Hace bastantes años, volviendo por la ap7 con el coche de mi padre, se me paró. Llamé al seguro y como no era yo el titular no vinieron a por mi. Un amigo, socio del RACC, que viajaba conmigo pero iba en otro coche vino y llamó. Vinieron como a la media hora y lo llevaron donde les dije.
Yo era una ama de casa aburrida, tengo la bañera hecha un asco y no encuentro producto que lo quite, llamé a Don Limpio (Mr.Proper) pero no vino a por mi. Una vecina y amiga mía, socia del club de fumadoras empedernidas, vino y llamó. Le echó un chorro de Cillit Bang y en media hora se llevo toda la suciedad que había donde le dije.
Qué hubiera sido de mi vida si...
... hubiese sabido controlar mejor mis impulsos.Yo era feliz con David. Nos íbamos a casar y todos decían que éramos la pareja ideal. David era guapo, tenía un buen trabajo y dinero y una buena casa (la cual yo luchaba por poner en el régimen de gananciales cuando nos casásemos). Era cariñoso y amable. También me pagaba las fantas. Un día tenía el fregadero atascado y por no fastidiar las uñas (al día siguiente David y yo íbamos una boda; bueno, es una excusa como cualquier otra, siempre he tenido excusa para no tener que usar las manos para hacer algo) llamé a un teléfono que habían puesto en el portal en el que decían que hacían todo tipo de servicios a domicilio, 35 reales (imaginé que era la medida de la llave que usaba, no sé mucho de llaves ni bricolage,
a mí no me preguntes sólo soy una chica jijijij). Entonces apareció Mohamed. Fue un flechazo. Tuvimos una relación que era todo pasión, un fuego imparable calentaba nuestros corazones. Él me daba zambomba día sí y día también, y aunque parecía no importarle mucho lo que yo sentía, sé que en el fondo me quería (como han hecho todos los hombres que me han visto, por otra parte).
Los primeros días fueron bien, David no se enteraba de nada, y yo disfrutaba del dinero de David y del pollón de Mohamed. Un buen día, David sospechó algo, ya que vio a Mohamed escondido en pelota picada en el armario. El pobre Mohamed se puso a hacer como que hacía agluciones, por su religión, y libramos. Pero las sospechas de David aumentaron cuando me pilló diciéndole a Mohamed que lo quería por tfno. Creo que el día que me pilló con él en una esquina del parque público al lado de nuestra casa hizo que poco a poco David empezara a casar las cosas. Al poco me dijo que me dejaba, el muy cabrón egoísta, pero no me importaba, porque tenía a Mohamed.
Pero éste llevaba días sin dar señales de vida. Le llamé durante las siguientes semanas, sin respuesta, hasta que un buen día me acerqué hasta la oficina del paro a preguntar si había ido por allí a pedir trabajo. Como buen funcionario español, el funcionario (interino) se pasó por el forro la ley de protección de datos y me dijo que Binladen, como él lo llamaba entre risas, no sé por qué, había empezado a cobrar un subsidio, y que, como hacen todos los "marruecos" (así los llamó también), se había ido a toda prisa a su país a vivir como un "marajá" ("nunca mejor dicho", agregó entre risas el funcionario) durante los meses en que estuviese cobrando, que allí con 400 euros eran los dueños del cotarro y los amos del percal y un montón de expresiones tópicas más que significan lo mismo y que ahora mismo no recuerdo.
Ahora David tiene otra chica, y yo estoy sin novio, sin dinero, sin casa y sin fantas. En fin, que si me hubiese podido controlar, ahora no estaría como estoy. Sólo decir a todas las lectoras de
Pronto que sepan controlar sus impulsos, es decir, que laven bien las sábanas tras engañar a sus chicos, que planifiquen bien las horas a las que van a estar en casa unos y otros, y que sepan en todo momento dónde se encuentran para no coincidir con ellos cuando cabalgáis a otro hombre.