Enhorabuena a todos por las fotos y vídeos que acabáis de colgar de la etapa 5. Espléndidos reportajes de una etapa que nos quedará grabada en la retina por ser la más espectacular y una de las más vividas de este Tour. Y enhorabuena también por las descripciones y comentarios.
En efecto, como dice Miguel, al final de la etapa iba algo tenso porque la perspectiva de no poder pasar a España no me gustaba nada, y además de no haber llegado a tiempo al parador nos habrían cargado una parte del importe de la reserva con toda seguridad. Conste que ya estaba sobre la marcha y mientras rodábamos a toda leche pensando por momentos en un "plan b" para quedar en Saint Lary.
Esa marcha a ritmo muy vivo -al menos para mí- que hemos tenido que hacer al final de esta etapa, y también de la etapa 7 de la que hablaremos más adelante, y que a algunos os mola tanto, a mi me gusta realmente muy poco, porque supone un "plus" de riesgo ante cualquier imprevisto o incidente que pueda surgir y el margen de maniobra, de respuesta, se reduce considerablemente. Y es un riesgo doble en la medida que estás en un país que no es el tuyo, y máxime teniendo en cuenta que una tontería te puede echar al traste las vacaciones. Recuerdo ahora que en el último tramo de la etapa 7 entrando en una curva ciega y pese a que trazaba totalmente orillado a la derecha, me apareció de repente en medio de la curva un coche que venía de frente por el medio de la calzada en un tramo que era muy estrecho, yo orillé un poco más en lo que pude y a él le dio el tiempo justo justo para apartar el morro y aún así cruzamos materialmente "rozándo" a muy pocos centímetros. Unas horas después pensé que había estado rodando en aquel tramo con una conducción al límite de lo imprudente y arriesgando además estúpidamente.
Quiero decir que si he imprimido ese ritmo es porque no ha quedado más remedio porque íbamos retrasados y a riesgo de no llegar a tiempo para cenar, pero quede claro que ni es "mi ritmo" ni tampoco me gusta rodar así.