Ayer por la mañana saliendo de ruta llegué a una conclusión.
Resulta que en el Mx5 el sábado me volvieron a fallar las bobinas estando en el parking del gimnasio. Incluso llamé a la grúa aunque al final arrancó y a los 200 metros empezó a funcionar bien. Una cosa que esta semana mismo soluciono si las tienen disponibles.
El caso es que ayer por la mañana para irme de ruta cogí el Boxster para evitar problemas y además me hice la misma ruta que habíamos hecho el miércoles pasado por la tarde tres Mx5's.
La conclusión a la que llegué fue que para bajarme del Boxster con la sonrisa que me bajo del Miata tengo que jugarme la vida, así de claro.
Iba conduciendo el Boxster y el sonido del escape me embriagaba, la perfección al tomar cada curva, sin ninguna vibración, enlazando curva tras curva a un ritmo dinámico sintiendo el absoluto control del coche, una auténtica pasada lo bien que va. Era como conducir desde el sofá de casa, donde sabes que lo tienes todo controlado y raro es que algo te pille desprevenido.
En ese momento me acordé de las sensaciones del Mx5 pasando por esos mismos sitios hacía tres días, la emoción, sobre todo la emoción de sentir la velocidad constantemente, los continuos cambios de marcha, la sensación de poder hacer deslizar sin miedo la parte trasera casi en cada horquilla cerrada, las ligeras y agradables vibraciones que notas por el cuerpo al conducirlo, es como si desde el pedal del acelerador subieran por la pierna derecha y rebotasen en el testiculo derecho haciendo que salgan disparadas por el brazo y se incrusten en el cerebro en forma de felicidad. Es la diversión hecha coche.
Creo que, como muchos pensáis, y empiezo a pensar yo también, el Mx5 es el roadster definitivo, y corriendo los tiempos que corren dudo que salga nada que lo supere.