Hoy vamos a hablar un poco del
hotel de la etapa 10 y voy a empezar de forma atípica contando una pequeña historia personal.
Hace ya más de 20 años en un viaje en moto por los Alpes que hice con otro colega, nos metimos a rutear por una carretera que se introducía por un alto valle de montaña en el Cantón de los Grisones; yo había leído en un folleto que al final de ese valle la carretera terminaba en el pueblo más alto de Europa; en realidad viajábamos con tienda de campaña y tenía la esperanza de encontrar allí algún camping, pero no fue así y al final del valle sólo había bonitas praderas rodeadas por un circo montañoso y una pequeña aldea de ganaderos: Juf.
Encontré aquel lugar hermoso y con el encanto de su plena rusticidad, parecía estar aislado del resto del mundo y allí se respiraba un ambiente de paz en el que el único sonido provenía de un cercano riachuelo y de los cencerros de las vacas que pastaban plácidamente en las grandes praderas alpinas que rodeaban la aldea; en realidad pensé que bien podría ser el lugar en el que Johanna Spyri se había inspirado para escribir su mundialmente conocida novela de Heidi.
Aquel sitio me cautivó, no había camping, pero si había una modesta pensión; era ya la última hora de la tarde y la perspectiva de regresar valle abajo no era nada alentadora porque se nos iba a hacer de noche enseguida, de modo que decidí entrar en aquella pequeña pensión -“
Edelweiss” se llamaba, la flor alpina por excelencia-; el interior era rústico y familiar y una señora me recibió con una sonrisa; a ella me dirigí por señas intentando decirle si tendrían una habitación para pasar la noche tras percatarme de que hablaba un endiablado dialecto de la montaña suiza y como alternativa alemán materialmente imposible de entender -el
Schwiizerdütsch- , pero como por señas uno se acaba entendiendo siempre, nos quedamos a dormir allí.
Aquella solitaria aldea de los Alpes, la más elevada de Europa a 2.126 mts. de altitud, me dejó un recuerdo imborrable, y hoy me doy cuenta que hacer una noche en un lugar así en una modesta pensión me aportó muchas más sensaciones en lo personal que hacerlo en un gran hotel de una gran ciudad.
Tenéis aquí dos fotos de aquel viaje en esa aldea de Juf sacadas al día siguiente por la mañana.


Por cierto y como curiosidad, ésta es la moto que llevaba, mi querida primera Bmw GS de las tres que tuve.

Muchos años después, en agosto de 2010, haciendo un viaje por Suiza la tentación me llevó a volver a Juf, esta vez confortablemente instalado en el Z4 Alpinweiss que entonces tenía.
La foto siguiente ruteando por la carretera del Val Ferrera; siguiendo por ese valle al final está la aldea de Juf.

Y esta otra foto entrando ya en Juf donde la carretera termina su recorrido.

En esa segunda excursión no me quedé a dormir allí porque fue una visita no programada y tenía reservado hotel en otro sitio, pero me agradó regresar otra vez; sí me tomé un café en la pensión y la foto siguiente está tomada en la terracita exterior de la misma. Como puede verse, la rusticidad del lugar es total.

El caso es que aquel día me dije que quizá en un Tour futuro podríamos pernoctar allí, y este año he pensado que había llegado el momento de hacerlo.
Más curiosidades, una pegatina de la pensión que regenta la familia Luzi.

Y éste es el comedor, sencillo pero agradable, en el que haremos, dios mediante, la cena de esta etapa tan alpina.

Si tenéis curiosidad por visitar la página web, igual de modesta que la propia pensión, es ésta:
http://www.pension-edelweiss.ch/jufframe.htmY como siempre termino con unas fotos del lugar, en este caso de la aldea de Juf, en verano y también en invierno; la pensión es una de las casitas del pueblo.



Y por hoy nada más, espero que os haya gustado esta pequeña historia personal con la que he tratado de describir y situar este perdido lugar de los Alpes suizos en el que finaliza la etapa.