Sigo con la segunda parte del relato sobre "mí" 911:
LOS PRIMEROS DOS AÑOS
Cuando compro un coche nuevo, me gusta ir conociéndolo, buscándole las costillas, viendo cómo responde en distintas circunstancias, sea el tipo de viaje, sean las condiciones meteorológicas.
La única analogía que encuentro es el periodo de noviazgo por el que nos hemos pasado todos.
Cuando más dure este periodo, más interesante es el coche (y el noviazgo).
(Y, aunque sea un “spoiler” para el final de este cuento, os puedo asegurar que aún estoy conociendo mi C4S.)
Soy consciente de que hoy en día se puede encontrar toda la información en Internet, pero os paso a describir algunas de las características del C4S que pueden resultar interesantes:
A diferencia de los otros 996 fabricados a partir de 2002, adopta el chasis del 996 Turbo, que significa, entre otras cosas, la carrocería ensanchada, una suspensión rebajada, discos de frenos más grandes y un morro casi vertical, con grandes aperturas de refrigeración.
La comparación de las medidas (en mm) con el Carrera “normal” es como sigue:
Carrera 4S
Longitud 4.432 4.435
Anchura 1.770 1.829
Altura 1.306 1.295
Sin embargo, la potencia obtenida de su motor bóxer de 3,6 litros es la misma – 320 cv. Lleva las mismas ruedas que el Turbo, 225/40/18 delante y unos rodillos de 295/30/18 detrás.
Para que se pueda apreciar las diferencias, adjunto algunas fotos de mi C4S al lado de fotos de dos Carreras normales. Unas, de un 996 cupé y otra del cabrío que me habían prestado en 2003:
Mi 996 en 2004:
El modelo estandard:
El "culpable" de que me gustara el 996:
Además este modelo viene con un equipamiento estándar más completo, básicamente interior en cuero, asientos eléctricos, climatizador automático, alarma y retrovisores eléctricos. El mío lleva, además asientos en cuero "soft look", cargador de CD's en maletero, sistema sonido Bose, sistema navegación PCM 2, modulo teléfono (para SIM), techo eléctrico, ayuda al aparcamiento trasero y faros xenón con lavafaros.
Una de las cosas que diferencia el 996 del 964 que había conducido es el incremento en la batalla- desde 2.270 mm hasta 2.350 mm, lo que reduce el efecto del motor trasero y aporta un aumento en la estabilidad. (De hecho, la batalla de la última versión (el 991) ha crecido hasta los 2.450 mm y casi no hay sensación de conducir un 911).
Sensaciones positivas- me sorprendió y me sigue sorprendiendo como Porsche ha conseguido que un coche con semejante perfil de neumáticos sea cómodo en la conducción por carretera. Nada de brusquedades, de hacer tope, absolutamente nada.
Otra cosa- el cambio manual de seis marchas- realmente suave- tanto el embrague como la palanca de cambios- fácil de conducir para mí, que solo había tenido coches automáticos desde el año 1998.
Una observación adicional era que, cuanto más rápido iba, más se pegaba el coche a la carretera. Me acuerdo como, en un día lluvioso, iba por la autovía y a medida que aumentaba la velocidad, más aplomo sentía. Creo que el punto óptimo estaba a unos 80km/h por encima de la velocidad máxima autorizada. Me suponía que era el efecto del alerón y del frontal tan grande. (Por cierto, seguramente debido a eso y a su mayor anchura, el 4S tiene una velocidad máxima 5 km/h inferior al Carrera “normal”).
La verdad es que, al tener otro automóvil para el trabajo, solo cogía el 996 los fines de semana y no todos. Daba una vuelta de 100 o 200km por los alrededores de Madrid una vez al mes. Lo utilizaba también para hacer alguna escapada con mi mujer a Andalucía o Levante, donde podíamos aprovechar el espacio de los asientos traseros para poner las maletas.
Fue en estos viajes donde se notaba uno de los defectos de un coche como este- el ruido del rodaje, acentuado por llevar esas ruedas tan grandes atrás. No es que impedía la conversación, pero molestaba en autovía, sobre todo en los tramos hechos de hormigón.
Descubrí otro aspecto negativo en un viaje de vuelta desde Valencia. Había un viento de costado continuo y me costó muchísimo mantener la trayectoria. La falta de peso delante se dejaba notar e hice casi todo el viaje sujetando el volante, intentando contrarrestar ese empuje constante y a una velocidad bastante reducida.
Este coche me servía a mí sobre todo como una válvula de escape. Tenía un enorme estrés en el trabajo, pero hacer 100 o 200km por carreteras con curvas el sábado por la tarde bastaba por devolverme a un estado de normalidad. Ahora bien, en dos momentos de gran estrés, hizo falta llegar a Córdoba y en otra ocasión, a Málaga para poder despejarme.
Hasta el verano de 2005, todo transcurrió con normalidad, siguiendo la rutina que describo arriba.
Pero, como en todo cuento, tiene que haber sombras.
Un sábado, a finales de agosto, saqué el coche para dar una vuelta. Al rodar por las calles de mi barrio, a una velocidad lenta, creí escuchar un ruido extraño en la parte de atrás, como si arrastraba algo. Me paré, me bajé del coche y miré por debajo del vehículo. No vi nada y continué, aunque con la mosca detrás de la oreja. Iba bastante lento, vigilando los sonidos y el cuadro de instrumentos. De repente, vi como bajaba el indicador de la presión del aceite y decidí volver para casa. Supuse que el motor andaba bajo de aceite y como llevaba siempre una garrafa de 5l de Mobil 1 en el maletero, subí a casa por un embudo con la intención de rellenar.
Cuando bajé a la calle, me encontré con una escena desoladora. El suelo debajo del coche estaba cubierto por un enorme charco de una sustancia oleosa de color negro y marrón. Me di cuenta enseguida que no era una cuestión de echar aceite. Era algo más grave.
Me fui a la guantera y miré el libro de garantía- habían pasado 2 años y un mes. O sea, el coche estaba fuera de garantía. El cuentakilómetros marcaba sólo 20.000km. Mi corazón se puso a mil y mis piernas temblaban.
Aún así, llamé al número de asistencia de Porsche y me puse a esperar la grúa……………….
Continuará………….