Tras las estupendas aportaciones que hemos visto hasta aquí sobre la primera etapa del Tour, damos un paso adelante y comenzamos a repasar un poco lo sucedido en la siguiente etapa, de modo que ahí va mi...
Extracto de la Etapa 2Éste era el mapa general de recorrido de la etapa del Tour (marcado en trazo naranja):
Sobre el papel, el recorrido de esta etapa no presentaba un atractivo especial o extraordinario; se trataba en realidad de rutear hacia el Norte bordeando la zona de las Landas y ganando kilómetros para irnos acercando al Périgord, de mayor interés desde el punto de vista turístico y rutero.
Sin embargo, dejando a salvo una temperatura ambiente con unos cuantos grados por encima de lo deseable, el desarrollo de la etapa fluyó de modo excelente. Estando prácticamente al comienzo del Tour y con las pilas cargadas a tope, el calor ambiente por momentos casi de canícula se digería mejor y con las toneladas de ilusión con la que afrontábamos cada tramo, cada curva, o la visita de los pueblos y lugares por los que pasábamos, la ruta parecía multiplicar su atractivo; sumado lo anterior al extraordinario acople y sintonía entre los participantes presente desde el minuto uno del Tour y creciente con el paso de las horas de convivencia mutua, en mi percepción la jornada dio de sí más de lo esperado y llegamos al final de la misma satisfechos por lo vivido en nuestro segundo día de aventuras.
Y vamos allá con unas fotografías que ilustran un poco algunos aspectos de la etapa, aunque he de decir que mi posición en la caravana al frente del grupo y la tarea de estar pendiente de los distintos aspectos de la ruta y de coordinación del Tour han limitado mucho, ya no sólo en esta etapa, sino en general en todas, mi tiempo de dedicación a la cámara, de modo que las imágenes que yo pueda colgar sólo pueden ser una mera pincelada de algunos aspectos puntuales, siendo incapaces de transmitir lo que en realidad se vivió.
La etapa se iniciaba con un buen desayuno (no sin antes dedicar los más fervientes devotos al detail unos mimos a sus roadsters), y aquí estamos a la mesa en el pequeño y familiar hotel
“Au petit Béarn” ; pienso que si hubiese un “ilusiómetro” que a partir de esta imagen pudiera ofrecernos un resultado, seguro que éste se salía de la gráfica.
La siguiente imagen en el momento de salir del hotel con los roadys en perfecto estado de revista. Eran las 9:30 h de una preciosa mañana de verano y la temperatura a esa hora era sencillamente perfecta aunque el termómetro alcanzaría más tarde cotas bastante elevadas en las horas centrales del día.
En realidad nos detuvimos apenas cinco minutos después del arranque ya que se imponía una visita al centro medieval de Salies de Béarn; la noche anterior tras la cena varios participantes habíamos dado un paseo por las viejas callejuelas del pueblo , pero ahora la imagen matinal era bastante distinta. Y por ahí anda una parte del grupo.
Isalpina (Isabel), esposa de Juan Varela, siempre sonriente y con buen humor.
“Las chicas del Tour” de paseo por Salies de Béarn: Sole, Isabel, Lorena y Gema
Apenas hacía media hora que acabábamos de desayunar, pero algunos ya se sentían tentados por la terraza de una de las cafeterías del pueblo…
¿Acaso hay alguna duda de que un Tour potencia los sentimientos de felicidad?... Jmaben y Gema.
Y continuamos la ruta a través de pequeñas carreteras del rural francés atravesando la comarca de La Chalosse y deteniéndonos a dar un paseo y tomar un refrigerio en el pueblo de St. Séver, del que no tengo fotos pues debí olvidar la cámara en el coche.
Casi sin darnos cuenta llegó la hora del picnic, que hicimos en un área recreativa en el pequeño y pintoresco pueblo de Labastide d’Armagnac. El pueblo conserva el ambiente medieval en sus callejuelas y en su plaza central, a la que corresponden las siguientes fotos…. A la hora del café de sobremesa el calor apretaba ya y al termómetro le costaba bajar de los 30º C.
Juan e Isabel
Frente a uno de los establecimientos del pueblo en los que se vende el Armagnac, bebida espirituosa típica de la zona que en viejos tiempos rivalizaba con la que se elaboraba en la cercana comarca de Cognac, aunque este último acabó superando al primero en conocimiento y renombre internacional.
En la plaza del pueblo reinaba un ambiente de total tranquilidad y relax. Jmaben con Juan Varela.
No nos confundamos, porque las imágenes siguientes, aunque guarden cierto parecido con las anteriores, corresponden a otro pueblo situado unos 40 kms más adelante: Montréal, otra vieja bastida con carácter en la que realizamos una breve parada con tiempo suficiente para hacer unas fotografías.
Los roadys en uno de los laterales de la plaza central de Montréal frente al edificio del ayuntamiento y la iglesia.
El ambiente cálido y muy florido como puede verse...
Nuevo tramo de ruta, llegando esta vez al pequeño pueblo de Fourcès, una bastida fundada en el siglo XIII por los ingleses un tanto particular por su planta completamente circular; contrariamente a los pueblecitos que anteriormente habíamos visitado, en éste había mucha animación pues se celebraba una
“brocante” -mercado de antigüedades-, de modo que nos tomamos un tiempo de relax con una parada de aproximadamente una hora. Seguidamente algunas imágenes de nuestra visita a Fourcès.
Una parte del grupo.
Nuestra amiga Isabel muy bien acompañada por Bris y Jmaben.
No resulta nada complicado que Ángel sucumba a una de sus tentaciones y repentinamente decida autoregalarse un helado…
Ahí anda una parte del grupo “refrigerándose” con ambiente de jazz… la aminación musical y la terraza eran muy del gusto de Juan Varela, hasta el punto que si por él fuera nos quedábamos allí el resto de la tarde...
Pero había que continuar la ruta ya que teníamos dos buenas horas todavía para llegar al hotel, y el recorrido prosiguió en ambiente muy rural… un pueblo, una carretera arbolada, una granja, un punto panorámico… , imágenes agradables que se sucedían como las siguientes en las que vemos al fondo el río Garona -
La Garonne- y la pequeña aldea de Clermont Dessous con su iglesia fortificada.
El último pueblo en el que nos detuvimos antes de llegar al hotel fue Pujols, muy próximo ya geográficamente al punto final de la etapa; con su casco medieval fortificado y su posición dominante sobre el valle del Lot y la pequeña ciudad de Villeneuve sur Lot merecía una visita, de modo que dimos un paseo por sus viejas callejuelas…
En Pujols nos asomamos a balcones panorámicos en los que desde el recinto fortificado se dominan amplias vistas. No os fijéis en la cara de Jmaben dado que parece un fantasma….
la foto salió movida, pero aun así he querido ponerla por ilustrar un poco el lugar.
Estábamos ya a tan solo quince minutos de
“Le Moulin de Madame” un elegante hotel situado al borde del río Lot, en el que debido al cierre del comedor en los domingos de agosto ya sabíamos previamente que no podríamos cenar; esto no fue un problema ya que nos brindó la oportunidad de desplazarnos a un bonito pueblo medieval cercano: Penne d’Agenais, en el que una cena en la terraza de un restaurante céntrico sirvió de colofón a esta segunda etapa….lástima que me olvidase de la cámara, sin duda debido al entretenimiento y evasión total en las que estuve sumido a lo largo de las casi dos horas compartiendo mesa y mantel con mis compañeros de Tour.
Tras la cena todavía tendríamos fuerzas para dar un paseo a pie por el casco medieval del pueblo antes de retomar los coches para dirigirnos al hotel, al que llegamos algo cansados por lo vivido en esta larga jornada pero ilusionados porque al día siguiente un nuevo episodio de la aventura nos esperaba.
Y término aquí mi pequeño resumen de algunos aspectos vividos en esta segunda etapa, que otros compañeros de viaje van a complementar seguro estupendamente.