El Toyota iQ EV esconde un motor eléctrico con baterías de iones de litio, que hace del utilitario una alternativa libre de emisiones para moverse por la ciudad. Sus 3,1 metros de longitud y su radio de giro de 4,1 metros le convierten en un vehículo realmente ágil. Su autonomía de 85 km, en cambio, limita su campo de actuación.
El Toyota iQ EV es la versión eléctrica del utilitario japonés que, a pesar de que mantiene sus cotas de anchura y altura, crece 13 centímetros en longitud frente a cualquier otro iQ. La maniobrabilidad se mantiene inalterada con un excelente radio de giro de 4,1 metros, que le convierte en un coche muy cómodo para circular por las calles estrechas de la ciudad.
El motor que anima a este pequeño Toyota, libre de emisiones, es eléctrico y rinde 64 CV (47 KW). La batería, de iones de litio, está compuesta por 150 celdas, y necesita 3 horas para completar su carga si se enchufa a una toma de corriente de 230 V, como las que hay en cualquier casa. En una de carga rápida solo necesita 15 minutos para recargar el 85 % de su capacidad. Estas cifras son realmente buenas en si mismas, pero lo malo es que la autonomía del Toyota iQ EV es de 85 kilómetros, que es bastante poco, incluso para tratarse de un vehículo urbano.
El japonés alcanza los 100 km/h desde parado en 14 segundos y fija su velocidad punta en 125 km/h. Tiene tres modos de conducción, que dan prioridad a la capacidad de aceleración o al ahorro energético. Como curiosidad, carece de sistema de climatización convencional porque agotaría la batería en un abrir y cerrar de ojos. En su lugar hay un sistema de aire frío para desempañar los cristales y una bomba de calor para que los ocupantes vayan a gusto en el interior.
El Toyota iQ EV tiene un sobrepeso de 125 kilos frente a otros modelos la gama y tiene variaciones estéticas, como las entradas de aire del frontal o las llantas, que además sirven para reducir la resistencia al avance. Toyota asegura que el modelo está totalmente desarrollado y podría pasar ya a la cadena de producción, sin embargo, de momento esta idea parece descartable porque los clientes -según asegura en la propia marca- no están dispuestos a asumir una autonomía reducida ni tiempos de recarga, por pequeños que sean. Por ese motivo confían más en su oferta de vehículos híbridos enchufables, como el Prius Plug-in.
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