Hiriko, o cómo tirar 17,5 millones de euros públicospor Guillermo Alfonsin de 13 de Nov del 2013
Un proyecto con mucho humo que nos ha costado un dineral
Proyecto original del MIT
Hiriko. Seguro que el nombre te suena, pero rebobinemos para contar la historia bien y desde el principio. En el Instituto Tecnológico de Masachusets, en 2006, se gestaba una idea de vehículo urbano eléctrico plegable. De hecho, te lo contábamos aquí.
Gestado durante tres años, el proyecto había contado con el apoyo de General Motors, firma que se planteaba fabricar prototipos del mismo. Pero GM tiró por otro camino con el proyecto Puma asociada con Segway, y dejó al MIT "compuesta y sin novio claro" para su proyecto.
Prototipo a escala del Hiriko
http://www.blogcdn.com/es.autoblog.com/media/2011/08/580mit-citycar.jpgAfypaida gastó 17,5 millones de euros públicos en el proyecto, invirtiendo 3 millones de euros propios, amortizados con las subvenciones
Tras cuatro años en el limbo, en 2010 un consorcio de empresas vascas aparecía de la nada, para acoger el proyecto en Vitoria y tirarlo adelante (cosa que te narrábamos con mucho escepticismo aquí). El consorcio de empresas se denominaba Afypaida, dirigida por Jesús Echave, hombre próximo al PNV.
Afypaida tomaba el proyecto a través de Denokinn, una sociedad dirigida por otro miembro del PNV (José Miguel Macías) y dedicada al I+D, que había adquirido los derechos del proyecto de coche plegable del MIT.
Gallery: Hiriko
La idea de los proyectistas era evolucionar el proyecto, hasta tener un producto comercializable. Captar el interés de posibles clientes potenciales (como la ciudad de Malmo), y a partir de ahí, lograr financiación para hacer el proyecto una realidad industrial.
Para llegar a esa fase de financiación y puesta en marcha industrial, el proyecto recibió numerosas y cuantiosas ayudas públicas. Por el momento las investigaciones acerca de lo captado, recibido y el uso que se le dio al dinero está en marcha, pero tenemos sobre la mesa varios datos para contarte.
Al parecer, Denokinn desembolsó al MIT un total de 1,2 millones de dólares por los derechos del proyecto (buen negocio para el MIT). A su vez, Denokinn cobró a Afypaida un total de unos asombrosos 4,2 millones de euros.
De ese dinero, casi 0,9 millones de euros fueron a parar a las arcas del MIT, como se ha explicado en el párrafo anterior. El resto del dinero, 3,3 millones de euros, se destinaron a cubrir los gastos de tener a dos técnicos del MIT trabajando en Vitoria dos meses, a elaborar el plan de negocio de Hiriko, y a cubrir los costes de "organización" del proyecto.
Siguiendo con el baile de cifras, Afypaida recibió del estado un total de alrededor de 17,5 millones de euros en ayudas públicas directas. Afypaida destinó, como ya has leído, 4,2 millones a pagar a Denokinn.
Durao Barroso montado en el Hiriko funcional el pasado mes de enero de 2012
Se gastó también 328.000€ en el alquiler de unas oficinas para el proyecto. Curiosamente, estas oficinas alquiladas eran propiedad de Universal Araba, una sociedad propiedad del director del proyecto, Jesús Echave. Acondicionar las instalaciones le costó a Afypaida otros 370.000€ nada menos. Y "para más curiosidad", ese dinero lo percibió otra empresa de... Jesús Echave, acertaste.
Así que el proyecto reflejó unos ingresos "legales" para empresas de Jesús Echave de prácticamente 700.000€ nada menos.
Y la historia sigue. La compañía suspendió sus actividades el pasado mes de mayo. Desde febrero no pagaba a sus empleados. Estos (14 de los 19 empleados), como medida de presión, mostraron sus intenciones de llevar a la empresa a juicio por "irregularidades en la gestión". Ante esta situación Afypaida, capitaneada por Echave, decidió llegar a un acuerdo con los trabajadores: Retirarían esta demanda, para evitar que las cuentas internas de la compañía salieran a la luz, a cambio de percibir el 70% de la deuda salarial que tenían pendiente.
La web de Afypaida sigue funcionando
Sin esta demanda de por medio, se complica que nos enteremos de todo lo que ocurrió con esta compañía "de puertas para adentro". Pero la realidad salta a la vista: Afypaida consumió 17,5 millones de euros públicos. Si te preguntas cuál fue la inversión privada de los socios de Afypaida, ha trascendido de boca de algunos ex-trabajadores que el total de dinero privado puesto en el proyecto fue de 3 millones de euros.
Lo "curioso" del asunto es que esos tres millones fueron logrados a través de créditos, que fueron pagados con el dinero público recibido por la compañía. Vamos, que el dinero de los contribuyentes pagó las deudas contraídas por los socios capitalistas, que se quedaron libres de créditos.
Los mismos empleados de la compañía airearon salarios como el de Armando Gaspar, exdirectivo de la planta de Mercedes en Vitoria, y que se embolsó 441.000€ por 16 meses de trabajo en Afypaida.
El punto de todas estas filtraciones es que los pagos por los locales, la reforma de los mismos, el pago a Armando Gaspar, el pago a Denokinn, todos están muy sobredimensionados, por encima del precio de mercado de las actividades ofrecidas. Claro, esto debería ratificarlo un juzgado.
Ante toda esta polvareda, algunos partidos políticos pidieron responsabilidades al PNV. Y aquí viene "el chiste del día". Arantxa Tapia, consejera de competitividad del gobierno vasco, explicó que el proyecto de Hiriko había cumplido "escrupulosamente" con la normativa en cuanto a la recepción de ayudas públicas, pero, atención, aclaró que "no corresponde al Gobierno controlar o hacer un seguimiento a las empresas" que han recibido fondos públicos.
Vamos, que no es "culpa" del gobierno si Afypaida se ha dedicado a malversar el dinero recibido y repartirlo entre sus socios.
Con o sin responsabilidades políticas de por medio, quedará ahora por ver si hay o no juicio de por medio para esclarecer cómo se gastó el dinero público en Afypaida y en qué bolsillos terminó. Sin la demanda interpuesta de los trabajadores (retirada, como explicamos párrafos más arriba), sólo nos queda la esperanza de que la investigación abierta por la fiscalía de Álava aporte algo de luz oficial al caso.
Y todo esto te lo contamos el día después de conocer el fallo contra Joan Villadelprat por su gestión del otro fiasco automovilístico en Álava: Epsilo Euskadi (que por cierto, también se involucró en las primeras fases del proyecto Hiriko).
Pero es que creo que la gran conclusión y el gran agravio comparativo que tenemos en España sigue sin quedar claro. Como ya pasó con Pegaso, como ya pasó con Epsilon, como ya pasó con otras muchas apuestas industriales, el dinero para montarlas no ha de arrancar de ayudas públicas. Basta mirar al otro lado del charco, a proyectos innovadores como el de Tesla, para ver cómo el dinero, la inversión del arranque, lo ponen bolsillos acaudalados que creen en ideales y apuestan por un negocio rentable.
Tras una inversión privada importante, y con un plan de negocio creíble y completamente controlado, como fue el caso de Tesla, se entiende que el Gobierno de turno aporte su granito de arena en forma de financiación progresiva. Así sí se puede entender un incentivo al I+D. ¿Pueden salir mal las cosas? Claro, como ha pasado con Fisker, pero también se garantizan y controlan las pérdidas. Y lo que es más importante, se evita a toda costa ver a unos personajes, ya de por sí ricos, apropiándose de dinero público para sus propios bolsillos.
Y no, esto no solo pasa en España... pero es que aquí competimos en otra liga de superestrellas, dedicado en exclusiva en lograr la mayor animalada sin que te digan ni pio!! y seguimos para bingo!
