Etapa 7.- De ruta por las gargantas del TarnTras la tarde gris de la víspera, el día amaneció con una estupenda pinta, con lo cual desayunamos llenos de optimismo y con ganas de emprender de nuevo la ruta.
En la foto siguiente acabábamos de sentarnos a la mesa para desayunar en nuestro hotel de etapa: La Lozerette, situado en el pueblo de Cocurés.
Concluido el desayuno, ahí andamos escudriñando los mapas para investigar por donde vamos a perdernos en la ruta del día.
Y ya estamos metidos en faena en plena ruta. Parada en un mirador y ahí abajo tenemos el minúsculo pueblo de Castelbouc situado en el fondo de la garganta del Tarn junto al río.
Para llegar al pueblo hay que bajar al río y atravesar este puente, un bonito sitio.
En las siguientes fotos, de paseo descubriendo el pueblo de Castelbouc
Seguimos luego ruteando por el fondo de la garganta, y en un tramo decidimos escalar una pared por una carretera lateral subiendo a este mirador, desde donde se disfruta de una buena panorámica del pueblo de Saint Chély que tenemos allá abajo.
Otra vista de Saint Chély acercado con el zoom de la cámara
Nos bajamos al pueblo para tomar algo y disfrutar de la terraza del bar, de la compañía y de la conversación en esta soleada mañana de comienzos de junio
No faltó después un paseillo por las callejuelas del pueblo
Unas fotos de la pequeña cascada que hay en St. Chély y que antes veíamos desde lo alto, ahora ahí cerquita a nuestro lado.
La ruta por la garganta del Tarn fue larga; aquí estamos en otro de los pueblos: La Malène
Mercedes, la acompañante de Rudolfito, siempre de buen humor y dispuesta para rutear; es la acompañante perfecta que no se queja jamás por largo o pesado que pueda ser el viaje; toda una campeona!
Con unas cosas y otras la mañana se nos había pasado volando, de modo que pusimos rumbo a las alturas de la zona, llegando al Mont Aigoual en donde a casi 1.600 metros de altitud nos hicimos nuestra comida pic-nic de mediodía en un entorno relajado y tranquilo pese a que por allí pululaban bastantes críos que andaban de campamento escolar, pero estos adolescentes franceses son en general bastante tranquilos y educados.
Una foto en parada "fisiológica" en la carretera de bajada retornando desde el monte..
Por la mañana nos habíamos recorrido todas las gargantas del Tarn y de la Jonte por la parte inferior, de modo que por la tarde anduvimos por cotas superiores con vistas desde los miradores que hay en la parte alta. Ahí van algunas fotos de las vistas superiores
La última parte de la tarde la dedicamos a rutear por la Cornisa de las Cevènnes entre los pueblos de Florac y St. Jean de Gard; un tramo de unos 60 kilómetros que atraviesa varios pequeños puertos, con un trazado mayoritariamente en cornisa, que es un placer continuo en un roadster y en donde se suceden curvas rápidas, curvas lentas, curvones en paella, tramos de suaves y sucesivas curvas en zig zag concatenadas en las que el coche nos mece lateralmente a derecha, izquierda,derecha, izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda.... sigue luego una curva rápida, después una curva lenta, luego viene una peqeña recta y de nuevo otro tramo de zig-zag, .....vistas a la derecha, horizontes a la izquierda....y vuelta a empezar otra serie....bufff esto no tiene fin, parece no acabarse...Puro placer.....tanto es así que no pillé la cámara ni un momento dado que sólo me dediqué a conducir y a disfrutar.
El día tuvo su término en un hotel rural aislado en la campiña, no lejos del pequeño pueblo de Ferrières les Verreries, era un hotelillo rústico por fuera pero con toques de diseño y modernidad en el interior. Allí dormimos a pierna suelta aquella noche y aquí tenemos a Ángel en su habitación......toda para él solito jeje.
Y aquí se terminó esta etapa. Nos queda todavía por contar otra etapa más de la aventura, que será la última del Tour.