Impresionantes historias algunas.
Os cuento yo una que tuve con mi primer coche, un Ford Fiesta de 2a generación, los siguientes a los cuadrados.
Bajábamos por los lagos de Quesa, recorriendo un puerto de montaña sin quitamiedos y de una altura considerable. Íbamos mi novia, otra pareja y un amigos. Cinco en el Fiesta con el equipaje de fin de semana de todos. La edad (19 años) junto con la inexperiencia y la gilipollez me hizo cometer un error del cual ya aprendí.
Bajé haciendo el tonto, en plan rally, y como no podía ser de otra manera perdí el control del coche y se me fue hacia el precipicio. Y cuando digo precipicio me refiero a que el coche se quedo apoyando con la panza en el asfalto y sujetándose a éste con las ruedas de detrás, las de delante estaban totalmente en el aire, al borde de un precipicio de unos 6 pisos, sólo me acuerdo que veía las copas de los árboles allá abajo.
Nos quedamos quietos con cara de susto y las cabezas hacia atrás, dije "Quietos, no os mov.....", el que iba a mi lado ya había saltado al asfalto jaja, qué cabrón. Puse el freno de mano y salí yo para que hubiera más peso detrás. Luego cuidadosamente salieron los de detrás. Bajamos andando a buscar a alguien que nos sacará y encontramos a un señor con un 4x4 que nos sacó de allí. Cuando llegamos donde estaba el coche había un montón de coches parados alucinando con la escena y diciéndonos que habíamos vuelto a nacer.
Nos lo sacaron y nos fuimos tan tranquilos a comer.