La jornada de ayer debería haber sido una fiesta para las IndyCar Series. En el oval de Las Vegas, 34 pilotos disputaban la última cita de la temporada. Una cita muy especial por dos razones. La primera, que dos pilotos, Dario Franchitti y Will Power, se jugaban el título y la segunda que la organización había puesto un suculento incentivo para atraer a pilotos y equipos. Aquel piloto que no hubiera sido habitual durante la temporada, conseguiría un premio de cinco millones de dólares si ganaba la carrera.A esa llamada acudió Dan Wheldon. El vencedor de las 500 millas de Indianápolis de este mismo año (victoria que también consiguió en 2005, temporada en la que ganó el campeonato) y actual probador de la nueva generación de monoplazas de las IndyCar Series había prometido repartir ese premio con el ganador de un concurso. El sueño duró tan sólo 12 vueltas.En la fatídica vuelta, se produjo un espectacular accidente múltiple en el que se han visto involucrados hasta 15 monoplazas ha tenido como trágico final el fallecimiento de Dan Wheldon debido a los daños producidos al impactar contra el muro. Tras las deliberaciones de organización, equipos y pilotos, la prueba fue cancelada y como homenaje póstumo, los monoplazas dieron cinco vueltas al circuito en formación. Descanse en paz.
El accidente es de película. Pero lo que me pregunto yo si no se podria mejorar un poco más la seguridad para los pilotos. Me parece que los tanques de combustible estallan con mucha facilidad.