Resumen de la Etapa 8A la octava etapa del Tour algunos acordamos llamarle la etapa “reina” por la cantidad de puertos de montaña de primer rango que atravesaba. Nada menos que los míticos Sustenpass, Grimselpass, Furkapass, Oberalpass y Klausenpass, ello aderezado con otras “filigranas” como la carretera del valle glaciar de Lauterbrunnen y el desfiladero de Schöllenen en la ruta del Gottardo. Y por si fuera poco, como aperitivo de inicio hicimos la subida a Griesalp a través de una pequeña carretera con pendiente del 28%, poca cosa, vamos…
La etapa fue una de las más largas del Tour en kilometraje, unos 300 kms incluyendo los 13 adicionales que hicimos con la ida y vuelta a Griesalp. Seguramente por eso y porque estuve muy entretenido durante todo el día me olvidé bastante la cámara de fotos, con lo que ya adelanto que las fotografías que tengo sobre esta etapa no son en absoluto representativas de lo que en realidad fue.
Tras este prólogo, allá vamos, y como siempre el mapa general de etapa de la etapa, con el itinerario marcado en línea azul.

En la primera foto vemos a Miguelvet en sesión de detallado delante del hotel Bären en el que habíamos hecho noche en Kiental, al fondo se ve la barrera de los Alpes centrales suizos, con cumbres que superan los 4.000 mts.. Esa barrera de montañas puede atravesarse bajo tierra en tren a través de un túnel de muchos kilómetros que une el Cantón de Berna en el que ahora estábamos, situado al Norte, y el Cantón del Valais, situado al Sur al otro lado de esas montañas.

Tiro de zoom y esto es lo que hay frente a nosotros…


Y aquí estamos. Desayuno con vistas!!!

Por la expresión de nuestro amigo Homecanya creo que en ese momento le falta todavía algun otro café para acabar de despejarse del todo…


Como indiqué en el descriptivo de la etapa anterior, en esta etapa y en las dos siguientes Antimach con su compañera Mercè se acoplaban al Tour. Ambos estaban realizando un viaje de vacaciones y coordinaron con nosotros para hacer coincidir su ruta con la del Tour en ésta y en las dos siguientes etapas. Y ahí vemos a Antimach y Miguelvet en una simpática imagen luciendo cada cual su particular gorro justo antes de iniciar la ruta de la etapa


Un rato después habíamos llegado a la base del ascenso a Griesalp. La carretera estaba en obras de acondicionamiento y sólo se permitía utilizarla en una única dirección, con lo cual hubimos de esperar unos buenos veinte minutos. Como puede verse, el algodón no engaña y el letrero deja claros los avisos para quien se aventura a meterse en el espeso bosque siguiendo la pequeña carretera…pendiente del 28%


Cuando estábamos esperando en la base de la carretera de subida a Griesalp bajó un grupo de
“utilitarios convencionales”..., 
y entre ellos iban estos dos, que nos saludaron al paso

Algo más tarde la ruta discurría por el precioso valle glaciar de Lauterbrunnen, rodeado de montañas míticas de los Alpes centrales suizos, como el Jungfrau, el Monch, el Eiger, el Schilthorn y otros. Vista la preciosa mañana que estaba, y tras un sondeo de opinión, decidimos darnos un pequeño regalo que inicialmente no estaba previsto: tomar el teleférico del Schilthorn en sus dos primeros tramos (tiene cuatro en total), para llegar el pueblo de Mûrren, que está colgado sobre la cornisa del valle de Lauterbrunnen y ofrece extraordinarias panorámicas del entorno. Era la típica excursión que en los Tours surge sobre la marcha y sólo propongo si la meteo es buena, porque este tipo de subidas no pueden programarse previamente al ser absolutamente dependientes de la meteorología reinante. Recuerdo hace años en un viaje en moto que para subir al refugio del Jungfrau, en esta misma zona, hube de estar tres días a la espera dado que con la meteo que teníamos subir era perder el tiempo; afortunadamente en aquel viaje tras dos días muy malos, con lluvia y nubes bajas, el tercero salió espectacular y pudimos hacer una excursión inolvidable…pero para eso hay que ir sin programa y sin etapas y con un planteamiento de viaje de otro tipo; en fin, el caso es que la mañana estaba estupenda de modo que aprovechamos la oportunidad para tomar el teleférico del Schilthorn y ahí vamos…

Una vista del valle en el momento en que comenzábamos la subida

Y dentro de la cabina, buen ambiente y disfrutando del momento

Dije antes que me olvidé de la cámara…y este fue uno de esos momentos, dado que arriba en Mürren no hice ni una sola foto… espero que algún compañero puede completar mis notorias carencias en las imágenes de esta etapa.
Ya de vuelta abajo y en ruta…

Más tarde vino el coloso Sustenpass con sus 2.234 mts y en lo alto del puerto hicimos el picnic, que lo recuerdo como el más frío del Tour, y no porque tomásemos helados, sino por la temperatura ambiente que arriba estaba más que fresca.
Alguna fotos de nuestros participantes: Anna se había comprado un gorro suizo y lucía poco menos que disfrazada de Heidi…

Miguelvet, Marian y ZCuatro

El siguiente puerto de montaña que venía era el Grimselpass con 2.165 mts y las fotos siguientes están tomadas llegando al punto más elevado del puerto, concretamente en el GrimselHospiz





El Grimsel estaba en su parte más alta envuelto en las nubes, pero pasado el puerto y al empezar a bajar hacia el valle de Gletsch el panorama se despejó y ya podíamos ver la mítica ruta del Furkapass frente a nosotros; esta ruta era ya una vieja conocida para algunos de los participantes, aunque otros era la primera vez que atravesaban estos puertos que nunca dejan a uno indiferente, incluso tras haberlos recorrido ya muchas veces.
En primer plano un tramo de la bajada del Grimselpass, y al fondo las curvas del Furkapass, apreciándose al fondo un pequeño rectángulo a media pendiente que es el viejo hotel
Belvedère, todo un clásico de la ruta del Furka en el que un rato más tarde nos tomaríamos un
“warme schokolade” -chocolate caliente para entendernos-. Como siempre ocurre con estos parajes y carreteras, las fotografías sólo son capaces de transmitir, malamente, el 1% de las sensaciones que se perciben cuando uno está ruteando por allí.


Y ahí estamos una parte del grupo frente al hotel Belvedère.

Típica imagen en el parking del hotel Belvedère, que se sitúa a la altura de la morrena final del glaciar del Ródano, y al fondo se ven las nubes sobrevolando la carretera del Grimselpass

Por cierto que cuando estábamos en el Furka me venía a la cabeza este espléndido vídeo grabado allí con prólogo de la peli de Goldfinger 007 con escenas del mismo Furkapass. ¡Que recuerdos! Si tenéis unos minutos merece la pena volver a visionar este estupendo vídeo que es capaz de transportarnos magníficamente al Furka y hace que lo recordemos como si estuviéramos allí otra vez. Y para los que no han estado recomiendo igualmente verlo ya que seguro les gustará (si tenéis buena conexión, mucho mejor en HD)
En el interior del hotel Belvedère, una foto para el recuerdo con parte del grupo.

Tras esta parada obligada coronamos el Furka (el punto más elevado de la carretera se encuentra ya a muy escasa distancia desde el Belvedère) hicimos el largo recorrido de descenso hasta el pueblo de Andermatt, y a partir de aquí iniciamos la subida al Oberalpass, en el que hice esta fotografía

A partir del Oberalp teníamos todavía un buen tramo de ruta hasta lo alto del Klausenpass, en donde finalizaba la etapa, y además la tarde estaba llegando a su fin, de modo que me centré en la conducción y dejé de hacer más fotos pese a que la ruta seguía siendo emocionante con los curvones de la bajada del Oberalp y las maravillosas vistas sobre el valle de Andermatt, siguiendo luego por el “scalextric” del desfiladero del Schöllenen.
Había sido una jornada larga y con una ruta bastante extensa también llena de carreteras fantásticas y paisajes soberbios, y concluíamos la misma en un viejo pequeño hotel histórico que es casi un refugio de montaña -el Klausenpasshöhe- emplazado cerca de la cima del Klausen a 1.900 mts. de altitud.
Aquella noche compartía habitación con Imaracing; era una pequeña habitación completamente de madera: suelo, paredes y techo, como todas las de aquel hotel. En la mesilla de noche había dos cajitas con tapones para los oídos, cortesía de los propietarios del hotel para que los clientes pudieran conciliar el sueño aislándose de los crujidos y ruidos de todo tipo que la vieja estructura del edificio producía cada vez que alguien daba un paso por una habitación contigua o un pasillo.
Me quedé dormido tratando de digerir todo lo vivido de principio a fin a lo largo de esta etapa, pensando que realmente no resultaba fácil de asimilar el caudal de emociones y sentimientos que se me agolpaban en la mente. Afortunadamente, los tapones debieron funcionar muy bien ya que una vez que logré engancharme al sueño dormí de un tirón hasta las 7 de la mañana; una mañana que amaneció fresca pero seca, en la que comenzaban para nosotros nuevas aventuras.