Etapa 7.- De St. Girons a GinclaComienzo el mini relato de esta etapa con una primera foto ilustrando el ritual de tantas veces: Estudio del rutómetro después de desayunar y antes de tomar los coches.
Nada más salir de St. Girons tomamos una carretera de trazado agradable hacia el sur que a lo largo de muchos kilómetros discurre por el fondo de un valle paralela al río, siguiendo las “gorges de Ribadouto”; media hora más tarde giro a la derecha por un ramal en dirección al col de Pause, metiéndonos de lleno en un ambiente muy rural; así lo prueba la siguiente foto en la que un gran rebaño de ovejas materialmente nos rodeaba. Como podéis observar, una gran parte de las ovejas van marcadas con JM, y es que hasta ahora no había descubierto que tengo algunos negocios ganaderos en la zona...
La ruta del col de Pause la pudimos hacer sólo parcialmente; la carretera que sube es una antigua pista forestal asfaltada, pero que en los últimos años se ha deteriorado notablemente –yo subí en moto hace unos 10 años y recuerdo que estaba perfectamente asfaltada hasta el final-, de modo que la prudencia aconsejó dar media vuelta a mitad de recorrido. Algunos con suspensiones no tan rebajadas seguimos hasta algo más arriba, pero los más “bajitos” tuvieron que pararse antes.
Ángel parece que no estaba muy contento por el hecho de haber tenido que dar media vuelta…
...pero no…..la sonrisa me dice que, pese a la subida frustrada, se lo estaba pasando bien.
Y tres fotos tomadas desde atrás en la famosa pista del col de Pause, ya después de dar media vuelta, retornando y en el tramo de bajada.
Visto lo visto, y para "compensar la frustración" de no haber podido subir al col de Pause, nos relajamos un buen rato en un pequeño pueblo perdido en el fondo del valle. Unas cuantas fotos en un bonito rincón al lado del río y de la iglesia del pueblo.
Ángel “en su salsa” y haciendo una de las suyas…
Miguel….
Mercé…
…y otra de parte del grupo en medio de esta naturaleza exuberante.
De vuelta a la ruta y al poco rato nueva parada obligada debido a prioridad animal. Esta vez no son ovejas, sino un rebaño de vacas que por estos sitios tienen absoluta preferencia. Por cierto que alguna de las vacas le dio un buen lengüetazo al capot de alguno de los roadsters…yo creo que debido al olor a frutas de algún producto de detail…
Tras pasar por el col de Latrape (no tengo fotos), bajamos a un valle donde se encuentra el pequeño pueblo estación-balneario de Aulus les Bains, allí hicimos nuestro pic-nic de mediodía en un área recreativa al lado del río.
Imaracing –y algunos más- aprovechamos el rato para hacer colada con las bayetas de microfibra al puro estilo más tradicional de las antiguas lavanderas: directamente en el río.
Retomamos la ruta e iniciamos la subida al col de Agnes, metiéndonos por momentos en nubes con una fina llovizna, una pena porque impidió en parte disfrutar plenamente del paisaje de bosques salvajes que rodea el entorno.
Una parada algo más adelante en la ruta del Port de Lers, una carretera bastante solitaria que recorre paisajes muy pastorales y agradables; pena de la meteo que estaba muy mediocre.
¿Pero qué es esto?.....pues en realidad, Imaracing relajándose en un baño público en la localidad de Ax les Thermes. El agua, con propiedades curativas, está a unos 35º. Estuvimos un buen rato Ima, Ángel y yo, que quedamos con los pies muy relajados. El resto del grupo prefirió no probar la experiencia….ellos se lo perdieron!
Un par de fotos más de un simpático momento.
Venga! que hay que pillar los coches que aún queda mucha ruta para hoy. En ésta y en alguna de las fotos anteriores es Mave el fotógrafo que pilló mi cámara.
Y tanto que quedaba etapa todavía....había que subir el Port de Pailhères a 2.000 metros de altitud, hacer luego el descenso hacia el valle de Aude, y recorrer este valle a lo largo de bastantes kilómetros para desembocar en la garganta de St. Georges. Tuvimos que meter en la última parte de esta etapa un ritmo más alto del que a mí me gusta llevar, a riesgo de no llegar al hotel en el horario de cenas francés. Aun así llegamos con el límite sobrepasado aunque nos atendieron amablemente, e incluso la simpática patrona nos contó a los postres la pequeña historia a la que se debe el nombre del hotel "hostellerie du Grand Duc". Resulta que ella y su marido compraron hace unos 40 años un viejo caserón medio abandonado que había pertenecido a una familia de nobles, para restaurarlo, acondicionarlo y convertirlo en hotel rural. Cuando ella subió al desván por primera vez escuchó ruidos raros, como bufidos, descubriendo con un gran susto que allí se alojaba un enorme buho de la variedad "Gran Duque" que es el buho de mayor tamaño. Un bicho que impone si te topas con él de forma imprevista en semejante situación. La anécdota sirvió para que el hotel tomase el nombre del "Grand Duc" y de hecho la decoración hace guiños y hay buhos en pinturas, esculturas y pequeños objetos, por todas partes.
Enfin, que no tengo fotos de esta última parte de la etapa, pero muy probablemente algún otro colega podrá ilustrarla con alguna foto.