No sé el nombre exacto de esas chaquetas de piel con cuellos peludos y grandes bolsillos que llevaban los villanos en las películas de acción de East London, pero se llame cómo se llame, el Lotus Omega lleva su equivalente automovilístico. Ancho, bajo y seguramente muy enfadado, es un coche al cual te acercas poco a poco tratando de no mirarlo directamente a los ojos. Me encantaba cuando salió en 1990, y lo sigue haciendo. Eso sí, hay que tener suerte para ver uno; sólo se hicieron 950 y la producción duró hasta 1992, y fue una suerte que lo construyeran - la idea de un coche "familiar" que costara alrededor de 100.000€ a día de hoy es difícil de entender.
Podía ir a casi 290 km/h, y nadie sabe el tiempo exacto que necesita para alcanzar los 100 km/h, pero se cree que está sobre los 5 segundos. Es precisamente este halo de misterio el que le hace tan atractivo hoy en día. Es cómo un unicornio con una porra. Pero lo mejor es que, su propia existencia y la moralidad de un coche familiar capaz de alcanzar 290 km/h se debatió en el parlamento. Sabéis lo que mola eso?
No esperes una decepción cuando veas el coche en directo. Discreto, tanto cómo lo puede llegar a ser un guardaespaldas, es simple y sin grandes estridencias. Parece negro, pero de hecho, cuando lo fabricaron en la planta de Opel y enviaron a Hethel para que se convirtiera en un Lotus, el Lotus Omega sólo estaba disponible en el verde Imperial Green - casí cómo el maldito negro, pero un poco mejor. Esta fue durante años la berlina de cuatro puertas más rápida del mundo, pero no es una arma aligerada de circuito, no está aligerado en absoluto. Aire acondicionado, elevalunas eléctrico, cuero - todo lo que un gangster de los 90 pudiera necesitar - pero está movido por un seis en línea de 3.6l con dos turbos que suben la potencia a 377 cv. Vaya, si suena bien y la sensación es increíble.
Tiene, sin duda, el culo más inquieto que haya pisado nunca nuestro circuito. Sé que es algo subjetivo, pero, divertirse con un coche es una cosa subjetiva de todos modos, a no ser que estés en una carrera. El seis en línea te golpea en la espalda de la misma forma que Vinnie Jones te daría en la cabeza con una puerta de coche, y la parte trasera parece cómo si se deslizara a su antojo, pero siempre permaneciendo por detrás del morro, para que el motor no se sienta ofendido y le parta los dientes. No estaba seguro que mi sonrisa infantil y mis chillidos de alegría estuvieran del todo bien en un coche que haría huir a tus vecinos si lo aparcaras delante de tu casa, pero no pude evitarlo.
Pero no es sólo fuerza bruta - era y es sofisticado. La suspensión multibrazo trasera de eje semi-tirado mantiene la potencia bajo control. Incluso es auto-nivelante, seguramente para cuando el cadáver del maletero sea realmente pesado. Los discos ventilados delanteros eran muy buenos en su época y el sistema biturbo significa que el par máximo aparece en unas siempre disponibles 4200 rpm. La caja de cambios, una manual de seis velocidades procedente del Corvette ZR1 y el más que duro embrague son los únicos recordatorios del fuerte carácter de este coche.
Sí, por supuesto, sigue estando con nosotros de algún modo, con el VXR8 continuando la saga de berlinas super-rápidas. Pero el Lotus Omega golpeó primero con un grado de sorpresa, sofisticación y autoridad aún que nadie ha podido igualar.
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