Como todo tiene un comienzo y un final, llegan mis últimos comentarios e impresiones sobre el Tour
Extracto de la Etapa 17Nos situamos con el mapa general de la decimoséptima etapa (el recorrido está marcado en trazo naranja), que podríamos dividirla en tres partes diferenciadas, en su primera parte abordaba el Mont Ventoux con ascenso por la vertiente Este y posterior descenso por su lado Oeste, venía luego un tramo de bajada en rumbo Sudoste por autopista hasta pasada la ciudad de Narbonne, y en la tercera parte de la etapa la ruta discurría a través de la comarca de Les Corbières y la zona de los castillos cátaros, finalizando la etapa en la aldea de Gincla.
Habíamos pasado la noche en el pequeño hotel La Garance situado al pie del Mont Ventoux en un ambiente muy provenzal. Desde las habitaciones del hotel que daban al Norte teníamos una estupenda vista del Ventoux, en la foto siguiente vemos como lucía en aquella mañana de agosto algo nubosa pero con agradables temperaturas. La cima parece que esté a no mucha altitud pero la impresión visual engaña ya que está a 1.912 m.
Parte de los coches en el parking del hotel a primera hora de la mañana.
La foto siguiente en el momento desayuno.
Un poco más tarde ya estábamos ruteando por las alturas del Ventoux. En las siguientes fotos por ahí anda el Boxster de Ángel.
Foto de algunos coches en la cima y David nos saluda.
Héctor y Rosi.
David y Malena.
El Canya Team, que para la ocasión lucía polos especialmente elegidos con serigrafía del Mont Ventoux.
Apetecía disfrutar de un café en el Ventoux y esta fue la terraza elegida para ello.
El lugar de la parada no fue mal elegido, pues en su parking había algunos ejemplares interesantes como este Alfa clásico que vemos junto al Mx5 de David.
Comparativa de dos zagas de roadster, japonés e italiano, de muy distintas generaciones; el “abuelo” se conserva ¡pero que muy bien!
No era la única curiosidad que vimos en el parking de la cafetería, pues algo después de nosotros llegó un Porsche 356 un tanto especial… creo que las fotos hablan por sí solas.
Una foto de una parte del grupo con este ejemplar bastante raro de ver y más con este look.
Vaya casualidad! Cuando estábamos en aquella terraza del Ventoux pasa sobre nuestras cabezas una patrulla aérea dibujando la bandera francesa en el cielo.
No se estaba mal en el Ventoux desde luego, pero la etapa era larga y llegó la hora de marchar.
Por motivos laborales el amigo Homecanya debía regresar a casa en esta última etapa del Tour, de modo que a él y a Anna les resultaba del todo imposible pernoctar en el hotel de la etapa 17 lo que motivó su despedida a mitad de la jornada. Ciertamente, y según me comentaron muchas veces, ambos habían disfrutado lo suyo en el Tour y al fin y al cabo perder media etapa en el último día no era mucho perder. Nos despedimos así de Javier y Anna deseándoles un muy feliz retorno a casa y el resto del grupo emprendimos un largo tramo de autopista que abandonaríamos algo después de Narbonne. La foto en una parada justo tras dejar atrás el peaje de salida de la autopista.
Y en la tercera parte de la etapa empezamos a rutear ya por tramos de carreteras “normales”, mucho más interesantes que la aburrida autopista, con una parada en el pueblo de Tuchan para descansar un rato y rehidratarnos. Algunas fotos de paseo por el pueblo.
Reemprendimos la ruta con una visita exterior al castillo de Queribus, huella importante que los cátaros dejaron en la zona.
Y algo después vino la ruta de la pequeña garganta de Galamus, pequeña pero interesante; no era ni la primera vez que en un Tour yo pasaba por allí y la verdad es que es un tramo curioso y un tanto sorprendente; algunas fotos.
Un poco después llegábamos al hotel de fin de etapa, en donde el compañero y socio del club Maxmart nos estaba esperando con su chica, y naturalmente con su Smart Roadster, para acompañar y compartir con el grupo aquella última noche del Tour.
El Final del Roadster TourAmaneció en la aldea de Gincla como en cualquier otro día del Tour, pero aquella mañana era diferente porque en lugar de una etapa por delante, llegaba en momento de la despedida y la vuelta a casa, lo que no impidió compartir los primeros momentos de la mañana como en cualquier otra jornada, y ahí estamos en el momento desayuno.
Una foto de grupo frente a la
Hostellerie du Grand Duc, un hotel ya con solera en la pequeña historia de los Roadsters Tours.
Un momento antes de la despedida para poner rumbo de vuelta a casa, quise hacer una foto con una “coreografía” similar a otras que en este mismo hotel tenemos de Tours anteriores.
Termino mis comentarios y reflexiones indicando que si en cualquier evento del club la implicación de los participantes es fundamental, en un Tour, con tantas etapas de ruteo y de convivencia, lo es ciertamente en grado superlativo; no puedo pues dejar de agradecer a los participantes su implicación y su colaboración.
El Tour de este año finalizaba para mí con una compleja mezcla de sensaciones; estaba satisfecho por haber llegado hasta aquí superando el pequeño reto que llevar a cabo un Roadster Tour siempre representó para mí, pero me asaltaba también una sensación extraña, mezcla de tristeza y de nostalgia, al percibir que un proyecto el que tantas ilusiones había depositado llegaba a su meta y final.