En uno de los pueblos por los que transcurre la ruda del sábado, podremos disfrutar de éste castillo.
EI castillo-fortaleza de Leiva está situado al S. de la población, fuera del casco urbano, y está construido en sillería al exterior con macizado interno de morrilo. La planta es rectangular con tres torreones octogonales en los ángulos N.E., N.W. y S.W. y uno decagonal en el SE., de mayores proporciones y que cumpliría la función de torre del homenaje. Todas ellas con matacanes y vanos muy rehechos. El acceso se situaba en el paño oriental y el conjunto estaba rodeado de un foso, ahora cegado.
Su construcción parece corresponder al siglo XV y perteneció a los Leiva, como la de Baños, familia de la que salieron merinos mayores de Castilla en tiempos de Sancho el Bravo y Alfonso X. Allí debieron suceder algunos de los hechos que enemistaron a D. Sancho de Leiva con los Velasco, a propósito de la muerte del alcalde de Ojacastro.
Sancho Martínez de Leiva, señor de la casa Leiva, casado con doña Isabel, hija del rey Eduardo de Inglaterra, concedió la alcaidía de la fortaleza de Leiva a su pariente don Lope de Salcedo quien lo había acompañado en el ejercicio de su cargo de capitán de la corona del emperador Carlos. La alcaidía continuó en manos de los Salcedo a través de Diego, hijo de Lope, y de Martín, hijo del anterior.
A mediados del siglo XVIII el palacio amenazaba ruina por lo que el administrador del Conde, D. Bernardino Fernández de Humada, se encargó de realizar un reconocimiento del edificio y llevar a cabo las obras necesarias para su conservación. Esta remodelación afectó a la elevación de la fábrica ya que se propuso rebajar los tejados hasta el segundo "estado" de la casa fuerte, rebajando asimismo las paredes de yeso que se alzaban sobre los paños de muralla del NE. y las almenas de piedra que formaban las ventanas. Por tanto, se rehicieron las soleras de madera, manteniendo el nivel con las paredes que no era necesario demoler.
Al concurso de las obras se presentaron los maestros Pedro Antonio Aguirre, natural de Aramayona (Alava), Francisco Allot. de Castañares de Rioja, Domingo Solua, de Grañón, y Pedro Aguario, de Santo Domingo de la Calzada. El remate de la obra se firmó, en Leiva el 11 de octubre de 1758, con Domingo Solua por 5.000 reales que se le pagarían en cuatro plazos.
La reforma del palacio debía estar concluida para el día de la Inmaculada de ese año.