Extracto de la etapa 3Cuestión previa: De forma absolutamente inexplicable tengo tan solo cinco míseras fotos de esta etapa, todas ellas tomadas además en la primera hora de la mañana. Muy entretenido o muy liado debí andar yo durante todo el día para olvidarme absolutamente de la cámara de fotos. En fin, que tengo que pedir disculpas por tan parca ilustración en imágenes de esta etapa y por tanto traslado al resto de compañeros del grupo la responsabilidad de ilustrarla con las suyas propias, que a buen seguro tendrán en dosis lo suficientemente generosas como para que finalmente la etapa se ilustre como dios manda, y no de la pobrísima forma que en este caso yo puedo hacer.
Trataré en todo caso de hacer un pequeño relato de cómo yo vi el día, de sufrida lectura al carecer prácticamente de imágenes de apoyo. Pero en fin…que es lo que hay.
Amaneció un fantástico día de verano. A las 7 de la mañana la temperatura era sumamente agradable en nuestro hotel situado en un entorno rural completamente apartado de la civilización. Es de esos días en los que te despiertas, abres la ventana, no hay más ruido que el de los trinos de algunos pájaros, se respira absoluta tranquilidad y te dices a ti mismo “que suerte, y que día de vacaciones y de ruta nos espera!”
El hotel ocupaba una vieja granja rural que en viejos tiempos tuvo cierto abolengo pero con posterioridad cayó en la más absoluta ruina. La propiedad fue recuperada poco a poco y piedra a piedra con grandes dosis de trabajo e ilusión por sus actuales propietarios, que montaron inicialmente un restaurante para un tiempo después abrir un hotel rural. Curiosamente, el camarero que nos había servido la cena la noche anterior era argentino y uno de los dueños del hotel es español casado con una francesa y afincado en Francia desde hace una treintena de años, de manera que en este hotel se habló en todo momento mucho español.
Yo ocupaba la única habitación del último piso situada en la torre del viejo edificio, en el piso inferior se habían alojado Miguel y Marian, y en la planta baja Gabi y Ana. El resto ocuparon habitaciones situadas en un edificio anexo que antaño era destinado a acoger los animales de la propiedad y el material del labradío de los terrenos del domínio, íntegramente destinados al cultivo de viñas; no en vano estábamos en la región del Langedoc, cuyas soleadas vertientes Sur orientadas al mediterráneo producen buenos vinos locales.
Tras la metódica limpieza matinal de los coches (no pasaban de las siete y diez de la mañana cuando desde la ventana de mi habitación pude observar que algunos ya andaban enredando con las bayetas) llegó el siempre agradable momento del desayuno que unos disfrutamos en la terraza con los primeros rayos de sol del día mientras otra parte del grupo prefirió instalarse en el interior.
La etapa discurrió inicialmente por una parte del macizo de las Cévennes a través del Col del Asclier; una pequeña ruta ratonera en la que la carretera tal como aparecía en las imágenes del Street view daba la sensación de ser tan estrecha que impedía el cruce con cualquier otro vehículo, lo que provocó las típicas bromas previas por parte de Miguel (que vaya Zcuatro delante, que si él pasa los demás ya pasamos sin problemas…) En realidad Tony se mereció a lo largo de este Tour la medalla al mérito del Santo Job porque resistía y encajaba soberanamente los piques y bromas que por parte de Miguel –y algún otro- eran una constante; siempre, eso sí, en plan cariñoso y de pleno buen rollo. Al final resultó que no era para tanto, y la carretera era estrecha pero perfectamente practicable sin problemas.
La ruta del Col del Asclier a Mave y a Mary les recordaba mucho a las pequeñas carreteras de la Sierra de Espadá en el Maestrazgo, con la única diferencia de que las montañas se veían con una vegetación más poblada; en todo caso una vegetación muy mediterránea.
Tras la ruta del Asclier vino la cornisa de las Cevènnes, una deliciosa carretera de esas con un trazado de suaves curvas enlazadas que se suceden a lo largo de muchos kilómetros y en las que inevitablemente conduces con la sonrisa en los labios. Continuó luego la etapa con un recorrido de media montaña con muchos tramos de curvas y finalmente vino el pic-nic con baño incluido en las aguas de un embalse, que algunos agradecieron para refrescarse y soltarse de encima el calor de las horas centrales del día (a buen seguro que algunos/as tienen secuencia de fotos del baño).
En la segunda parte de la tarde nos hicimos la ruta de las Gargantas del Ardèche, que la carretera recorre por su parte superior con un trazado lleno de curvas en cornisa que hizo las delicias de varios roasteros del grupo. Y ya con la puesta de sol finalizábamos la etapa con el punto fuerte de la jornada: la ruta del Mont Ventoux (con altitud próxima a los 2.000 mts.) que ascendimos por su vertiente norte. El ascenso lo hicimos con las últimas luces del día, pero el descenso por la vertiente sur se hizo en tramo nocturno, lo que tuvo un toque de emoción porque discurría por una pequeña y revirada carretera en medio de un túnel de vegetación, en la prácticamente íbamos solos sin cruzarnos con nadie. Al amigo Ángel esto último no le hizo demasiada gracia ya que hubiera querido hacer el Ventoux a plena luz….aunque hay que decir que el tema tuvo su aquel y además propició un cambio de planes para el día siguiente… del que en su momento y más adelante hablaremos.
Las tres primeras fotos de las que dispongo fueron en el desayuno. Se estaba de pinga desayunando en la terraza frente al edificio del viejo hotel, pero parte del grupo, como antes dije, optó por desayunar en el interior.
Las dos fotos siguientes (y no tengo más de esta etapa) en lo alto del Col del Asclier, del que todos recordamos una anécdota curiosa, y es que cuando nos preparábamos para sacar la foto del grupo al lado del monumento al pastor (por allí pasa una de las rutas de transhumancia más famosas de la región) oímos un tremebundo ruído que iba en aumento y alguien dijo…”que vienen dos cazas!!!”, y así era, venían a toda velocidad enfilando justo lo alto del puerto y pasaron a bajísima altura justo por encima de nuestras cabezas y uno de ellos en el mismo momento de pasar sobre nosotros hizo un 360º a modo de saludo…..emocionante!
Todos nos quedamos como tontos diciendo un Ohhhhhhhhhhhhh!!!!
En la primera foto en el Asclier los dos hermanos valencianos, Ángel y Gabi flanqueando al pastor que sostiene un cordero en su regazo. Por cierto, observaréis que Ángel, que cuida especialmente este tipo de detalles, ha elegido en su fondo de armario la gorra adecuada para que no desentonase con la del pastor...
En la segunda foto del Asclier todo el grupo con la excepción de Zcuatro e Imaracing, que no se donde se habían metido en ese momento (Ima seguro que estaría haciendo migas y dando de comer a alguna cabra o a alguna oveja, y Tony andaría absorbido en sus pensamientos y subiendo a algún cerro para introducirse aún más en el paisaje).
Bueno, confío en que otros compañeros ilustren con sus fotos esta tercera etapa, porque mi ilustración ha sido desde luego tan pobre como las arañas. Espero que al menos el rollo no haya sido demasiado aburrido de digerir.