Sigo con mi relato:
Después de 30 minutos de angustiosa espera, sentado en la acera, llegó la grúa. Subimos los restos del coche y fuimos para el Centro Porsche más cercano. Al llegar allí, vimos que la verja estaba cerrada pero hablamos con el guardia y le explicamos la situación. Sin embargo, nos contestó que él no podía autorizar que dejásemos el coche en las instalaciones del concesionario en sábado. Yo no quería dejar el coche en la calle y el grúista accedió a llevarlo a su base. Dado que la garantía había expirada, el coste no estaba cubierto por Porsche y se lo tuve que abonar.
El lunes, llamé al Centro Porsche a primera hora y me indicaron de llevarles el vehículo. Esta vez, fuimos con la grúa de la compañía de seguros. En el corto viaje hacía el concesionario, me comenté el conductor que, hace no muchos días, había llevado un coche parecido al mío con los mismos síntomas. Mi preocupación crecía por momentos.
Recepcionaron el 996 sin problemas aunque no podían mirarlo en ese momento. Por lo menos estaba el coche en un lugar seguro. Aunque pregunté al jefe del taller qué podía ser, me dijo que no lo sabía y que lo tendrían que mirar.
Al cabo de unos días, me llaman para decir que el motor esta estropeado y que la solución era ponerle un nuevo “motor corto”, cuyo precio era alrededor de los 10.000 euros.
Ahora bien, dado que yo había sido un cliente fiel, con las revisiones obligatorias hechas allí, hablarían con Alemania para ver si me podían subvencionar parte del importe. Me parecía lo menos que podían hacer dado que, en mi experiencia, un motor no podía expirar a los 20.000 Km.
Un día me llaman para informarme que Porsche Alemania se haría cargo de todos los gastos, tanto del motor corto como con los de sustitución del mismo. Hurra!
No me acuerdo exactamente cuánto tiempo estaba en coche en el taller, quizás más de tres semanas. Pero en ese tiempo, me puse a documentarme sobre los posibles fallos de motor y fue cuando descubrí la cantidad de información sobre el IMS, el RMS, etc., que ignoraba por completo.
Al recoger el coche, pregunté otra vez al jefe del taller cual había sido el problema. Le mencioné los términos nuevos que había aprendido pero, al parecer, no los conocía. Creo que me indicó que el motor nuevo era de 2005 y que incorporaba algunas mejoras. Así que nunca he sabido la causa verdadera de esa rotura repentina del motor de mí 996 nuevo.
Yo estaba tan contento de recuperar “mi C4S” que no insistí más y me lo llevé para casa, cantando bajito. Era finales de septiembre de 2005.