La verdad es que poco a poco he conseguido llevarle por el buen camino.
Os explico algunas pautas que yo mismo he redactado sin ayuda de nadie para conseguir hacer de vuestro padre una pesona de provecho.
Educar es una de las tareas más difíciles a las que nos enfrentamos los hijos. Y, aunque no existen fórmulas mágicas, sí hay algunas cuestiones clave que tenemos que manejar con soltura. Nunca es pronto para comenzar a educarle. Estas son las reglas básicas para conseguir que tu padre crezca feliz.
Desde muy pequeños los padres tienden a imitar todas nuestras conductas, buenas y malas.
Podemos aprovechar las costumbres cotidianas -como saludar, comportarnos en la mesa, respetar las normas al conducir- para que adquieran hábitos correctos y, poco a poco, tomen responsabilidades.
De nada sirve sermonearle siempre con la misma historia si sus hijos no hacen lo que le piden.
Tienen que saber lo que ocurre si no hace lo que le pedimos. Por ejemplo, debemos dejarle claro que después de jugar tiene que recoger sus juguetes.
Es importante que el padre -y también nosotros- comprenda que sus sentimientos no son el problema, pero sí las malas conductas. Y ante ellas siempre hay que fijar límites, porque hay zonas negociables y otras que no lo son. Si se niega a ir al trabajo, tenemos que reconocerle lo molesto que es a veces madrugar y decirle que nosotros también lo hacemos para ir al colegio.
Asesor: Raúl Gómez, psicólogo.
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