Hombre, el nivel de deportividad de los Ferraris creo que está fuera de toda duda. No hay más que ver sus resultados en los circuitos de pruebas.
Lamborghini con el Aventador acaba de reventar la tabla de tiempos, cosa que no sucedía en el pasado.
Lo que pasa es que, aparte de grandísimos deportivos, también son símbolos de estatus, por lo que los dueños serán tanto personas que buscan aparentar, como auténticos entusiastas del motor, pero eso pasa a todos los niveles. También en Mercedes, BMW,...
Y por cierto, Clarckson adora los Ferraris. Sólo he escuchado maravillas sobre ellos en sus pruebas desde la época del Módena y, por lo general, no soporta los Porsches. Especianmete le encanta el nuevo Italia, aunque despotricaba de los botones en el volante.