Tras la ruta, al hotel que parecía Disney World del mogollón que había entre bodas y bautizos. Una cenita aceptable, aunque los camareros tenían menos gracia que una piraña en un Spa. Hooooombre cómo vamos a comer sin vino ¡!,,,,será posible ¡!
De humoristas se habrían arruinado, en fin. Al terminar la cena algunos se animaron a tomar una copa en el centro de Guadalajara (en taxi ehhh), se animaron tanto que cerraron el local, dejando sin existencias de Ron el bareto y con la Ginebra en peligro de extinción.
Mejor el taxi para evitar escenas como estas amigos.