No me acuerdo con exactitud, pero podría ser el año, 1965 o 1966 cuando, con un amigo de la infancia, estuvimos en el cine viendo Goldfinger, la última película de James Bond.
Una de las escenas que siempre quedará en mi memoria es la de Bond circulando en su Aston Martin por el paisaje espectacular del Furkapass mientras suena el tema principal de Goldfinger.
Desde entonces, soñaba con emular a mi héroe.
Ese sueño se empezó a convertir en realidad, cuando, en mi primer coche, un Renault 14, pude comprar e instalar un radiocasete de última generación (un Sanyo, por supuesto) con sus correspondientes altavoces. Sería el año 1981.
Unos dias después, cuando subíamos en ese coche desde Granada al Pico de la Veleta, frente al antiguo Parador (2.500m de altitud) y contemplando esa magnifica panorámica, decidí poner el casete del álbum, Wish You Were Here, de Pink Floyd, mi disco favorito de todos los tiempos.
Fueron unos momentos sublimes.
Desde entonces, no puedo disociar las dos cosas- conducir y escuchar buena música- una combinación insuperable.