Viste mi excursión en solitario al Paso del Stelvio? Soy un cracken eh?! fue una de la experiencias más bonitas.
Sea lo que sea cuéntalo aquí primero, son las normas..........mías
Yo lei el Stelvio con mucho detalle y tengo que decir una cosa.
Ya no tengo ganas de ir. No las tenia todas conmigo, pero despues de ver como es la carretera, hay otras carreteras en ese relato que me han llamado mas la atencion. Parece por fotos, videos y relatos, que el Stelvio sea para hacerlo en bici, si decis que costaba girar en las curvas. Lo veo muy estrecho.
¿es asi?
En mi opinión el Stelvio (particularmente la vertiente Este que es la que mayoritariamente se conoce por los aficionados) no es una ruta para "disfrutarla ruteando" por su trazado. Carretera efectivamente estrecha, fuerte pendiente y curvas cerradísimas, cuando te cruzas con otro coche en ocasiones hay que afinar orillando y si es en una paella casi hay que parar cuando no hay que parar del todo.... Digamos que más bien es una ruta para disfrutarla más desde el punto de vista visual por la espectacularidad de su trazado, por sus casi 50 paellas numeradas que se suceden una tras otra como si de una atracción de feria se tratase, y porque es una ruta alpina mítica.
En mi caso, que soy de "rutear" y no soy de "pilotar", me gustan mucho más otros trazados alpinos en los que puedes relajarte disfrutando del paisaje, y en los que se combinan paellas más abiertas con tramos de curvas que se suceden en los que el coche va materialmente "meciéndote". La subida, o bajada de la vertiente Este del Stelvio es un largo tramo en que te estás materialmente peleando con el volante continuamente a un lado y al otro, y desde el punto de vista del "placer rutero" me dice poco. Curiosamente encuentro más agradable su vertiente Oeste, que es la menos conocida, y que tiene mucha más variación paisajística combinando paellas, tramos de galerías, puentes, túneles, tramos de ascenso en rectas, etc.
Ángel en efecto me había olvidado de tu estupendo y apasionado relato que habías colgado en forocoches, que merece especial mención porque era tu primer viaje alpino y a través del propio relato era patente la ilusión que ponías al transmitir aquella vivencia.