Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba

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Renault Mégane CC 2.0 dCi Privilege, a prueba

  • en: Enero 08, 2011, 00:03:31


Comenzamos 2011 con muchas ganas de ofreceros lo mejor de nosotros  mismos, y ya es hora de estrenar la primera prueba del nuevo año. El  coche que hemos probado recientemente es el Renault Mégane Coupé-Cabrio, más conocido simplemente como Renault Mégane CC.  Es un descapotable de techo duro que con el techo cerrado es  equiparable a un coupé de cuatro plazas y conserva toda la comodidad de  un coche completamente carrozado. A la pulsación de un botón, pasa a ser  un descapotable muy funcional.
     
El Renault Mégane de segunda generación tuvo una versión  descapotable que junto a otros coches como el Peugeot 206 CC se  encargaron de popularizar un segmento de nicho hasta entonces gracias a  unos precios asequibles y la funcionalidad de un coche carrozado  al completo. La primera generación del Mégane tuvo una versión  descapotable y antes el Renault 19 también tuvo una versión  descapotable, pero ambas con techo de lona y por tanto con sus  correspondientes ventajas e inconvenientes.
     
     
De unos años a esta parte, el segmento de los cabrios de techo duro  ha pasado de ser un mercado minoritario y exclusivo con coches como el  Mercedes SLK o SL a popularizarse en gamas  compactas y utilitarias. Concretamente, seguro que todos conocéis a los  Opel Astra TwinTop o los Ford Focus CC. Incorporaciones recientes al  segmento tienen nombres como Peugeot 308 CC o el vehículo que nos ocupa, el último en llegar. ¿Qué tal se defiende este francés desmelenado? No nos dejes para averiguarlo.
     

     
Diseño más esbelto y personal

     
El ADN de familia es  reconocible a la legua si miramos a nuestro Mégane CC desde delante. La  integración del emblema de Renault en su frontal y sobretodo, la forma  del paragolpes lo asocian directamente a la familia compuesta por los Mégane berlina, Coupé y Sport Tourer.  Al mismo tiempo, es parte de la imagen de marca de Renault y podemos  encontrar similitudes incluso en los Scénic. Ahora bien, si somos muy  observadores, podremos advertir que la forma del paragolpes tiene un  aspecto exclusivo para este modelo.
     
Se deja notar en la forma de las entradas de aire verticales, rodeadas de un paragolpes pintado, diferente a los acabados GT Line y estándar de otros Mégane. Nos movemos hacia su perfil, y vemos que los años han hecho crecer al cabrio, que ahora mide 4.48 metros de largo  (13 cm más que su predecesor). Lo cierto es que desde el exterior no da  la impresión de ser un coche largo, aunque a la hora de aparcar sí que  se nota. Tiene una vista lateral muy esbelta, con líneas cuidadas y elegantes.
     



     
Las llantas de 17 pulgadas y el blanco metalizado también ayudan. Los arcos del parabrisas en color plateado  y el propio techo en color negro forman una combinación muy bonita,  aunque personal. Observamos que la zaga es algo voluminosa, una  característica común a todos los descapotables de techo duro: deben  dejar espacio suficiente para el maletero y el plegado del techo más su  correspondiente hidráulica es un conjunto voluminoso. Desde atrás, la  parte trasera es comedida, con unas bonitas ópticas.
     
Hay que decir que los intermitentes son algo pequeños y los demás  pueden no verlos demasiado bien en algunas condiciones climáticas. Sólo  el nombre del modelo y una indicación que nos dice que estamos ante una  versión turbodiésel – sin especificar – llaman nuestra atención. El tubo  de escape está camuflado bajo el paragolpes. En mi opinión, hubiese  quedado bien destacarlo, colocar una o dos colas cromadas bien visibles.  Quizá para futuros lavados de cara, quién sabe.
     
Descapotando al Mégane

     
El techo acristalado – superficie de 0.47 metros cuadrados – se pliega en 21 segundos.  El proceso es muy sencillo: hay un botón en la parte baja de la consola  central que tenemos que mantener pulsado durante el proceso. Un aviso  nos impedirá hacerlo si el maletero está abierto o su toldillo de  separación no está en posición. Pulsamos y los cristales bajan  ligeramente, posteriormente la tapa del maletero se abre y el techo se  pliega en dos partes en el hueco que deja libre. La tapa se cierra y los  cristales vuelven a subir ligeramente.
     



     
¡Ya estamos descapotados! Como apuntes adicionales, los cristales se pueden bajar individualmente  – hay cuatro, dos muy pequeños para las plazas traseras – pero sus  controles son sólo accesibles en las plazas delanteras. Con un botón  situado en la puerta del conductor se pueden bajar todos los cristales  al mismo tiempo, dejando sólo el parabrisas como protección contra los  elementos. En la segunda parte os hablaremos de la comodidad con el  coche descapotado y más tarde de cómo afecta al maletero circular sin  capota.
     
Análisis del interior

     
Un Mégane en las plazas delanteras

     
El Renault Mégane CC no se diferencia en nada de otros Mégane en cuanto a las plazas delanteras.  Nuestra unidad venía equipada con el acabado Privilege, el tope de gama  y además cuenta con algunos extras. Me acomodo en el asiento de cuero  (con ribete blanco), que tiene una buena sujecion lateral para espalda y  piernas. Me parece que tiene el tamaño justo, no me resulta ni pequeño  ni grande. El asiento del conductor es regulable en altura – importante  si somos altos – y tiene regulación lumbar manual.
     



     
Ante los ojos del conductor está la instrumentación,  con un cuentarrevoluciones a la izquierda, un velocímetro digital en  posición central y una pantalla multifunción para el ordenador de a  bordo a la derecha. El velocímetro está rodeado por una pequeña esfera  que se ilumina hasta la mitad en color verde cuando activamos el control  de crucero. Su segunda mitad se ilumina en rojo si superamos dicha  velocidad o superamos la velocidad que hemos fijado en el limitador. Un  detalle interesante y visualmente efectivo.
     
Las calidades del coche me han parecido buenas en general, el salpicadero es de una sola pieza y ajusta muy bien.  Está formado por un plástico blando. El plástico es ya duro en su parte  inferior, rodeando climatización y equipo de música, pero sigue  ajustando bien. Donde vamos a encontrar un tacto no tan satisfactorio es  en el revestimiento interior del parabrisas o en los tiradores de las  puertas, que crujen ligeramente al ir a cerrar las puertas. Es un  interior bien rematado, pero con detalles algo “baratos” incluso en el  acabado Privilege.
     



     
Otros ejemplos son el tirador de plástico de la guantera o el  plástico junto al posavasos bajo la consola central, fácil de rallar.  Una de cal y una de arena, pues el tacto de la radio o los mandos del  climatizador rezuma calidad por los cuatro costados. Volviendo un poco a  la ergonomía, el conductor tiene tras el volante un  mando multifunción desde el que controla funciones de audio. Se colocan  en dicho lugar en vez de el volante, donde se ubican únicamente los  accesos directos al control de velocidad de crucero.
     
Hay que acostumbrarse a su manejo, acaba resultando sencillo aunque  al principio es algo chocante. Otros Renault montan soluciones  idénticas. El acceso a los mandos de la consola central es muy  satisfactorio, están a mano. La integración de la tarjeta de acceso con el botón de arranque  y su colocación también son satisfactorias. Tras la palanca de cambios y  el mando para descapotar el coche está el control manual del navegador  TomTom integrado, su uso es muy intuitivo y lo desglosaremos en la  tercera parte.
     



     
El freno de mano es eléctrico, y está junto al botón que activa el control/limitador de velocidad. Para el freno de mano es un sitio correcto, pero resulta bastante incómodo  meter la mano entre los asientos para poder activar esta función. En  cuanto a huecos portaobjetos, en las puertas caben botellas de medio  litro y hay dos huecos portavasos bajo la consola central, donde pueden  ir bien monedas o llaves. Entre los asientos hay un cofre relativamente  grande, como podéis ver en la imagen.
     
Completando el repaso a las plazas delanteras, hablemos de espacio. En todas las cotas, un conductor de 1.83 metros puede estar holgado.  El asiento tiene recorrido más que suficiente para una persona de hasta  dos metros, que tendría que bajar el asiento para no rozar con el  techo.
     





     
Plazas traseras

     
Son considerablemente mayores a las del primer Renault Mégane CC,  pero siguen sin ser amplias. Es un problema común a todos los cabrios de  este tipo. Fundamentalmente, el problema que tienen es simplemente el espacio para las rodillas.  Si los pasajeros delanteros tienen el asiento en posición algo retirada  (miden más de 1.75 metros) sólo cabrán personas bajitas en los asientos  traseros sin que sus rodillas golpeen el asiento delantero. Si los que  van delante son bajitos no hay problema alguno.
     
El cajón entre los asientos delanteros tiene un hueco para que los  ocupantes traseros dejen algún objeto, pero limita su movimiento, ya que  lo golpean con las rodillas con frecuencia. Las plazas traseras quedan  anuladas si colocamos el deflector opcional (nuestra unidad lo llevaba),  hablaremos de ello en la segunda parte. Un detalle positivo es que  tienen bastante espacio hasta el techo y el apoyo lateral de los asientos es bastante marcado, me atrevería a decir que mayor que el de los asientos principales.
     

     
Maletero con trastorno bipolar

     
En los cabrios de techo duro retráctil el maletero suele ser una  zona conflictiva. Si hacemos el maletero grande nos sale un coche culón.  Si hacemos un coche esbelto el maletero es pequeño. En Renault han  mantenido un buen compromiso. La capacidad del maletero con el coche  capotado es de 417 litros, con unas formas bastante  regulares. El anterior Mégane CC tenía 490 litros con el techo en  posición. Para descapotarlo hemos de colocar la cortinilla retráctil en  posición, de lo contrario el coche no nos dejará quitar la capota.
     
Esta cortinilla indica el límite hasta el que podremos cargar  objetos sin que interfieran en el funcionamiento de los mecanismos del  techo. El volumen del maletero con el coche descapotado es de 211 litros,  superior en 21 litros al Mégane CC previo. La boca de carga es baja y  tiene una altura de 258 mm, según Renault la mejor del segmento. Con  este volumen podemos cargar hasta tres maletas compactas de cabina sin  problemas, pero nada más. Bajo el maletero hay una rueda de repuesto de tamaño completo.
     







     
Comenzamos el repaso técnico al Renault Mégane CC. Este coupé descapotable de carrocería monocasco mide 4.48 metros de largo,  1.81 metros de ancho y 1.43 metros de alto. Tiene una batalla  relativamente larga, de 2.609 mm. Otros datos técnicos interesantes son  el Cx, de 0.329 y su peso. Debido al mecanismo de la capota y la  necesidad de incluir refuerzos estructurales para no perder rigidez al  circular sin capota, su peso es de 1.700 kg exactos. Son aproximadamente 240 kg adicionales sobre un Mégane berlina con el mismo motor.
     
     
El motor de nuestro coche de pruebas es un 2.0 dCi empleado por la Alianza Renault-Nissan  en gran variedad de modelos. Es un cuatro cilindros montado en posición  delantera transversal, que mueve las ruedas del eje delantera. Con  sistema common-rail de tercera generación, turbocompresor de geometría  variable, intercooler y filtro de partículas, genera 160 CV a 4.000 rpm y un sano par máximo de nada menos que 380 Nm a 2.000 rpm. Tiene un par específico muy alto para su cilindrada.
     

     

     
Las prestaciones de ficha indican un 0 a 100 km/h en 9.4 segundos  y una velocidad punta de 215 km/h. Un Mégane berlina con el mismo motor  acelera de 0 a 100 km/h en un segundo menos, principalmente por la  diferencia de peso. El consumo homologado medio de nuestro protagonista  es de 6.7 l/100 km. En ciudad sube a 8.6 y en ciudad  baja a 5.6 l/100 km. Son consumos relativamente elevados, causados  principalmente por la potencia del motor, su suavidad en la entrega de  potencia y el elevado peso del vehículo.
     
Emite 175 g/km de CO2 según la ficha técnica, por lo que paga el 9.75% de Impuesto de Matriculación.  Es un tracción delantera, que transmite al suelo la potencia a través  de una caja de cambios manual de seis relaciones con desarrollos muy  adecuados, por ejemplo 50 km/h por cada 1.000 rpm en quinta marcha. Las  llantas de 17 pulgadas llevan neumáticos Bridgestone Potenza de medidas  225/45 R17. Su suspensión delantera es  indpendiente (McPherson), la trasera semi-independiente de brazo tirado  con viga transversal de torsión.
     

     
Los frenos delanteros tienen un diámetro de 296 mm en sus discos  ventilados, los traseros 260 mm. Tiene un depósito de combustible  grande, de 60 litros. Encendemos el motor, ¡veamos cómo se comporta!
     
Análisis dinámico y consumos

     
¿Cómo se comporta en el tráfico urbano?

     
He tenido ocasión de conducirlo en el denso tráfico urbano de Madrid – demasiado denso a veces – y la impresión que nos da es similar a la de un coupé de cuatro plazas.  Con la capota colocada no se filtra frío o ruidos y nada cruje al tomar  un bache. La visibilidad delantera es buena y los retrovisores tienen  un tamaño adecuado para controlar el tráfico. Aunque es un coche  relativamente largo, no nos ha costado acostumbrarnos a sus  proporciones.
     
En este tipo de coches es habitual tener una visibilidad trasera  comprometida debido a los anchos pilares, la estrecha ventanilla trasera  o una zaga voluminosa. En el Renault Mégane CC  no hay problemas de visibilidad, aunque hay que reconocer que la zaga  es voluminosa y elevada, dificultando ligeramente las maniobras de  aparcamiento. Aún así, es sencillo de aparcar gracias a que lleva sensores de aparcamiento delanteros y traseros. Los traseros son de serie en el acabado Privilege, los delanteros opcionales.
     

     
Es un coche sencillo de conducir en ciudad, en parte gracias a una  dirección bastante asistida y una suspensión ligeramente enfocada al  confort. El embrague no es especialmente duro o blando y las marchas  entran sin problemas. El motor se ve cómodo rodando a regímenes bajos  y si queremos potencia no tenemos más que hundir el pedal derecho. Un  detalle a reseñar es la suavidad del motor y las pocas vibraciones que  transmite. Algún compañero me preguntaba si era de gasolina.
     
Se debe a una relación de compresión baja – 15.5:1, de las más bajas  en turbodiésel – y a un buen trabajo de compensación por contrapesos en  el volante de inercia. Por lo que he podido medir, en ciudad con mucho  tráfico los consumos se estabilizan en torno a los 9 l/100 km, un valor correcto.¿Y qué pasa cuando quitamos la capota? En pleno invierno, con cuatro grados de temperatura exterior estamos muy cómodos y no pasamos frío – eso sí, calefacción a 28 grados y con sudadera – sin capota y con las ventanas subidas.
     


Detalle del mecanismo de la capota
     
He de decir que me llevé alguna mirada un tanto extraña, supongo que  unas cuantas personas valoraban si estaba loco. El aire no se cuela por  ninguna parte, no se forman turbulencias y se puede hablar sobre  cualquier tema sin tener que levantar la voz.
     
Carácter rutero para la autopista

      
Durante el tiempo que disfruté este Mégane hice más de 2.200 km a su volante. Casi tres cuartas partes han sido de autopista. Con su peso y una planta muy firme gracias a sus “zapatos”, es un coche aplomado  y sencillo de conducir en autopistas. La dirección tiene un guiado muy  sencillo y consistente, no hay que estar haciendo correcciones de  dirección constantemente. La suspensión no es blanda – ni excesivamente  firme – pero filtra sin ningún problema esas molestas juntas de  dilatación.
     
Un detalle que me ha sorprendido al circular en autopista con este coche es que es muy silencioso en su interior con la capota puesta. A 140  km/h de marcador (unos 132 km/h reales) es posible escuchar la música  con detalle y conversar a un tono normal con otra persona. Los asientos  delanteros son amplios y cuentan con muchas regulaciones para que seis  horas casi seguidas a su volante no pasen factura a nuestro cuerpo. Hay  que agradecerlo a la regulación lumbar y el ajuste total del volante.
     



     
En autopista es el terreno ideal para explorar el funcionamiento del  control de velocidad. Ya que mi viaje se dió a horas con muy poco  tráfico, fijé la velocidad a 130 km/h. Tras encender el control de  velocidad – de manera molesta – y fijarlo con el volante, la esfera del  velocímetro se rodea en color verde hasta su mitad. Si queremos  adelantar o pisamos más el acelerador ilumina su segunda mitad en color  rojo para indicarnos que nos hemos pasado de velocidad y podemos perder  también algún punto.
     
El limitador de velocidad es interesante, si pisamos el acelerador  no pasará de la velocidad que hemos fijado. Si necesitamos respuesta y  más aceleración con dar un pisotón firme al pedal derecho se desactivará  y no volverá a activarse hasta que bajemos de la velocidad fijada. La respuesta del motor es muy satisfactoria.  Mantiene la velocidad en pendientes pronunciadas a alta velocidad y  tiene muy buenas recuperaciones gracias a su enorme par máximo y a su  régimen de giro.
     
A 120 km/h de marcador gira casi a 2.500  rpm, en su régimen de par máximo y con elevada potencia. Sólo si lo  dejamos caer de 1.500 rpm en marchas largas tendremos que reducir  marchas. Su sonoridad es muy contenida, apenas se escucha girar y podría  pasar perfectamente por un gasolina, también por elasticidad. En cuanto  a los consumos, obtuve una media de 7.3 l/100 km en autopista. Ahora bien, parte del recorrido tenía grandes desniveles y en ningún momento quité el control de velocidad a 130 km/h.
     

     
También es un detalle a mencionar que hacía mucho frío, hasta 6ºC en algunos puntos. Conduciendo ya a un ritmo más tranquilo por la M40 y M50 en Madrid el consumo a una media de unos 100105 km/h fue de 6.1 l/100 km.  Aún así, y teniendo en cuenta la potencia y peso del coche, me parece  un consumo algo elevado. No desmesuradamente elevado, está dentro de lo  esperado, pero algo elevado. El Renault Mégane CC con motor 1.9 dCi de 130 CV homologa casi 1 l/100 km menos en ciclo combinado.
     
Sobre ir descapotado, sin deflector y hasta unos 100 km/h no notamos  el efecto del viento, un pequeño cristal trasero evita las  turbulencias. De ahí en adelante empiezan a levantarse los vientos, que  pueden ser tempestades a 130 km/h. Con el deflector opcional  colocado – inutiliza las plazas traseras – aún a 120 km/h no tendremos  turbulencias, pero sí tendremos que hablar más alto. Es un accesorio que  merece la pena en mi opinión, es un extra barato (270€) que aporta  mucho confort.
     
Un coche para disfrutar tranquilamente en carretera

     
El comportamiento del Renault Mégane CC podría describirse como seguro y tranquilo. Aunque lleve el motor más potente de la gama – 2.0 dCi de 160 CV -  su bastidor no está diseñado con la deportividad pura en mente, ni lo  pretende. Como hemos comentado, es pesado y no tiene el centro de  gravedad tan bajo como sus hermanos de tres y cinco puertas. Al afrontar  curvas notamos esas inercias, y si las tomamos bastante rápido la  carrocería se inclina de manera clara y ostensible.
     

     
Aunque esto ocurra, la dirección me ha parecida precisa – aunque  poco responsiva – y el guiado del cambio cómodo para conducir rápido,  aunque de nuevo, transmite relativamente poco al conductor. En una  conducción ágil es cuando realmente se disfruta el motor. Aunque a  muchos no les guste la idea de un motor diésel, a falta del inminente  2.0 tCe de 180 CV, estamos conduciendo el motor óptimo. Es un motor muy elástico, poco sonoro y que se estira hasta la barrera de las 5.000 rpm sin perder fuerza hasta pasar las 4.500 rpm.
     
Tiene un tacto muy agradable, e incluso a regímenes tan bajos como  1.300 rpm el motor empieza a responder y no parece molesto porque le  hagamos trabajar en esos márgenes. El Renault Mégane CC viene equipado de serie con control de estabilidad, control de tracción y ABS  con distribución electrónica de frenado. El control de estabilidad  entra en funcionamiento sólo cuando es necesario, pero es tajante en su  desempeño. Lo hemos puesto a prueba en circunstancias complicadas y  trabaja con franca calidad.
     

     
Apurando al límite, es un coche subvirador pero muy poco nervioso,  en una palabra seguro. Pero casi parece impropio provocar esas  reacciones en un coche así. En resumen, podríamos decir que cómo vamos a  disfrutar el Renault Mégane CC es en una carretera  secundaria, contemplando el paisaje, a no demasiada velocidad, y con la  capota bajada (aunque sea invierno). Si queremos potencia, la tenemos  bajo el pie derecho, con una entrega elástica y contundente que aporta  seguridad a la hora de adelantar o incorporarnos a vías más rápidas.

http://www.diariomotor.com/2011/01/05/renault-megane-cc-2-0-dci-privilege-a-prueba-i/
http://www.diariomotor.com/2011/01/07/renault-megane-cc-2-0-dci-privilege-a-prueba-ii/
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He de decir que de lateral no me parece nada agraciado (por no decir una palabrota). Primero por esos pilotos tran enormes que se ven de perfil, pero sobretodo por la diminuta/ridícula rueda trasera que se vé en relación al enorme culo que tiene.

Eso si, hace ya un tiempecito vi uno en directo, aparcado, y os aseguro que no iba ebrio al volante, lo vi de pasada y me pareció "bonito" con matices. Mejor que el anterior Megane CC. Incluso me pareció verle una linea mucho más conseguida de perfil, y ahora que lo aprecio más al detalle con las fotos, no se yo como lo tuve que ver en su momento, que parece otro completamente distinto al que vi :roto2:
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Que horror!Que cintura,que aletas,que desproporción de culo,parece que lleva llantas de 13"



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Que horror!Que cintura,que aletas,que desproporción de culo,parece que lleva llantas de 13"



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100% deacuerdo!!!

cuando vi esa foto descapotando... pensé que el coche haría un caballito y tooo!
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Vaya armatroste.....

La foto en el momento de descapotar es todo un poema...

Vaya precio estético que se paga para lograr conciliar un coche para papá, mamá y los niños con la ilusión de poseer el coche descapotable que papá soñaba en la infancia....

Se ha "socializado" al descapotabe, y lo que hace años era un coche de culto reservado a unos pocos ha llegado al coche familiar para todos, pero a que precio estético....

Por cierto me he quedado muy sorprendido de que la diferencia de peso entre la versión "normal" y la cabrio alcance los 240 kgs adicionales con los que carga el descapotable.

Muy bien por el contrario la capacidad del maletero en descapotado, superando los 200 litros, pero volvemos a lo de antes....para lograr eso meten una cintura altísima y una zaga trasera que es un mazacote.
« Última modificación: Enero 08, 2011, 20:33:18 por Jotaeme »
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bueno!!!  Jota!!!    eso último yo estoy bastante contento!!!!   pierdes esa exclusividad, pero haces más accesible el concepto de descapotado a todo el mundo!!!!      aunque a veces hay cada ejemplo que tira pa atrás!!!!     habría que hacer un ránking de los 4 plazas descapullables más bonitos o pasables!!!!  sin parecer transformers, o cosas forzadas!
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bueno!!!  Jota!!!    eso último yo estoy bastante contento!!!!   pierdes esa exclusividad, pero haces más accesible el concepto de descapotado a todo el mundo!!!!      aunque a veces hay cada ejemplo que tira pa atrás!!!!     habría que hacer un ránking de los 4 plazas descapullables más bonitos o pasables!!!!  sin parecer transformers, o cosas forzadas!

Me parece que si hablamos de cuatro plazas de techos duros con imagen razonable, creo que bmw se lleva la palma con su serie 3 cabrio muy bien resuelta.

Ya si hablamos de techos de lona y cuatro plazas hay cosas bien resueltas en muchas marcas, los Mercedes cabrios en lona son muy finos estéticamente por ejemplo.   Y antes de que llegase la moda de los transformers, hasta el megane coupé en techo-lona era bonito;  hay uno amarillo muy cuidado en el garage de mi casa y está muy bien
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Vaya armatroste.....

La foto en el momento de descapotar es todo un poema...


 :elrisas:

Parece mentira que sea una foto comercial de Renault  :facepalm:
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bueno!!!  Jota!!!    eso último yo estoy bastante contento!!!!   pierdes esa exclusividad, pero haces más accesible el concepto de descapotado a todo el mundo!!!!      aunque a veces hay cada ejemplo que tira pa atrás!!!!     habría que hacer un ránking de los 4 plazas descapullables más bonitos o pasables!!!!  sin parecer transformers, o cosas forzadas!

Me parece que si hablamos de cuatro plazas de techos duros con imagen razonable, creo que bmw se lleva la palma con su serie 3 cabrio muy bien resuelta.

Ya si hablamos de techos de lona y cuatro plazas hay cosas bien resueltas en muchas marcas, los Mercedes cabrios en lona son muy finos estéticamente por ejemplo.   Y antes de que llegase la moda de los transformers, hasta el megane coupé en techo-lona era bonito;  hay uno amarillo muy cuidado en el garage de mi casa y está muy bien

+1, la primera vez que vi de lejos el Serie3 CC con el techo puesto, tuve que mirarlo bien porque me pasó completamente desapercibido el techo escamoteable.

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