Etapa 8.- De Gincla a PerpignanEra la última etapa. Todos sabíamos que en unas horas iban a terminarse 8 días de aventuras, de emociones, de compatir afición y vivencias con un grupo de gente estupenda. Pero creo que todos hicimos un esfuerzo mental por escapar a esta realidad y tratar de vivir la etapa como si fuese una más.
El día ayudó al optimismo y pese a que la primavera daba todavía sus últimas pinceladas en este año, la mañana amaneció ya plenamente estival. Duchita matinal, desayuno disfrutado al máximo y de nuevo a la habitación a hacer las maletas. Un rato más tarde foto en la puerta del hotel; es una simpática foto que si colegas como Juanjo o Redimoni ven en este hilo sin duda les traerá gratos recuerdos de un momento similar vivido exactamente en el mismo sitio allá por finales de julio de 2009…¡como pasa el tiempo cuando parece que fue ayer!
Comenzamos a rutear y un rato más tarde paramos en un pueblo a hacer provisiones para nuestro picnic matinal; allí nos encontramos con una pareja que también ruteaba en un Mx5 verde inglés y con ellos intercambiamos impresiones. Es fácil “hacer amigos” viajando en roadster. En la foto siguiente estamos con esta pareja de roadsteros que parecían mostrarse muy interesados por el coche de Imaracing. Ángel, que salió con una expresión algo rara, aprovechando ¡como no! para zamparse rápidamente una lata de coca-cola. Detail y coca-cola……dos elementos que en su caso son imprescindibles e inexcusables y le acompañan en todo viaje.
Cuatro simpáticos pequeños francesitos que andaban por el pueblo estaban ilusionadísimos con poder hacerse una foto en uno de los coches y en cuanto les dimos opción a hacerlo corrieron a colocarse dentro. En la foto Angelillo acompañándoles a modo de “niño grande”.
Esta etapa, de la que creo que todos tenemos pocas fotos, fue una etapa no muy larga pero con curvas para saciar al más pintado. Una simpática foto de Flori en un momento de la ruta.
Y mis tres últimas fotos de esta etapa –ya adelanté que por desgracia tengo pocas- tomadas en una parada con escenario como fondo del Pic del Canigou, que es la “montaña sagrada” para los franceses de la región del Roussillon –la Cataluña francesa, para entendernos-, en el fondo del valle el pueblo de Prades.
Más tarde atravesamos las pintorescas gargantas de Galamus –imperdonablemente no hice fotos, aunque seguro que otros las habrán hecho- y tras pasar a la vera de los castillos de Peyrepertuse y de Queribus y después de hacer nuestro pic-nic de mediodía llegó el momento de la despedida. Fue un momento de recogida emoción, casi en silencio y ausente de discursos o palabras huecas. Los 8 días del roadster-tour pirenaico tocaban a su fin, pero el recuerdo de los gratos momentos vividos se venía afortunadamente con cada uno de nosotros.