo tiempo, mientras yo solo tuve que pisar el freno moderadamente. En efecto, se trata de un cambio SMG pilotado por un autómata electro hidráulico comandado por una centralita electrónica.
Perdón por el rollo exagerado que he metido aquí en este hilo sobre el Miata NB, muy bonito por cierto, pero como iba de punta tacón, no quise perder la ocasión.