Se llama Enrique, pero también podría haber sido Paco, Capilla, Andrés, Juan o Lourdes. Es un ciudadano anónimo que ha pleiteado contra la Inspección Técnica de Vehículos -ITV- y le ha ganado. Dice que lo ha hecho por orgullo, pero, sobre todo, para que no lo tomen por 'gilipollas'.
Enrique Rodríguez García tiene un Range Rover. Lo compró en el año 2000 de segunda mano y lo usa para acudir al campo. Su coche tiene 16 años y, consecuentemente, ya sabía lo que era pasar por la conocida ITV. En cambio, el pasado 15 de abril, se llevó una tremenda sorpresa cuando superó la inspección técnica, pero se le retiró la documentación necesaria para circular. El problema estaba en los faros auxiliares —los rectangulares que hay debajo de las luces de cruce y que ocupan el lugar de los antinieblas en los turismos—. La ITV de Jaén le dijo que eran “ilegales”.
De esta manera, el Range Rover tenía que quedar inmovilizado o circular sin ellos. También, existía una tercera vía, que era la de acudir a un taller que certificara que se los había colocado y, después, pagar las tasas y homologarlos en la ITV. Sin embargo, Enrique Rodríguez García siempre ha mantenido que esos faros eran los que el coche traía de fábrica o, dicho de otro modo, que ese modelo —homologado antes de salir al mercado— los llevaba.
Para no tener el coche parado, el conductor le quitó los faros y fue a la ITV de la capital. Allí obtuvo el visto bueno, pero ya no se los podía colocar. En cambio, comenzó su batalla administrativa. “No quiero que me tomen por tonto. Que piensen que soy gilipollas”, señala. Por ello, lo primero que hizo fue pedirle una hoja de reclamaciones. A los pocos días, obtuvo una respuesta, que decía que los faros eran “ilegales” y que tenía que modificarlos.
No obstante, no se dio por satisfecho y acudió a la Consejería de Innovación y Ciencia como Administración que tutela el servicio. En cambio, se enfadó aún más al ver que no le respondía la Administración, sino Veiasa, que es la empresa que gestiona este servicio. Mientras, la empresa solicitó a Land Rover información sobre ese modelo de Range Rover.
Enrique Rodríguez se sorprendió al ver que se pretendía la homologación de sus faros. Pero, no estaba dispuesto a pasar por eso. “Era cuestión de dignidad”, indica. Por eso, lo volvió a rechazar. Mientras, escribió al Defensor del Pueblo Andaluz y a la propia Land Rover, que le confirmó por escrito en un informe —copia de otro remitido a la ITV— que su coche traía los faros “de fábrica”.
Se volvió a dirigir a la Junta de Andalucía, que le remitió una carta el 4 de enero de 2012 en la que le decía que estimaba su queja y que ya había contactado con la ITV de Jaén para que no volviera a ocurrir. Enrique Rodríguez está satisfecho, pero ahora reclama responsabilidades por las molestias que le han ocasionado. Además, le pide a los ciudadanos que, si llevan razón, no se callen. El próximo 15 de abril, tiene que volver a pasar la ITV. Al menos con los faros, no tendrá problema.