Hoy vamos a hablar del
hotel de la etapa 17, la última del Tour.
Se trata de la
“Hostellerie du Grand Duc”, un hotel que para mí resulta particularmente entrañable, y más adelante explicaré el porqué.
Estamos en el Sur de Francia, en el departamento de Aude y al pie de los Pirineos, en una comarca en la que los cátaros hicieron historia edificando imponentes castillos. Allí, en la aldea de Gincla, a la que llegamos por una pequeña y poco transitada carretera, escondido en el fondo de un valle rodeado de exuberante vegetación está este pequeño hotel de 12 habitaciones, de las cuales 7 están reservadas para el Tour.
Situamos la ubicación del hotel echando un vistazo al mapa 5 de la etapa 17 en el que aparecen los últimos kilómetros de recorrido de dicha etapa y la aldea de Gincla como punto final.
La ilusionante recuperación de una noble y antigua casona.- Aquí tenemos una hermosa
“Maison de maître”, y no vendrá mal al respecto acordarnos de lo que hablamos acerca de este término cuando visitamos el hotel de la etapa 2, que en Francia define a una casa con arquitectura de carácter, que históricamente fue habitada por personajes notables o pertenecientes a la alta burguesía del lugar, respondiendo su estructura constructiva a las necesidades derivadas del estatus social de su propietario.
La casa, que data del año 1780, cayó en el total abandono en el siglo pasado; Martine y Bruno Bruchet, sus actuales propietarios, enamorados del edificio y de su ubicación, lo adquirieron en el año 1978 en un estado muy cercano ya a la ruina. Con energía e ilusión dignas de encomio se pusieron manos a la obra y juntos comenzaron un paciente y meticuloso trabajo de recuperación del edificio afrontando ellos mismos la mayor parte de las tareas de reconstrucción; unos años más tarde inauguraban una hostelería rural con 12 habitaciones que van del estilo Luis XV al colonial, pasando por el romántico.
El hotel ha ido mejorando con pequeñas reformas realizadas a lo largo de los años y sus instalaciones nos ofrecen hoy un confort actual respetuoso con el alma y el carácter del edificio.
El búho que dio el nombre al hotel.- Tras adquirir Bruno y Martine aquella noble casona, se encontraron con un edificio que dejado al abandono por muchos años se mostraba casi desvencijado en varias de sus partes; realizando una de sus primeras exploraciones del edificio, un buen día subieron al viejo desván ubicado bajo la techumbre y allí se llevaron un susto mayúsculo al escuchar la respiración honda y profunda de algún ser vivo; no tardaron en descubrir que la casona tenía un particular habitante: un enorme búho real -también denominado “Gran Duque”-, la mayor de las rapaces nocturnas y el más poderoso depredador alado de cuantos salen a cazar por la noche con una longitud que alcanza hasta los 73 cms y una envergadura alar puede llegar a los 2 metros. Es muy fácilmente imaginable el susto de que uno se puede llevar al toparse en el desván con tan inesperado personaje. Aquel curioso e inolvidable encuentro sirvió para que Martine y Bruno no tuviesen ninguna duda de de que «Grand Duc» -Gran Duque- iba a ser el nombre de su futuro hotel.
Una historia de amor, una familia, una hostelería.- Martine nos relata: «en realidad Bruno y yo nos conocimos alrededor de las cacerolas; con 20 años yo acababa de llegar al Sur de Francia desde mi Alsacia natal para trabajar en un restaurante de Saigallouse (pueblo francés próximo a la frontera española) y Bruno, que todavía no había cumplido los 18 años, trabajaba en la cocina de aquel restaurante; el flechazo fue inmediato y desde entonces somos inseparables; si uno de los dos tiene un mal momento, el otro lo sostiene y reconforta…, y además nos complementamos muy bien, yo tengo mucho carácter y él tiene un temperamento tranquilo y sosegado, creo que esto contribuye al equilibrio de nuestra relación”. El caso de Martine y Bruno prueba claramente que una historia de amor no es para nada incompatible con la vida profesional; más bien al contrario, su complicidad no ha hecho más que crecer con el paso de los años; es un bonito ejemplo seguido después por su hija Sandrine que hoy trabaja también en el hotel junto a su marido Jérémie.
“Trabajar unidos para hacerlo mejor”, tal es la filosofía de la familia Bruchet.
Desde la apertura de la Hostellerie du Grand Duc Bruno oficia en los fogones, y desde hace unos años Sandrine le ayuda aportando a la carta de menús su propia creatividad, Por su parte Martine aborda las restantes tareas del hotel con la ayuda de su yerno Jérémie.
Martine reitera que el secreto del éxito de su hotel está en la gestión familiar del mismo, "como siempre decimos a los jóvenes que vienen a hacer prácticas hoteleras en nuestra casa, la pareja y la familia son muy importantes en nuestra vida profesional y cualquier decisión la tomamos siempre unidos".
A la hora de sentarnos a la mesa, un elegante comedor en el que ambiente rústico y clásico se mezclan, sirve de marco para saborear con fondo de música clásica una cocina refinada y creativa con toques regionales,.
Y tras esta introducción unas fotos que ilustran un poco mejor este hotel.
A la derecha Bruno y Martine, y a la izquierda su hija Sandrine y su marido Jérémie, una familia que fue capaz de convertir una gran casona en decadencia en el hotel con encanto que hoy es.
Bruno ejerciendo sus artes de chef.
El edificio del hotel y su jardín romántico.
Un par de imágenes del interior.
Y algunas fotos de habitaciones; cada una de ellas tiene una decoración diferente.
Terminaré este largo comentario regresando al inicio del mismo, cuando decía que este hotel me tre recuerdos entrañables, y es que estuve en varias ocasiones en el mismo, siempre rodeado de gente estupenda compartiendo momentos de felicidad.
Fue el hotel de la primera concentración de mi vida en roadster, a la que en julio de
2002 asistí con los chicos del Mx5PassionFrance. La foto siguiente cenando en aquella conce en la que habíamos participado una veintena de Mx5 y yo era el único español. La verdad es que me resulta imposible creer que hayan pasado quince años desde entonces.
Siete años más tarde regresé a l’Hostellerie du Grand Duc con el RoadsterTour de
2009 organizado a través del bmwfaq. En la foto algunos de los participantes del aquel Tour posando con unos niños que también estaban alojados allí y quisieron salir en la foto.
Este hotel tuvo también el mérito de acoger en
2011 a los participantes del primer Roadster Tour organizado en el R.S.C. y la última etapa del aquel Tour hizo noche aquí.
Y en
2015 un nuevo Roadster Tour regresó de nuevo al “Grand Duc” y ahí estamos algunos de los participantes.
En agosto próximo, el
Tour RSC 2017 regresará nuevamente a l’Hostellerie du Grand Duc para acoger la última noche del mismo; será sin duda un estupendo marco para finalizar el Tour.
Y nada más. Con este comentario finalizo el recorrido a través de los hoteles del Tour 2017.
Si queréis visitar la página de este hotel es ésta:
http://hostelleriedugrandduc.com/