Por fin un rato para recuperar recuerdos y compartirlos...
Si, ya se que estoy de vacaciones, pero no hacer nada, si se hace bien, lleva muuuuucho tiempo.
Para describir la conce con un solo calificativo, lo tengo claro: DELICIOSA.
Y cuando la recuerdo, predominan dos sentimientos: gratitud y alegría.
Gratitud con los organizadores y participantes por hacer posible esta experiencia que nos ha revelado -por lo menos a algunos- una región de carreteras y paisajes perfectos para recorrer en nuestros juguetes.
Alegría que desbordaba en los participantes, sobre todo en los organizadores, un tamden con visible complementariedad, que transmitió a raudales ilusión y conocimiento sobre la zona que nos acogía.
Como siempre, poniendonos el sombrero crítico de "todo se puede mejorar", seguramente encontraríamos algún "pero", pero no me da la gana, así que
matricula de honor para la conce.
Y dicho esto, recopilo las pocas fotos realizadas e intento una pequeña narración de la experiencia...
...que como es de rigor hoy en día, comenzó con un grupo de wasapp activo, donde ya casi todos nos conocíamos y aportábamos cosillas que nos ayudaban a mantener la atención y a disfrutar con antelación la experiencia que se aproximaba. Un acierto estos grupos, aunque a veces sea imposible seguir las conversaciones de tantos amiguetes comentando cosas.
La conce se inició para mi el jueves, cuando dedique la tarde a lavar, descontaminar y sellar el NC. Un trabajo duro por la falta de experiencia y lo acumulado en la chapa. No dio tiempo ni a trabajar bien el interior del coche, que recibió una "limpieza de la suegra"
Al día siguiente tocaba currar, con la gran suerte de dejar cerrados bastentes temas y una alta probabilidad de que no me llamen en las vacaciones. Completamos el equipaje y...
Arrancando en Rianxo, por fin encerado, despues de tantos años (Si, si que faltan los swirls, los faros,....pero todo llegará)
Habíamos quedado con una compañera de mi copi en Monforte. A pesar de dormir hace dos años en Monforte, tuve la sensación de que hacía mucho tiempo de que no veía el monasterio de los Escolapios, una preciosa construcción herreriana que pudimos contemplar con calma desde una terracita.
Aún quedaba camino, así que intentamos no demorar la salida. En el aparcamiento encontramos un NA rojito al que saqué la foto de rigor.
Avistamiento del abuelo en monforte
Fuimos directos a Ponferrada, donde Gelo nos escoltó diligentemente hasta el punto de encuentro. Un pequeño fallo. Deberíamos haber pasado por el hotel, ya que habríamos alcanzado hallí a la comitiva. Pero todo tiene sus pros y sus contras, a cambio tuvimos un rato de charla con Gelo, que nos fué poniendo al tanto de la economía de la zona, su dependencia de la minería y su difícil situación.
Ya de noche, nos postureamos -perdón, paseamos- por Ponferrada, dejando ver la belleza de nuestras monturas por las zonas centricas y aprovechando para contemplar fugazmente el castillo templario. Cenita barata y rica en "El Fielato" y caminito del hotel por una carretera que anunciaba como iba a ser la conce: buen asfalto, curvas, arbolado y paisaje. ¿Ya he dicho deliciosa?, pues me reitero.
Por un pelo conseguimos escurrir el bulto de la fiesta e irnos a dormir.
Me levanté con ánimo de buen discípulo, dispuesto a aplicar quick detail a mi pequeñín, pero había poco quorum, asi que -por qué no-,
me concedí una bajadita hasta el pueblo de Santalla del Bierzo, por el que habíamos pasado la noche anterior. Despues de cambiado el termostato, el motor del NC adquiere la temperatura adecuada en poco tiempo y la centralita se había quedado en cama alargando el sueño reparador. Bueno, ya sabeis como va: descapotado, sin tráfico, temperatura perfecta, inercias, aceleraciones, fuerza centrífuga, motor a altas revoluciones, golpe de gas, la marcha que engrana a la perfección, una gozada mañanera. Con un pequeño fallo a la entrada de una "180º" que casi me da un susto. Un recordatorio de que hai que mantener la concentración y tener presentes nuestros límites.
A la vuelta, el Hello Kitty Team me ha robado el aparcamieno y, entrando en la conce como un ciclón, ya está animando el cotarro en el desayuno. Levanto a mi copi, que se incorpora al café levantamuertos que nos ofrece el Medulio y agradeciendo la facilidad de dormir dos días en el mismo sitio y no tener que cargar todo antes de salir, nos ponemos en marcha. Bajamos por la N536 que acabo de recorrer y continuamos camino hasta Bembibre, donde nos tomamos un descanso con tapitas de tortilla y un poco de Jamón por cortesía del grupo de Harley-Davidson del Bierzo, que coincidió con nosotros en la parada. Por cierto. Aparcamiento perfectamente reservado por el Ayuntamiento.
Seguimos camino, todo por estupendas carreteras viradas y protegidas por abundante vegetación autóctona -No había eucaliptos, que felicidad-, hasta llegar a Igüeña, en un restaurante a orillas del río. Por suerte tuvimos el regalo de una meteo perfecta para roadster en esta conce, sobre todo el "día grande" : veintipocos grados, nubes y claros, y un poco de brisa. Si llega as ser como en las tierras montarazes, habríamos esperado la comida metidos en el rio. Resumiendo: estaba fresco y no hizo falta bañarse :-).
Genial idea de la cartelería en el restaurante
Comimos con calma, hablamos como siempre de coches y de todo lo demas y arrancamos hacia Fabero. Allí nos esperaba una visita que nos metió de golpe en un aspecto clave para entender la región, su economía en declive y puede que hasta la personalidad de sus gentes.
El Pozo Julia, en Fabero, es una simulación de un Pozo de antracita, situada sobre los restos de una explotación real.
Guiados por un antiguo trabajador del propio pozo fuimos aprendiendo sobre la tecnología utilizada en la mina. Comenzamos visitando los enormes compresores de aire, que sumaban entre los 3 1250CV de potencia. Se utilizaban para la imprescindible ventilación en el pozo y para hacer funcionar los taladros y demás maquinaria en las galerias. El ruido que producían se escuchaba en kilómetros a la redonda. La segunda "gran máquina" es la que movía el ascensor. Estamos acostumbrados a nuestros ascensores "domesticos", pero cuando hay que vencer una caída vertical de 275 metros y sacar toneladas y toneladas de carbón cada día, evidentemente, no son prácticos. Cables de acero de diámetros respetables, enrollados en enormes cabestrantes, y una persona dedicada a manejar la instalación.
Después nos fuimos "al pozo". La "bajada" en el ascensor impresiona, pero lo que realmente deja huella es imaginar las durísimas condiciones de trabajo: el ruido atronador, el calor sofocante entre 35 y 40 grados, el polvo negro que lo ocupa todo, las forzadisimas posturas en espacios reducidos y el constante riesgo de accidente grave. Para "compensar" estas condiciones, y la terrible silicosis que suele afectarles, los mineros tenían un alto poder adquisitivo, y 20 000 familias vivían de esta actividad extractiva. En la actualidad, solo 500 mineros siguen trabajando en la zona, cambiando por completo el panorama económico del Bierzo.
A la salida del pozo, visitamos las zonas de vestuarios, también llamativas por lo "industriales" y poco cómodas, con unos peculiares tendales para la ropa de trabajo. Al recordar lo vivido, me doy cuenta de que estaba tan absorto en las descripciones e historias que no saqué ninguna foto en el Pozo Julia. Tendreis que esperar a que nuestro simpático troll acabe las vacaciones.
Otra foto de familia, que veremos algún día...
...a rodar de nuevo.
Podeis interrumpir el tocho este y ver un cachito del video de Juan. Yo lo estoy haciendo ahora mismo.
Big wheel keep on turnin'
Proud Mary keep on burnin'
Pasamos por Villadepalos, donde formábamos parte del programa de las fiestas.
Y al hotel, donde había música en directo, gentileza de Gelo el dueño del hotel, que participaba en el grupo. Repertorio ecleptico, perfecto para cuarentones, cincuentones y allegados. Mira que voy poco a conciertos, pero la música en directo de "conjunto" me encanta. El sonido llegaba como un cañón a nuestra habitación mientras nos dábamos una duchita reparadora, desde el balcón seguí un poquito de la actuación, y a Juan grabando y sacando fotos.
Por cierto, no podía faltar...
Rollin', rollin', rollin' on the river
Rollin', rollin', rollin' on the river
Por decisión de Juan y aclamación popular, el imno de esta concentración.
Puesta de sol desde el hotel.
Pero el día no está acabado, ni mucho menos. Cenita enxebre con sardiñas e pementos en el comedor, que el jardín ya estaba fresco para esas lides. De complemento y postre, un torrente de experiencias, conocimientos e historias que escuchar. Un plato que desde luego es de mi gusto, y que saboreamos con relajada tranquilidad en el Medulio.
La teoría era que el grupo iba a repetir despues de la cena, pero estábamos despistados con el plan. Realmente íbamos a acercarnos a las fiestas de Lago de Carrucedo -que buena memoria tiene google maps-. Para que los gallegos os hagais una idea de la magnitud de las fiestas: imaginad Betanzos con una actuación de la Paris de Noia. ¿Lo teneis?. Pues lo contrario.
Al final fuimos pocos, pero lo pasamos en grande durante un buen rato, hasta que la cordura se impuso y regresamos al hotel.
Fiesta en Lago con Gelo y Celeste en modo latino
Al día siguiente, la juerga pasa factura y llegamos tarde a la salida. Glups !!!. A ver con que cara los levanto a todos en Octubre...
Y a las Medulas !!!
No nos podíamos perder la impresionante huella que la minería -esta vez de los romanos-, dejó en el Bierzo. Como sabeis, los romanos agujerearon durante 200-250 años una montaña completa usando túneles y agua para extraer oro. El resultado, 1800 años después, es increible.
Hello kity Team en las Medulas.
Isalpina se merece dos fotos por el mérito de superar la generosa pendiente que separaba el aparcamiento del mirador.
Carmiña Jones y acompañante -el señor Bond va de incógnito- en el tunel de las Médulas.
Cumplida la visita, nos encaminamos hacia la parada y fonda de media mañana. Nosotros capotados por prescripción de la que manda.
El Alpina tomándose algo.
Dios los da ellos se juntan. En cuanto aparcó lo abordamos, le hicimos fotos, y lo convencimos para acompañarlos en nuestro refrigerio.
Inesperado encuentro con el bisabuelo.
Nos dejó manosearlo, sentarnos dentro, fotografiarlo desde todos los ángulos. Tenía una historia curiosa el coche. Lo dejaron abandonado en el garage de un piso que compró el señor. Estaba hecho un cristo, pero a base de trabajo, así lo podemos disfrutar los aficionados a los roadsters:
Clásico con glamur.
Clásico con alegría
Y clásico en buena compañía.
Padre e hijo discutiendo quien conduce el miata y de camino a la comida, de muy buena relación calidad-precio. Despues de las despedidas, y con la alegría y seguridad de vernos pronto en otro sarao similar, nos fuimos encaminando cada uno a su lugar de origen.
Cafetito de regreso con el Hello Kity Team
Como conclusión a esta historia, no puedo más que repetirme.
Gracias a organizadores y participantes por una conce DELICIOSA.