Sigue adelante el post-Tour con una nueva etapa.
Extracto de la Etapa 14Nos situamos con el mapa general de la decimocuarta etapa (el recorrido está marcado en trazo naranja), en la que la ruta discurría con rumbo Oeste en gran parte a través de Suiza, y sólo en sus últimos kilómetros en Francia tras entrar en el país galo por el Pas de Morgins; la ruta finalizaba cerca del pueblo de Bernex en la comarca del Chablais situada al Sur del lago Léman.
Si en la tarde anterior habíamos sido envueltos en una espesa niebla atravesando la última parte del recorrido a través del Furkapass, la mañana amaneció preciosa al día siguiente; no hay más que ver lo contento que parecía estar Ángel tras rematar la sesión de detallado de su Boxster.
Aquel día habíamos decidido salir antes del horario habitual para aprovechar al máximo la etapa, que por kilometraje era bastante larga y además pretendíamos disfrutar debidamente en la primera parte de la mañana de los dos puertos amigos, pero enfrentados vigilándose el uno al otro: el Furkapass y el Grimselpass. A las 8:34 horas está hecha la siguiente foto en el momento en que salíamos ya del hotel
Rhonequelle -Fuente del Ródano- en el que habíamos pasado la noche.
Como en la tarde anterior atravesando el Furkapass no habíamos visto más que, malamente, la carretera por la que circulábamos a causa de una espesa niebla, llegaba el momento de darnos un regalo disfrutando de la ruta, que aparecía en esta mañana completamente despejada.
Ya en la cima del puerto unas cuantas fotos, en las dos primeras Bicilíndrico hace reverencias a su Audi TT, era su forma de agradecerle el placer de conducir que le estaba proporcionando, superados ya, parece que definitivamente, algunos pequeños disgustos que le había dado en etapas anteriores.
Sí, no hay duda ninguna de que estamos en la cima del Furka, pero algunos quieren que quede claro con una foto personal de recuerdo.
Unos minutos después estábamos en un punto más que mítico de la ruta del Furkapass: la explanada situada junto al hotel Belvédère, muy cerca del nacimiento del Ródano en el glaciar que lleva su nombre.
En el Belvédère cada uno hizo lo que prefirió: algunos intentaron sin demasiado éxito que las marmotas que allí estaban se acercasen a comer sus galletas, otros visitaron la tienda de recuerdos del glaciar del Ródano y saludaron a su veterana propietaria, y otros optamos por disfrutar del paisaje sacando alguna foto como las siguientes: en los primeros planos el valle del Ródano en sus primeros kilómetros y al fondo las cumbres de los Alpes del Valais, del otro lado está Italia.
Retomamos la ruta con uno de los tramos más bonitos que se pueden hacer en los Alpes: estamos bajando el Furkapass y de frente la subida del Grimselpass, al fondo nos saluda la cima del Finsteraarhorn desde sus 4.274 m de altitud.
Y en el mismo punto miramos por el retrovisor y por detrás quedan las rampas del Furkapass por las que acabamos de descender… la impresión que uno tiene es la de estar en medio de un bellísimo escenario con visión de 360º rodeado de carreteras de alta montaña y con el Ródano recién nacido corriendo tumultuosamente valle abajo formando cascadas, y una vez más pienso que es mi sitio favorito de los Alpes, no se ya cuántas veces he venido aquí pero una vez más no me defrauda.
La siguiente foto en el momento en que pasábamos por el punto en el cual las carreteras del Furka y del Grimsel confluyen, al fondo la cuenca en cuya parte superior está el glaciar del Ródano y el nace del glaciar formando cascadas entre las rocas.
A comienzos del siglo pasado la morrena del glaciar cubría completamente las rocas y rellenaba parte del valle en la zona que hoy vemos poblada de coníferas. El calentamiento global y como consecuencia la retracción de los glaciares europeos, se nos muestra aquí bien claramente.
Continuamos la ruta, subimos al Grimselpass y desde allí realizamos una excursión al Oberaarsee; la carretera es estrecha, de sentido único y con circulación reglada, pero la excursión merece la pena por los paisajes de alta montaña que nos ofrece. Algunas fotos realizadas en esta pequeña excursión.
Retornamos a la cima del Grimselpass y allí nos deleitamos con una larga parada disfrutando del lugar y de algunos ejemplares curiosos que se veían por allí, como éstos por ejemplo.
En realidad, la parada en la cima del Grimselpass fue algo más dilatada de lo previsto, pues el Smart de SoloMarcos se negaba a arrancar, se hicieron distintas pruebas desconectando la batería para resetear la parte electrónica del coche y finalmente en una de éstas por suerte arrancó, así que venga, a los coches y vámonos yendo ya!
La alegría no duró mucho, pues a mitad de bajada del Grimselpass paramos en una gasolinera para respostar y allí el pequeño Smart se negó de nuevo a arrancar. No había más remedio que llamar a la asistencia y ver qué solución podría haber al problema. Tras un tiempo de espera y valoración se decidió que lo más racional era reclamar la asistencia del seguro y con Marcos y Sole quedaron Héctor y Rosi y Bicilíndrico y Mª Carmen a la espera de una posible solución, siguiendo el resto del grupo la ruta y contactando varias veces a lo largo del día con los que habían quedado atrás para tener noticias de la evolución del problema.
Hubo suerte, y lo que en principio hacía presagiar una muy complicada solución, la tuvo, casi milagrosamente, con un mecánico que conocía bien las particulares características del Smart, y gracias también al buen hacer de Héctor y Bicilíndrico que personalmente se acercaron a un concesionario en la ciudad de Thun pudiendo adquirir la pieza necesaria para sustituir la defectuosa que por suerte tenía el establecimiento en su stock de repuestos; según me informaron más tarde, parece que el fallo es conocido y relativamente frecuente en los Smart llegado un determinado kilometraje. El caso es que el problema pudo solucionarse y el Smart acompañado del Jaguar y del TT llegaron sin novedad al hotel de la etapa pasadas ya ampliamente las 11 de la noche, ¡pero llegaron y con el problema solucionado! que al fin y al cabo era lo importante.
El caso es que los cinco restantes coches del grupo continuamos según lo previsto con la ruta de la etapa; bordeamos los lagos de Brienz y de Thun en la emblemática zona de los Alpes berneses, y más tarde abordamos una bonita ruta alpina: el Jaunpass con su cima a 1.509 m de altitud; a Lorena le gustaban especialmente los bucólicos paisajes de praderas y abetos de este puerto y en una traducción libre convino en llamarle el “paso de Juanito”…, lo cierto es que los paisajes que atravesamos en la ruta del Jaunpass eran una maravilla con un recorrido realmente delicioso.
Como aquel día con la agitada mañana que habíamos tenido no habíamos tenido oportunidad de adquirir viandas para nuestro picnic diario, decidimos que lo mejor era comer en un establecimiento que en realidad era una quesería de montaña en la que fabricaban y vendían sus propios quesos y ahí anda una parte del grupo frente al establecimiento en cuestión.
Continuamos después la ruta a través de la comarca suiza de los Alpes de Vaud, dejamos territorio de habla alemana y entramos en la zona de Suiza de habla francesa, atravesamos Col du Pillon (1.546 m) y el Col de la Croix (1.727 m) y cerca de la cima de este último hicimos una parada descanso en un bonito lugar con vistas en el que saqué algunas fotos.
El lugar tenía una paz extraordinaria y un silencio casi absoluto, tan sólo se escuchaban los cencerros de un grupo de vacas que allí estaban a sus anchas.
En medio de aquel silencio escuché a lo lejos un rugir que a medida que se acercaba me daba la impresión de que me resultaba algo familiar…me acerque al mirador en el que estábamos, metí zoom al máximo y logré fotografiar a dos 911, cada uno de su estirpe, que bajaban felices por aquella carretera.
A partir de este momento mi cámara de fotos se tomó un largo descanso porque no la toqué ya más hasta llegar a nuestro hotel de etapa. No es que la ruta no tuviese muchos momentos atractivos, que los tuvo, pero de vez en cuando me dedico a conducir…
Continuará…